Our Adventures [M&M]

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Tantas primeras veces...

A los 6 años, Martinus decidió que ya no hablaría más con Marcus porque lo había traicionado, Marcus le había prestado su color amarillo a otro antes que a él, ¡Él lo pidió antes! ¿Por qué no se lo dió a él? Eso tenía un único nombre: traición.

Mientras que en otra parte del mundo no muy lejos del menor, existía un pequeño Marcus que no entendía, era un color sin importancia. Martinus podía utilizar el anaranjado, incluso quedaría mejor en su dibujo. A veces era muy extrañó.

La noche fue la parte de más difícil de todas porque sus papás se dieron cuenta de su pelea y ahora pedían respuestas.

—Marcus es un tonto— fue lo primero que declaró.

—Tú eres cuatro veces más que yo.

—Pues tú eres diez veces más.

—¡Oigan! ¿Martinus porque le hablas así a tu hermano?

—Porque lo es—. Cruzó sus brazos intentando parecer molesto. Esperaba que se viera molesto, cuando su papá los regañaba también se cruzaba de brazos, la acción definitivamente tenía que funcionar con él también.

—¡Martinus!— reprendió su padre —Marcus, ¿Por qué están molestos?

—¡Yo no lo estoy! Él está loco. M-me ha mirado y dicho cosas fe-feas todo el día—. Sus ojitos adquirieron un color rojito en advertencia de que un llanto se avecinaba.

—¿Martinus?

—Le prestó el color Amarillo a Even en vez de a mi.

—Te dije que lo usarás después de él.

—¡Yo lo quería en ese momento, no después! ¡Lo pedí antes!

—¡No es cierto!

—¡Sí es cierto!

—¡No!

—¡Sí! ¡Puede que haya sido unos segundos después, pero lo pedí antes! ¡Ya no eres mi hermano!

—Bien, ¡Me quitaré la cara y me pondré una nueva!

—¡Yo iba a hacer eso!

—Pues te gané la idea.

—¡Yo lo dije primero!

—¡Eres un mentiroso!

—¡Pues tú eres feo!

—¡Tenemos la misma cara!

—Pero yo soy más bonito.

—No, tu cara es fea y ese lunar en tu cara te hace más feo. Los lunares son feos.

—¡Mamá!

—Eres un bebé feo.

—¡Estás molesto porque soy más hermoso que tú!

Del otro lado de la mesa sus padres se divertían con la discusión, cuando los vieron ser groseros el uno con el otro les preocupaba que hubiera pasado algo grave, no que tuviera la culpa el color amarillo.

—Ambos, basta. Martinus, Mac puede prestarle sus colores a quienquiera y tú puedes esperar. No pasa nada si esperas un poco—. Explicó con paciencia su padre.

—P-Pero él no me lo prestó.

—Es un lápiz de color. ¿Es más importante un lápiz de color que tú hermano—. El chico de la casa asintió —. ¡Tinus!

—Bueno, Marcus es un poquito importante, pero un poquito.

—Sólo abracense y pidanse perdón—. Ordenó aún divertida su mamá.

Los hermanos no discutieron la orden.