Desde que se conocieron sus madres soñaban que terminen juntos. Pero nunca se habían visto de otra manera, les parecía imposible, conocían todos los defectos y virtudes del otro, todas sus facetas. Como hermanos.
Eso es lo que dijo Rebeca el día qu...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
-¿Beca que estas...- Tiro de la muñeca de Reece hacia abajo en el arbusto. Le digo que guarde silencio, lo hace como buen ciervo del señor.
Tengo colgado de mi cuello una cruz y de la mano un símbolo del Om. Necesito toda la fuerza del universo.
-Tengo que terminar de atar mi bicicleta.- Susurra impaciente. Veo de reojo su bicicleta y el tercer candado en su mano. Asiento resignada.
Si Reece se olvida de alguno de los tres candados es capas de no separarse de su medio de transporte, es realmente molesto esperar todas las mañanas 10 minutos hasta que termine pero es aún peor aguantarlo temeroso.
-Pero que no te vean.- Lo sostengo por la cintura mientras se estira a envolver su rueda... - No llego.- Sus manos son muy grandes para el pequeño espacio entre los rayos. Veo su cara de suplica, bufo y cambiamos de pocision, ahora es él el que me sostiene para que no me caiga mientras mis manos sobresalen del arbusto e intentan enganchar el candado.
-¿Chicos?- Levanto mi cabeza lentamente y veo al morocho con el ceño fruncido. Reece me suelta rápidamente haciendo que mis rodillas se lastimen contra el asfalto.- ¡Reece! Necesitamos agua oxigenada, se te puede infectar la herida.- Lo tiro de la muñeca para que se oculte.
-¿Que hacen los dos acá?
-Íbamos a la tienda de CDs...- Comienza Blake.
-¿Y no me invitaron?- Me cruzo de brazos.-¡Saben lo much que me gusta ese lugar!- Al instante me arrepiento de haber gritado, una señora con un feo caniche nos mira con cara de desagrado, sonrio angelicalmente pero la vieja toma a su perro entre sus brazos y se aleja asustada.
Seguro pensó que le íbamos a robar, pero si tenemos carita de bebe.
-Rebeca a vos te gusta Sean.- Suspiro, Sean es el atractivo muchacho que atiende la caja, tiene unos ojos verdes tan intensos que siento que me perforan. Una vez me atreví a darle mi número, dijo que me llamaría pero ya pasasaron 6 meses y nada.
Asomo mi cabeza sobre las ramas, alcanzo a ver una cabeza rubia abriendo la puerta y dejando pasar a la otra cabeza dorada.
Blake ahoga un sonido de sorpresa.-El plan va bien.
-Cuando acepté ser parte del plan no pensé que realmente íbamos a conseguir algo.- Se queja el teñido.
-¿Que estas diciendo? ¿No estas feliz por George?- Lo veo suspirar, son pocas veces las que Reece esta serio eso significa que esta buscando las palabras correctas.
-No es eso. Estoy feliz por él, solo que creo que sería más feliz con otra persona.
Estoy por contestarle cuando veo como Natalie toma la mano de mi mejor amigo sobre la mesa, él se sonroja y acaricia los nudillos de la chica con su dedo. Siento como el ruido de la calle se frena por un momento cuando no veo el destello del metal sobre su muñeca.
