No Tengo Miedo

Abducción

(Cuento Corto)

Al salir de la escuela en el primer día de mi último año de secundaria, me doy cuenta que muchas cosas van a cambiar de acá a un año.

Pronto voy a decidir a qué universidad ir y dejar mi casa y mi familia para emprender mi propia historia. Muchas cosas cambiarán pronto y supongo que el cambio es bueno.

Pienso en esto pero por sobre todo pienso en la persona que me roba el sueño durante las noches.

—¡Hola!—Me grita desde atrás una voz aguda y femenina, cómo si estuviera leyendo mis pensamientos, cómo si supiera que quería que este acá justo en frente de mi.— ¿En qué pensabas?—Era mi mejor amiga, Ali.

—En nada.—Contesto recuperándome de la sorpresa.

—¿Sabías que está científicamente comprobado que el ser humano no puede pensar en “nada”?

—No me digas.

—Tu subconsciente siempre va a estar a la merced de la decodificación de cualquier pensamiento. Por eso es imposible no querer pensar en nada porque simplemente tu consciencia te incita a pensar en algo.—Dice Sonriente.

—¿Y en español?

—No podés no pensar en nada porque aún cuando decís que no pensás en nada, estás pensando en vos mismo pensando en nada. ¿Entendés?

—Emmm, creo que si, igual, no necesitaba toda la catarsis científica pero gracias. Aprendí que nada es mucho.

—¡Nada es Muchísimo! ¡Nada puede ser todo! ¿Qué vas a hacer esta noche?— Pregunta repentinamente.

—Creo que nada ¿Por qué? ¿Ahora me vas a decir que es imposible hacer nada?— ambos reímos.

—No tonto, te quería invitar a mi casa ¿Querés?

Dudo muchísimo y los nervios se me ponen de punta asique antes de avergonzarme a mí mismo le contesto.

—Eee... claro, estaría bueno.

—Dale, te espero a las nueve en mi casa, no llegues tarde.—Dice sonriendo mientras se aleja de mí entusiasmada.

Ahora me arrepiento, quizá por los nervios, quizá por el simple hecho de que estoy enamorado de ella desde quinto grado, quizá ella se percató de eso. No sé, pero todo es emocionante y aterrador a la vez.

Yo conozco al padre de Alina, es una de las personas más adineradas del pueblo y una de las más serias.

Posee una fortuna heredada de su familia que consta de varias chacras y locales de la ciudad.

Se dice por ahí que ellos dos nunca se llevaron bien. Pero bueno, supongo que esta noche lo voy a comprobar.

Al acercarme a mi casa me doy cuenta que hay dos patrullas policiales afuera. Cuando me ven, uno de los oficiales se me acerca agresivamente.

—Disculpe señor, buenos días—Me dice roboticamente.— ¿Usted conoce a Alina Ramírez?

De pronto me siento muy raro. ¿Porqué un policía investiga sobre mi amiga?

—Si ¿Por qué?

—Porque desapareció hace un par de minutos ¿Sabía algo?

Esa frase comienza a hacer eco en las cavidades de mi interior: desapareció, desapareció, desapareció...

La sorpresa me invade. El desconcierto me ataca. Esto debe ser una broma de mal gusto.

—N-No, hablé con ella antes de venir.—Digo disimulando un poco el asombro que me desborda.