Capítulo 16

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Capítulo 16

Despierto por el sonido que causa un golpe seco. Medio consciente me siento en el viejo y desgastado sillón, estiro mis brazos y después tallo mis ojos con las palmas de mis manos.

Un bostezo me asalta, soñolienta me levanto perezosamente, frunzo el ceño y dirijo mi mirada sobre todo el interior del pequeño apartamento.

Un golpe más, me sobresalto y ahogo un grito, me ha tomado por sorpresa.

Recuerdo hasta entonces que ese es el sonido que interrumpió mi sueño.

Alguien está tocando la puerta, y casi de inmediato se me viene a la cabeza mi vecino de ojos color esmeralda, nadie más podría ser. Una sonrisa se escapa de entre mis labios al pensar en la posibilidad de encontrarme con él detrás de la madera.

Camino hasta la puerta, tomo una inspiración profunda al mismo tiempo que intento pasarme los dedos entre mi cabello para domarlo un poco y después la abro. En efecto, Caleb Sallow se encuentra del otro lado, sonriente y fresco como siempre.

Sus ojos me inspeccionan desde arriba hasta abajo, me hace sentir muy incómoda.

Seguramente está pensado en lo descuidada y horrible que me veo en estos momentos. Pero díganme, ¿acaso existe alguien que en cuanto despierte se vea espectacular y no tenga un mal aliento mañanero?

¡Mierda, yo sí que tengo un mal aliento mañanero!

—Hola, Tamara —Caleb extiende sus labios en una grande y atractiva sonrisa. Sus ojos se posan sobre los míos, su mirada incluso se aprecia mucho más intensa con la luz de la mañana.

—Caleb—intento decir sin abrir mucho mi boca, le devuelvo la sonrisa, pero claro que sin mostrarle mis dientes.

—Creo que se me está haciendo costumbre venir por las mañanas —su voz irradia socarronería, pero su amistosa sonrisa me confunde.

—Es una mala costumbre —contesto lo más rápido que puedo, bajo mi mirada hasta llegar a mis pies desnudos, donde fijo mis ojos.

—Lo sé, no quería despertarte...en fin, me preguntaba, ¿dónde ha quedado el pequeño gato? Creo que es tiempo de que lo cuide, ¿no es así? Me siento como un mal padre.

¿De verdad era necesario y urgente venir a esta maldita hora por el gato? Caleb de verdad estás mal.

—Quizás sigue dormido, le gusta bastante dormir...—me encojo de hombros y echo una rápida mirada al interior del piso, sin encontrar al pequeño gatito de inmediato.

—¿Puedo verlo?

—Claro, si quieres pasa...iré a buscarlo.

Me hago a un lado y Caleb entra sin dudar. Cierro la puerta algo torpe, y me giro sobre mis talones, dispuesta a encontrar al diminuto animalito. La visita de Caleb me confunde un poco, pero bueno, así es él.

Lo más seguro era que estuviera en su cama improvisada, y por cama me refiero a una vieja toalla de baño que encontré en uno de los cajones del ropero, la cual hice bolita y al parecer al gato le fascinó, pues duerme plácidamente sobre esa montaña de tela desgastada todo el tiempo.

Caleb camina hasta el sofá, donde observa las cobijas y la pequeña almohada, su mirada se arraiga y estoy segura de haber notado un poco de confusión.

—¿Hay alguien más aquí? —pregunta con un notable tono de indiferencia.

—No...¿por qué lo dices? —ahora yo soy la confundida, ¿a qué se refiere con eso?

ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora