En El Décimo Día De Navidad, Mi Verdadero Amor Me Envió...
Diez Lores Saltando
Nueve Ladies Danzando
Ocho Elfos Limpiando
Siete Sirenas Nadando
Seis Serpientes Empollando
Cinco Snitches De Oro
Cuatro Cervezas De Mantequilla
Tres Veelas Francesas
Dos Hipogrifos
Y Una Perdiz En Un Peral~~~~~~~~~~*****~~~~~~~~~~
Decir que la noticia del embarazo del Salvador no fue una telenovela, era ser un mentiroso... fue peor. Ni siquiera había que echar un vistazo a los periódicos para saber la clase de artículos publicados alrededor. Lo peor en opinión de Harry no fueron los medios, sino sus propios amigos y la poca familia que le quedaba (Aunque había unas pocas excepciones).
Black, para empezar, amenazó con repudiar a Harry si no se separaba de Severus. Remus contuvo como pudo a Black y se disculpó con Harry y le dijo que no se preocupara, que eventualmente entraría en razón.
Severus no volvió a dejar que Black estuviera cerca de Harry.
Ronald Weasley, simplemente llegó con una manta de bebé y se la entregó a Harry. Era la manta de bebé de Ron. Cuando el pelirrojo le explico lo que era, Harry estalló en llanto y abrazó al menor de los Weasley mientras este lo tranquilizaba y le daba una mirada a Severus de "Dáñalo y te matare", pero en el fondo de esa mirada, estaba la aceptación muda de que su mejor amigo, amaba al murciélago grasiento y eso estaba bien para Ron.
Severus aceptó la ofrenda de paz.
Winky y Dobby llegaron un día y ofrecieron sus servicios como niñeras, diciendo que los amos necesitaría ayuda para los bebés. Severus no preguntó como habían llegado a esa conclusión los elfos, tomando en cuenta la inusual ayuda de aquellas esferas de nieve, así que ambos elfos fueron ligados a su familia.
Harry estaba a días de terminar su embarazo y ya había habido una variedad agridulce de visitas, desde Molly que no veía con buenos ojos que vivieran sin casarse hasta Remus (sin Black esta vez) que le daba su bendición a Harry y a la bebé. Severus aseguraba que sería una niña y nadie le cuestionaba porque creía eso.
Luna Lovegood llegó con obsequios para la bebé (ella también creía firmemente que sería una niña) y Albus llegó con un dragón morado de peluche a manera de una bandera blanca. Harry había aceptado empezar a conocerlo otra vez, al igual que Severus, y estaban reconstruyendo su dañada relación. Un paso a la vez.
Fue Albus quién le hizo notar a Severus la necesidad de comprar otra casa, ya que donde vivían no sería adecuada a medida que creciera la niña. En esto, Severus tuvo que darle la razón y empezó a buscar una casa para él y su familia.
Estaba revisando los catálogos que le habían enviado de Gringotts cuando Harry lo llamó desesperado desde la sala... había roto la fuente.
El caos cundió y una túnica negra revoloteo con un Harry en dolor y una maleta hechizada siguiéndolos a través del flu hasta la enfermería de Hogwarts. Habían decidido previamente con Poppy, que Harry sería atendido en Hogwarts, donde la prensa no podía colarse subrepticiamente. No con las barreras reforzadas y con anti-animagos (cof, cof, Skeeter, cof, cof).
Lillian Snape-Potter llegó al mundo con dos sonrientes magos que la veían como si fuera la cosa más perfecta de la creación.
Severus entonces se dio cuenta de que faltaban bastantes cosas no-mágicas como el talco para bebés y quiso golpearse a sí mismo por haberlo olvidado. Le pidió a Poppy que cuidara unas horas a Harry y su bebé y se fue por flu hasta su casa en Spinner's End.
De ahí, se apareció hasta una ciudad cercana más boyante que Cokeworth, y mientras maldecía las filas hasta el cajero de la farmacia, observó un tablón de anuncios y miró varias hojas de casas vendiéndose en esa ciudad. Una le llamó la atención y arrancó la hoja.
Cuando regresó a Hogwarts y en vista de que Harry y Lily seguían dormidos, empezó de nuevo a hojear los catálogos de casas que había enviado Gringotts. Eran casas hermosas pero no eran ni de cerca lo que quería.
La novena esfera apareció encima de la hoja de la casa muggle que Severus había visto en la farmacia y diez figuras de niños vestidos a la usanza antigua y cada uno idéntico al otro, estaban saltando alrededor de la hoja.
Severus, cada vez más acostumbrado a esta extraña forma de magia, supo que esa era LA CASA y que ese niño sería su segundo hijo.
Mientras Harry se recuperaba del parto y una caravana de amigos lo visitaba, incluyendo un Black bastante regañado (Con una disculpa a regañadientes hacía Severus y Harry) y un Remus bastante satisfecho de haber proporcionado ese castigo, ambos llegaron con presentes para la niña. Black se enamoró de ella en cuanto la vio y Severus gruñó, sabiendo que sería cuestión de tiempo para que Black fuera una adición permanente de su pequeña familia.
Por fortuna, el Lobo parecía haber adquirido una columna vertebral en algún punto y tenía bastante domesticado al perro. Irónico.
Severus aprovechó las constantes visitas de familiares y con la ayuda del clan Weasley, liderados por Ron, quién parecía haber aceptado inmediatamente a Severus en la familia, la casa quedó lista para cuando Harry fuera dado de alta.
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Harry se enamoró de su nueva casa en cuanto la vio, la perfecta casita "de jengibre" y pensó que los columpios y la pequeña laguna, apenas de un pie de profundidad, eran perfectas para la bebé, ya que conforme creciera, tendría donde jugar.
Harry ya podía imaginar la casa cuando llegara la primera nevada, y la perfecta estampa navideña hogareña que tendría.
Estaban a mediados de septiembre y la vida se veía bien en ese momento para la pequeña familia Snape-Potter.
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12 Snowglobes For Christmas
FanfictionNi Harry ni Severus tienen buenos recuerdos de la Navidad. Durante la primera Navidad de Harry en Hogwarts, sucede algo más mágico de lo habitual. 12 esferas de nieve fueron pedidas por un Harry borracho de alegría navideña sin saber ni el paradero...