Our Adventures [M&M]

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Bueno, se supone que Navidad es la época donde todos son felices y no hay preciones -a menos que seas padre- sin embargo para los niños de la casa, había muchas preocupaciones, demasiadas, o quizás, una en específico. Ciertamente sus padres no lo entendía, todos los años era lo mismo, Marcus y Martinus verían muchas películas de navidad donde no importará el qué, Santa Claus siempre traía regalos y salvaría la noche pero entonces ellos se darían cuenta de que no tenían chimenea.

Todos sabemos lo que pasa cuando un niño cree que Santa no le dará regalos.

Marcus era quien lloraba más, había pedido con todo su corazón un micrófono que había visto en el centro comercial y saber que no lo tendría le provocaba un dolor en su pechito.

—¡Tinus, no tenemos chimenea!—. Sollozó el mayor de los hermanos. —S-santa no vendrá.

—¡Yo quiero mi pelota!— exigió el otro entre lágrimas.

Debido a que su madre lo experimentó antes, en esa ocasión decidió no meterse en sus lloriqueos, ambos debían aprender a calmarse y entender que llorar no haría que una chimenea mágica apareciera solo para darles regalos. Claro que a su madre se le encogía el corazón al verlos tan desepcionados, ¡ella ni siquiera sabía porque no tenían una!

Mientras ella miraba una serie en su canal favorito con una taza de chocolate, sus hijos lloraban en el último escalón de las escaleras mientras jugaban con sus carritos.

—Si vendemos nuestros carritos ¿será suficiente para que podemos hacer una chimenea?

—Mamá dijo que eran caras y que nosotros no la podíamos hacer.

—Nuestros carritos también son caros.

—Pero ya no tendríamos carritos, Marcus.

—¡Oh! Es cierto— lágrimas nuevas salieron de sus irritados ojitos.

Su mamá no pude evitar reír un poco por lo tierno que eran sus niños. Ojalá siempre fueran unos niños...

A la mañana siguiente despertaron igual a un día normal. Su recién levantada no les permitía entender lo que pasaba en la sala.

—¿Quieren algo en especial para desayunar?—. Preguntó su madre.

—Quiero leche caliente.

—Yo quiero lo mismo que Marcus.

—Bien—. La señora Gunnarsen le dió una mirada a su esposo, inmediatamente él supo que el plan había iniciado.

—¡Marcus! ¡Martinus! ¿Tienen idea de quién son los regalos que están debajo del árbol?—. Su voz sonaba tan falsa que agradeció que sus hijos aún fueran pequeños para reconocer detalles así.

Al escuchar a su papá ambos se miraron y corrieron al árbol.

—¡Mamá, papá! ¡Miren, es mi micrófono!

—Mi pelota es genial.

—Pero mi micrófono es mejor.

—No, mi pelota lo es. Mira—. Y lanzó su pelota contra la mano de Marcus provocando que abriera su mano y callera una caja donde dentro estaba  su micrófono.

—¡Mamá!

—¡Ey, no llores! No le pasó nada—. Recogió la caja y se la entregó a su hermano —Si dejas de llorar te diré el secreto de como estos regalos llegaron aquí.

Marcus con esas palabras olvidó la razón de sus lágrimas, por el otro lado, los papás de esos niños se miraban con miedo.

Soy: Marcus

Santa tiene una chimenea portátil que lleva a todas partes para que ningún niño se quede sin regalos. Martinus es muy inteligente.

Bueno, se hace lo que se puede xd