♛Zorra♛

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Miró atentamente como la escritora subía al auto y la saludó enérgica con una amable sonrisa. Miró sus pestañas rizadas y espesas, miró sus labios delicados, el cabello negruzco y la piel homogénea, miró su cuerpo por completo. Era muy linda y fresca.

—Soy Kyoka Jirou —dijo amable besando su mejilla como saludo.

Sonrió de lado con un gesto airado —Ochako Uraraka —besó levemente la mejilla de la mujer.

Denki estaba pasmado, se veía como tragaba saliva pesadamente y ansioso miraba a las dos mujeres que amaba.

—¿Qué tal va Denki en la disquera? —preguntó. Cabe decir que se subió al asiento del copiloto junto a Ochako.

—Es un asco total, pienso que debería trabajar en verdad —sonrió amable— un trabajo como el de usted vendría bien. —Miró atenta las reacciones de Jirou.

—¿Eh? —se desconcertó— canta muy bien.

—¿Eh? —masculló Uraraka sonriendo con sorna— su cara es por lo que vende señorita, talento no hay, pero si imagen.

Denki apretó el volante del auto y pisó el acelerador haciendo que Ochako se moviera de forma brusca pero, con mucha elegancia puso su mano sobre el estómago de Kyoka para que el movimiento no lograra influenciarla, mientras que con su mano libre logró evitar chocar contra la guantera.

Ignoró la acción de Kaminari.

—Leí hace poco uno de sus libros, sus letras son hermosas, tiene bien merecida su fama— dijo acomodando su saco y mirando al frente. —Me bajo aquí.

—Muchas gracias, señorita Ochako —dijo algo confundida.

—¿Eh? —dijo Denki. —No estamos ni cerca.

—No quiero ser una molestia para tu futura prometida.

Lanzó gasolina al fuego.

Sonrió amable a la mujer a su lado.
Kaminari apretó los dientes.
Kyoka se llenó de rojo sorprendida, la confesión la tomó por sorpresa.

—N-no hay problema señorita Ochako, yo sólo vengo a hacer compañía —masculló avergonzada.

—¿Oh? ¿En verdad, señorita escritora? —fingió sorpresa— ¿Qué hay de ti, Kaminari-kun?

—Vamos —dijo cortante.

Se detuvo frente al enorme edificio. Jirou miró fascinada.
—Wou es enorme, se ve tan —hizo una pausa para suspirar.

—¿Inspirador? Si gusta puedo darle un pequeño paseo —Uraraka miró por la espalda de Jirou el rostro colérico del rubio oxigenado.

—¿No hay problema? —preguntó emocionada.

—Claro que no, por favor conviva conmigo un día, soy una gran admiradora de sus libros y que mejor que ayudarle con inspiración —dijo amable.

Kyoka bajó del auto emocionada y sonrió asintiendo.

Ochako la encaminó y regresó por su bolso sin antes acercarse a Denki y susurrar:

—¿Qué demonios vas a hacer al respecto? ¿Eh? —lamió su mejilla con una evidente mirada lasciva.— Te amo Denki, también Kyoka-chan.

Se alejó como sí nada.

—¡Llegaré en la noche amor! —dijo Kyoka despidiéndose de lejos agitando la mano.

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Ochako se presentó ante su jefe y le explicó lo sucedido sin ningún tipo de maquillaje.

—Eres un maldito infierno, cara de ángel —se burló ladino— asegurate de no quemar lo que no debes.

—Lo sé, me retiro y perdón por la tardanza, me aseguraré de cumplir con todo lo que atrasé.

Uraraka continuó laborando con una Jirou amigable y curiosa a su lado. En verdad era encantadora, se ganó su corazón en las pocas horas que estaban cursando.

—Jamás pensé que Denki me fuera a pedir matrimonio —dijo ansiosa— ¿Se lo dijo?

Uraraka sólo afiló la mirada hacia el cajón enfrente de su estómago en el escritorio, el pequeño destello la hizo sentir un vuelco en el estómago: el maldito anillo de plata blanca.
Se levantó de su asiento.

—Como actúa lo deduje, pero nunca lo dijo —sinceró ácida— además ¿Qué no tiene usted que tengan las demás? Es perfecta, se merece un compromiso con alguien como él, la persona que ama.

Kyoka sonrió roja —Usted es tan amable.

La castaña sonrió por lo bajo.
Se acercó suavemente al escritorio en el que Jirou estaba sentada y la tomó de las manos. —Una mujer como usted merece lo mejor de mi persona —suspiró calma— compré ésto hace poco, es muy lindo, pero alguien como yo no puede lucirlo, no va conmigo, pero usted es delicada y fresca —la miró a los ojos sin problema— se lo regalo, como inicio de una hermosa amistad entre una empresaria y una escritora.

Jirou se sintió algo incómoda, pero al mirar el rostro amable y dulce de la mujer sonrió dejando que el anillo entrara en su dedo.

—Gracias, señorita Ochako.

La mencionada sonrió burlona  y se acercó a plantar un beso en las mejillas de la mujer, constante y lentamente presionó sobre ellos, cargandolos de pesadas emociones; deseo más que nada, siempre gustó de eso: cargar las leves caricias de emociones erráticas y potentes.

Kyoka estalló en rojo.

—Como dije ¡Me encantaría ser algo más que una fanática y su ídolo! —se alejó animada— me gustaría que usted me permitiera ser más que eso.

Jirou sonrió embelesada por las emociones transmitidas por el beso y miró el anillo. —Cuente con ello señorita Ochako.

—Dime Ochako, Kyoka-chan.

Los latidos de su corazón dieron un salto.

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