♛Vainilla♛

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Kyoka estaba presentando

¿Abstinencia?
S

u cuerpo pedía a gritos más de Uraraka Ochako.

¿Por qué?
Porque siempre se tiene que amar a lo que te mata
¿Acaso así funciona?
No puede encontrar la respuesta, sólo sabe que la necesita a ella.

Así que por eso estaba ahí, ahora, frente a ella, con el maquillaje corrido con la lluvia, con un poco de veneno recorriendo su cuerpo, necesitaba más, al menos una pequeña dosis.

—¿¡Por qué no me amas!?

Cuatro semanas y ella no contestaba sus llamadas, un mes y ella no le marcaba, veinticuatro días y no la podía mirar, la había dejado.

La castaña la miró sorprendida, y sin dudarlo cruzó la calle para cubrirla con su sombrilla.
—Kyoka ¿Qué haces aquí?

Jirou la miró a los ojos.

El café en su mirada era indecifrable, pero era obvio que la amaba ¿Por qué no lo aceptaba? ¿Por qué?
Se habían besado, se habían abrazado, se habían acariciado, se habían acostado.
Denki ahora la odia sin razón aparente, sus letras son un oasis cuando se habla de ella, su cabeza es un tornado de confusión y está jodida por ella.

—¿Por qué todavía no me amas?
Repitió demandante.

La bomba dentro de ella había explotado durante la mañana cuando peleó con Denki por estar de mal humor todo el tiempo. Ambos siempre de malas, rozaban de formas estrepitosa, llegaban a gritarse y a no dirigirse la palabra por días.

—¿Perdón? —Ochako levantó una ceja algo preocupada.

Jirou miró detrás de ella, ahí estaba ese bastardo ceniza.—Tsk.

¿Qué esperaba Ochako?
Joder, si hace un par de semanas ella estaba dentro de sus sábanas desnuda.

Morir para amar, Kyoka ya está muerta ¿Ahora, por qué no la amaba?

Uraraka la miró analíticamente y después movió la cabeza como si ya supiera la respuesta.

—Kyoka-chan ¿Por qué me necesitas cuando sabes que no me necesitas?

Jirou frunció el ceño confundida.

Uraraka suspiró —Kyoka-chan, no tengo auto, todo mi dinero se lo envío a mis padres, te pago un taxi para que vuelvas a casa.

Y ahí todo hizo click en el cerebro confundido de Jirou.
Esa era la primera cosa de carácter personal que sabía sobre Ochako. No sabe nada de ese demonio de cafeína, nada, y ridículamente sólo sabe su nombre y donde trabaja.

La castaña detuvo a un taxi con elegancia y la acompañó a subir, acomodó sus mechones con sus dedos, rozando por consecuencia sus almohadillas contra la frente de Jirou.

—¿Por qué? —preguntó de nuevo.

—No preguntes cosas de las que no quieres saber la respuesta —dijo cerrando la puerta del taxi para después pagarle al hombre.

Por primera vez pudo ver molestia en las facciones de la castaña.

—Dime, estoy grande para entender éstas cosas. —Dijo segura.

—Estoy jodida —dijo Ochako sonriendo. —Estás jodida.

—Dime, Ochako.

El conductor le dió el cambio a Uraraka, la castaña la miró con sorna y algo de tristeza:
—Eres todo lo que quiero, pero no lo que necesito.

El taxi comenzó su curso y Kyoka miró por detrás como Uraraka cruzaba la calle de nuevo, se topaba con su jefe y una pareja se acercó por detrás.
Ochako sonrió como nunca la había visto, besó la mejilla del pelirojo y después la de ella, Mina Ashido.

La está destrozando. La deja a medias, la deja rota y ella como una perfecta idiota después la llama, la busca.

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Miró la taza de café y después apretó la mandíbula cuando su invitada se acercó con una sonrisa y tomó asiento frente a ella.

—Cuanto tiempo sin verte~
Canturreó como si no pasara nada.

—¿Desde cuándo te llevas con ella? ¿Cómo la conociste? —preguntó ardida.

La mirada alienante se llenó de molestia —¿De qué hablas?

Jirou frunció el ceño —¡De Ochako!

Mina dió una risita y restó importancia con un ademán con la mano. —Ella es una amiga de infancia ¿Por qué lo dices? ¿La conoces?

Los celos comenzaron a ebullir dentro de Kyoka. ¿Por qué su mejor amiga era amiga de infancia, de ella?

La de cabellos oscuros guardó silencio, seguro que su amiga sabía más de Uraraka que ella. La curiosidad amenazó su lengua y abrió la boca para disparar miles de preguntas. Pero Ashido sonrió de lado y habló:

—No intentes indagar, soy una amiga celosa, y estoy al tanto de que soy la única que conoce algo más allá de la empresaria Uraraka Ochako. —Bebió café con paciencia, miró de nuevo a Jirou y continuó. —Ocha-chan suele ser como la vainilla: la hueles y el aroma dulce te hace desear con ganas probarla, —Kyoka chasqueó la lengua ante el apodo—, y cuando lo haces te das cuenta que su sabor es amargo.

—Vaya mierda —masculló.

—La curiosidad mató al gato, Jirou-chan, hay cosas que están mejor sin saberse.

—Ella se ha estado acostando conmigo —soltó tales palabras pesadas, sólo por el mero egoísmo de hacerle saber a la rosada que ella tenía algo que jamás tendría ella. Mina miró sorprendida y después su rostro se deformó a una enferma diversión.

—Oh Jirou-chan, estás jodida.

—¿¡Ah!?

—No puedes gritar eso, tu tienes a Denki ¿Qué haces metiéndote con ella?

Mina tenía razón ¿Qué mierda estaba haciendo? Se suponía que amaba a Denki, se suponía.

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