MY BOY

♛Caída♛

El veneno está haciendo efecto.

Su rendimiento en la disquera estaba en picada, Jirou no estaba en casa y si lo hacía se la pasaba escribiendo como loca.

Se muere sabiendo que ella puede dormir con otros, ella es libre, sus imponentes alas aún no son gobernadas.
Se está volviendo loco, los celos lo intoxican y ahora se arrastra por el suelo para que Uraraka volteé a mirarlo con superioridad.

—¿Dónde estás?

—En el trabajo, hoy salgo tarde y me iré a cenar con mi jefe.

—¿Qué puta? ¿Por qué?

—Porque me dio un ascenso.

—¿Ah? ¿Segura?

La llamada fue colgada.

Miró como Kyoka llegaba de malas, empujó la mesa y sacó su cuadernillo a escribir como enferma.

Denki se siente perdido cuando no ve a Ochako. Intentó besar el cuello de Jirou para diluir su recuerdo, intenta sentirse bien.

Jirou le corresponde dejando que éste ultraje su cuello.

Ambos se pierden entre ellos, con un arma de doble filo color del antaño. Se consuelan entre ellos.
Ambos tienen obscuridad en la cabeza, están cegados por una estrella inalcanzable.

Están perdidos.

Todos los días ambos ansian verla a ella, pero cuando la tiene enfrente se desvanece como la heroína en las venas.

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—¿Ochako, donde estás?

—De viaje Kyoka, con mi jefe.

Y no le dice nada, es su vida.
¿Qué puede hacer ella? Sólo puede verla en sus sueños.

Ambos pueden observarla tan ajena a su mundo. Volando de un lado al otro, sonriendo y disfrutando.

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Ochako lo arruinó y lo dejó ir.

Su veneno logró llegar a su corazón. Ella es tan putamente fría, es un extraño amable que se infiltró en su pecho. Tan jodidamente tóxica.

Está jodido, no la puede sacar de su sangre sin morir en el intento. Está cayendo, lo ha hecho mejor dicho, y ahora está atascado, sus alas se llenaron de fango y no puede salir.
Ella lo lanzó lejos.

Pero aún no firma la pauta:
Pertenecerle para que ella le pertenezca. Cruel y justo.

¿Nunca pudo contar con ella?
¿Siempre fue tan distante?

—Hey ¿Ochako?

—¿Denki, qué sucede?

—¿Podemos vernos?

El silencio lo hizo mirar hacia atrás para ver si Jirou estaba cerca.

—Claro, estoy libre.

—¿Mañana?

—Si ¿Dónde?

—Donde siempre.

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La miró a los ojos y se sintió intimidado.

—¿Bien?

Denki la tomó por sorpresa acercándose a besar sus labios antes de entrar al restaurante.
Siempre sus labios eran helados, toda ella siempre era fría.
Pero aún así, se siente como si ella quemara y él fuera una simple presa.

—¿Podemos ir a un hotel?  —masculló Kaminari.

El tono de voz rendido la sorprendió y sonrió burlona:
—Tendré sexo contigo por amor e incluso si no lo siento.

Kaminari sonrió rendido, estaba jodido. Será destrozado y abandonado sin una pizca de lástima, pero así es el todo:

Encontrar lo que amas y dejar que te mate de la forma más despiadada posible.
A

sí es, doloroso y placentero.

—Ochako, estaba pensando--

—No quiero escucharte —dijo quitándose el chaleco.

—No soy libre —habló.

—Nadie lo es —se acercó a besarlo lentamente.

Siempre es ridículizado por su rechazo y se burla de sus sueños. Lo apuñala cuantas veces quiere, se divierte con él. Es un juguetes y puede salir cuando desee de ahí, pero ¿Por qué no lo hace?

Los labios de Ochako comienzan a ahogarlo, y ama tanto eso. Lleva sus manos a la cintura de Uraraka.

Está atascado, adora ser herido por ella. ¿Por qué ya está acostumbrado al dolor que ella le causa?

Mirarla debajo de él es su gloria y adicción.
Piensa en ella y se vuelve loco, el odio y el amor lo aturden. Y ella sonríe a su dolor.

—Te amo, Ochako.

—Ámame.

Y se funden una vez más.