Capitulo 9

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Ella era demasiado buena para negar algo. Además de que Hanna era muy persuasiva.

Luego de retocar su maquillaje pudo apreciarse de cuerpo entero frente al espejo.

La última vez que ella se había arreglado tanto fue hace un mes en la fiesta de la fraternidad.

Sus jeans le daban la mejor combinación a una remera ajustada de cuerpo. Aprovechó muy bien lo estrecho de su cintura.

Para tapar su busto casi inexistente, terminó por probarse un pequeño chaleco de jean oscuro, con el cual se quedó.

Sabía que allí todas las chicas usarían cosas del estilo motociclista y no quería llamar la atención por estar ni demasiado ni mal vestida. Simplemente iba a pasar desapercibida.

Y supo que así sería cuando vio el gran deslumbro que Aria y Hanna le daban.

-Llámanos cuando Martha se vaya a dormir.

-Y si para las seis no estamos aquí ve a buscarnos.

Al salir de su habitación ya lista pudo ver lo hermosas que se veían sus amigas a comparación de ella.

Emily se encontraba en el sofá del pequeño espacio de Aria y Spencer para hacer de guardia.

Ella solo sostenía su libro de álgebra mientras escuchaba atentamente a las indicaciones de las chicas.

-Oh por dios Spencer, estas hermosa.

Exclamó Hanna una vez que se dieron vuelta a mirarla.

-Realmente no me esforcé tanto.

-Una chica linda no necesita esforzarse para verse bien.

Añadió Aria, y tenía toda la razón.

Durante todo el viaje al espacio donde se ubicaban los motociclistas la joven estuvo pensando en eso. ¿Tan hermosa era? Y si era así. ¿Por que ella era la única que no se veía así?

Tal vez Hanna y Aria tampoco se habían esforzado por arreglarse, pero al ser bellas de naturaleza no lo necesitaban. ¿Y si ellas tampoco veían lo lindas que eran?

"Tus amigas son muy lindas".

-Tus amigas son muy lindas.

Fue lo que dijo su cuñado Ian Thomas. Lo había conocido hace unos pocos dias atrás en una cena familiar. Aún no llevaban mucha confianza.

Luego de ver como sus amistades subían a su habitación a cambiarse sus trajes de baño luego de un día de piscina, ella estaba en su patio colgando un par de toallas húmedas a las sillas cuando Ian se le acercó.

-Pues gracias.

Le sonrió en amabilidad mientras seguía haciendo lo suyo.

-¿Haces algún deporte?

La pequeña Spencer de catorce años no sabía que su cuñado miraba su cuerpo semidesnudo por completo por no mirarlo a la cara.

-De hecho practico hockey sobre césped en la escuela y tennis en el club.

Por fin lo miró mientras respondía.

-Se nota en tu físico. Sigue así Spencer.

Y con esto el hombre se dio vuelta de nuevo al granero.

La Hastings menor era demasiado inocente para comprender toda la situación. Esa sería la primera de muchas situaciones con su nuevo cuñado.

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