♛¿Puta?♛

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ADVERTENCIAS

✖ Contenido Sexual
✖ Lemmon [8/10]

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La llevó a cenar a un restaurante lujoso, quería burlarse de la cantidad que ganaba el músico. Él era la prueba de que los sueños patéticos si tienen lugar en la economía. Si, para Ochako querer ser bailarina, cantante, músico o dibujante es algo ridículo, son hobbies, nada comparado a una ingeniería, pedagogía o licenciatura. Le molestaba la idea de que personas así triunfaran; cuando ella se quemó las pestañas estudiando.

—Despúes iremos a tu departamento —dijo Kaminari.

—Tengo trabajo, dijimos sólo cenar y eso voy a hacer.

Denki la miró un segundo.

Ochako estaba encantada, lo admitía, Kaminari era perfecto, rubio y apuesto, carismático y tierno. Pero él mismo le había dado rienda suelta a eso: una perra independiente, aventuras e inexistente monotonía, eso pidió y ahora debía demostrarle que podía manejarlo.

—Se te permite ver pero no tocar —advirtió la castaña mientras limpiaba el saco que había ensuciado con vino que el tonto de Denki había derramado.

Bueno, para ser tonto tenía sus matices. Era una trampa rebusacada de él mismo.

Ahora estaba contra los asientos traseros del auto de Kaminari siendo estrujada de la cintura mientras era penetrada duramente. Gemir no era un gran problema, estaban en el estacionamiento subterráneo.

—Hijo de--— ¡Ah! —gruñó cuando él empujó moliendo sus entrañas.

Escuchó su risita y apretó los labios cuando Denki comenzó a masajear sus pechos suavemente.
El sonido acuoso embriagaba el lugar junto al aroma del sexo en todo el auto.

—Si me amas déjame oírlo —gruñó el rubio.

Uraraka era lo suficientemente mayor e inteligente para no dejarse llevar tanto por el calor del ambiente. ¿Decir su nombre? La idea le parecía graciosa pero se dio a la tarea de darse la vuelta para poder besar al hombre y meter su lengua dentro de ésta mientras mordía suavemente sus labios y gemia picante para que olvidara sus pedidos delirantes.

El calor envolvió su interior y todo había terminado.
Acomodaron sus ropas y cabellos, si, era una linda y lujosa prostituta, al menos sí lo analizaba lo parecía. Una cena cara y ella era follada, collares de diamantes, aretes y anillos era profanada siempre.
Ella ganaba incluso más que él, pero no por eso iba a andar tirando el dinero al cielo como lo hacía el rubio irresponsable.

¿Un intercambio? No, claro que no.

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Esta vez era un reloj de bolsillo sumamente encantador de plata blanca y una piedra rosada en el medio con su nombre grabado al interior. Ah, y un enorme ramo de 500 rosas rojas.

Sonrió besando los labios del rubio. —Odio las rosas, se pudren y estorban, hay más flores, ¿sabes?

—Tan cruel Ochako-chan~ —musitó fingiendo tristeza mientras se sentaba a la orilla de la gran cama de la castaña para dramatizar mejor.

La mujer sonrió de lado, estaba haciéndose el idiota.

—Llevas siendole infiel a tu pareja por casi medio año, ya deberías saberlo.

—¡Joder! Me encantas.

Ochako gruñó.

—No te preocupes, ya dejaré a Kyoka, sólo déjame tener tiempo, la disquera me está dejando sin energía. —masculló.

—Mover los dedos sobre cuerdas ¿Te cansa? ¡Oh mi pobre Denki! Seguro que mover las manos y la boca es súper agotador —afiló la mirada ante los ojos dorados que ya transmitían una leve molestia. Era el don de Ochako Uraraka, disfraza tan bien las palabras que sino las analizas no sabes cuanta mierda te ha echado.

Trepó juguetona sobre las piernas de Kaminari. —¿A caso miento? —chilló.

—Eres una perra —gruñó.

—No, no, no —negó elegante con la cabeza,— soy tu perra.

Comenzó a desabrochar el pantalón de Kaminari.

—Ésto no hará que se me olvide —hizo un puchero digno.

—Esto no es una disculpa en absoluto, pero si no quie--

El rubio detuvo su cabeza y la acercó a su entrepierna mirando desde arriba. —Nunca dije eso Perra-chan.

Lamió toda la extensión del duro miembro y después lo adentró en su boca mirando fijamente los ojos dorados.

Lo sacó un momento de su boca:
—Si me amas déjame oirlo.

Gruñó—. Te amo Ochako.

Uraraka sonrió.

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Salió apurada de su casa empujando lejos a Denki.

—¡Bakugou me va a matar!

—¡Seguro que mi jefe está igual! —abrió el coche y la puerta del otro lado para que Uraraka subiera.

Pisó el acelerador.

Ochako iba peinando su cabello.

—Hay mucho tráfico —chasqueó la lengua Kaminari.

—Usa la ruta alterna, rápido, no debo quedar mal con él.

Denki le dió una mirada asesina y giró el volante sin cuidado; haciendo que Ochako se golpeara contra la puerta. —¿¡Qué te pasa!?

—Me molesta que lo "respetes" —fingió comillas con su mano libre del volante,— tanto —culminó.

Lo miró indignada —no me vengas con mierdas, aún no somos nada oficial como para--

—Estamos saliendo —masculló enfadado.

—Cariño —retomó la compostura con una sonrisa triunfante.
El gesto se le hizo raro al rubio—, mientras tú no seas sólo mío, yo no lo seré.

Denki la miró ofendido.
Enojado presionó el claxon ante la gente del frente que hacia alboroto.

Ochako se quedó sería y neutra cuando miró a la escritora abrirse paso entre el mar de gente que clamaba sus firmas.

MY BOY Donde viven las historias. Descúbrelo ahora