Capitulo 8

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Los días pasaron y la normalidad era lo único que la adicta deseaba. Sólo quería normalidad y que ningún problema más la atormentara.

Los exámenes los pasó con la mayor calificación otra vez.

Su mundo se había puesto en su lugar. Hasta hoy.

La llamada le hizo un agujero en el corazón. Siempre algo tenía que pasar para interrumpir con su paz.

-Mamá, no se si puedo ir este fin de semana.

-Deberías visitarnos más de seguido Spence, te extrañamos por aquí.

-Lo sé, es que estoy muy ocupada con todos los exámenes y no puedo encontrar un minuto para llamarte.

-Sabes que puedes enviar un mensaje e iré a buscarte linda.

-Por supuesto mamá, cuando quieras.

-Te amo hija.

-Yo también te amo mamá.

Al cortar la llamada sólo pudo inhalar profundo y desahogar un grito con una almohada de protección.

Desde la edad de catorce años siempre vivió con miedo de dormir, caminar o estar sola. En esa casa alguien le daba terror, ese alguien fue el culpable de que su vida se arruinara por completo. Su vida había cambiado y su silencio era eterno.

Spencer jamás hablaría, para ella todo era su culpa. Su maldita culpa.

Cuando llegó el momento de irse a la universidad ella solo le pudo agradecer a Dios lo bien que se sentía.

Se iría y también sus amigas. Más no podía pedir.

-¡Spencer!

Alejando la cara de la almohada trató de responder lo mas normal posible.

-Ya desperté.

-¿Puedo pasar?

-Claro, solo un segundo.

Al entrar al baño y cerrar la puerta le dio a Hanna la posibilidad de entrar.

-Wow, despertaste tarde hoy.

La rubia pudo notar la almohada húmeda y supo que estuvo llorando, algo normal en Spencer.

-No descuida. Desperté hace horas.

Observó a su amiga saliendo del baño con la cara húmeda de agua.

-¿Y si despertaste hace horas por que sigues en pijama?

-Estuve estudiando Hanna.

Admiraba la manera en que fingía que todo estaba bien. Pero por otra parte sólo quería que su amiga realmente estuviera bien.

-¿Que pasa?

Preguntó cuando se sentó en la cama junto a ella.

-Esta noche hay juego de ruedas.

La miró para ver su expresión.

-Si, como todos los viernes en la noche. ¿Quién te invitó?

-Caleb.

-De acuerdo, llámame cuando estés cerca y te aviso donde esta Martha para que entres.

-Oye, creo que no estás entendiendo.

Spencer solo la miró dudosa de lo que diría.

-Quiero que me acompañes.

-¿Que? Hanna no tengo tiempo.

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