El fin del mundo, El Inicio de la estupidez

58 5 14
                                    

(Micro)

El bombero abre los ojos lentamente, la cabeza le duele y se siente un poco descompuesto. A su alrededor ve como el desastre se extiende hasta más allá de las casas que están a la vista.

“¿Seré el único sobreviviente?” se pregunta a si mismo confundido.

Se pone de pie para contemplar más claramente el panorama, las casas cercanas están en llamas y algunas están parcialmente destrozadas. El cielo es de un color gris obscuro y del mismo cae una fina lluvia radioactiva. En el aire hay una niebla por partes espesa y por partes liviana.

El bombero saca de su mochila una máscara y se la pone. Respirar es un poco difícil con la máscara puesta pero no es tan perjudicial como no traerla puesta y morir.

Un sonido alerta al bombero, en realidad, son varios sonidos y se reproducen con continuidad e intensidad.

La curiosidad hace que el bombero se acerque al génesis de los sonidos. Mientras más se acerca, más se da cuenta de que son voces humanas “¡Genial! Más sobrevivientes.” Exclamo en su interior.

Al acercarse aún más ya puede distinguir dos figuras humanas enfrentadas. Con entusiasmo se acerca a ellos, pero nota que estos dos hombres no están charlando, están discutiendo.

—Si Dios existiera ¡Nada de esto habría sucedido!— dice uno de los hombres y el bombero supone por su comentario que es ateo.

—¿Por qué culpas a Dios? ¡Esto es culpa de la mano del hombre!— contesta el segundo hombre y el bombero lo identifica como un creyente.

—Señores, disculpen que los moleste.—dice el bombero respetuosamente.— Pero tengo dos mascaras en mi mochila, pueden ponérselas.

—Y aun en una situación como esta ¿seguís creyendo?— pregunta el ateo ignorando completamente al bombero.— ¡No lo puedo creer! Miles de personas murieron y tu supuesto Dios real pudo haberlo evitado así como otras tantas catástrofes en el acontecer humano.

—Esta y esas otras catástrofes de las que hablas fueron perpetuadas por el ser humano en su afán por tener más poder. La avaricia ha llevado a esta especie al borde de la extinción. ¡Dios no tiene nada que ver! Ojalá muchos se hubieran congregado en las tantas iglesias que existen, quizás unidos en oración y con fe, hubiéramos impedido este desastre.

—Las iglesias fueron creadas por hombres corruptos con la intención de saquear los bolsillos de las personas que allí asisten. Y las reuniones en iglesias son pretextos que usa la gente para rellenar sus vacías vidas con un relleno aún más vacío.

—Las personas asisten a las iglesias para sanar sus heridas y muchos lo hacen y yo lo he presenciado. Y sé que existen pastores y sacerdotes corruptos, pero generalizar de esa manera es un error casi primitivo.

—Señores por favor.— exclama el bombero nuevamente.— ¡Tienen que usar estas mascaras!

—Dios creo al mundo en siete días ¿no?— pregunta el ateo y nuevamente el bombero es ignorado— si supuestamente fue así, si un ser tuvo el poder para crear un mundo con todos sus sistemas naturales y su ciclo de especies y demás patrones ¿no podría el mismo ser impedir el desastre del mismo planeta que creó?

—Dios creo este mundo, pero nosotros lo habitamos. Y es nuestra entera responsabilidad impedir que este tipo de acontecimientos suceda, pero en vez de tratar de impedirlo hicimos todo lo contrario, lo impulsamos para que ocurra. Dios nos viene advirtiendo en la biblia que este tipo de cosas podrían suceder.

—¡No me hagas hablar de la biblia!

—¿Por qué te cuesta tanto creer en Dios?

—¿Sabes qué? Ahora sí creo en Dios, me convenciste.

—¿Enserio?

—Sí, ahora creo en Dios porque necesito odiarlo, y para odiar a alguien hay que creer que existe, entonces lo estoy odiando en este momento.

—Eso es muy infantil.

—¡Listo! Ya no lo odio porque volví a no creer en él.

—Caballeros por favor ¡Sigan esta discusión en otro momento!— presiona el bombero pero no es escuchado.

—¿Sabes qué?— pregunta el creyente.— Yo odio a los ateos… porque se la pasan hablando de Dios. Los ateos utilizan cualquier razonamiento que tengan a su alcance con tal de renegar de la existencia de Dios y de esa manera sentirse importantes y escuchados, asique no hablemos de vidas vacías.

—¡Ese comentario es muy errado! Hay muchas evidencias científicas que avalan que existimos gracias a procesos naturales y no a una intervención de cualquier entidad divina.

—¿Procesos naturales? ¿Cómo el big-bang? ¡Por favor! Es más fácil creer que Dios hizo al mundo en siete días a creer que nacimos siendo monos después de una estúpida explosión.

—Hablas mucho sin decir nada. Tu mente es tan estrecha que lo único que oigo salir de tu boca son claras banalidades. Además…— El ateo es interrumpido por una tos desgarradora a la que también se le une el creyente.

Luego, ambos caen en el suelo y comienzan a convulsionar.

El bombero solo mira desconcertado a los dos hombres mientras sus cuerpos se llenan de veneno toxico.

Después de unos segundos más, los dos hombres yacen sin vida en el suelo. El bombero se queda mirando los cadáveres tratando de no sentir tanta impotencia y luego, comienza a alejarse en busca de más sobrevivientes.

No Tengo MiedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora