III.- Equipo

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Capítulo tercero: Equipo




En menos de veinte días ya me había unido a las filas, bajo el mando del capitán Zack, un hombre reconocido por su gran inteligencia, un estratega bastante bueno, pero sobre todo alguien que a pesar de estar en el ejército no era amante de la guerra. Alguien al que valía la pena admirar, saliendo de lo común al resto de los soldados en el lugar. Me alegraba el estar bajo su mando.

Era una de las escasas mujeres en las filas, pero pasaría como un don nadie teniendo en cuenta la presencia de la teniente coronel Hanji Zoe, la única mujer que era reconocida no solo entre los soldados, si no en toda la nación, sus hazañas no era lo que la hacía tan famosa, si no, sus experimentos que daban una notoria ventaja en el campo de batalla. Una mujer inteligente y a como imaginaba, debería ser alguien con una elegancia sin igual. Por desgracia, aún no he podido tener el honor de conocerla.

Hoy habría reunión de cuerpos, se discutirá el siguiente movimiento que se daría en la guerra, por tanto, el comedor del cuartel general hoy se haya lleno hasta reventar, montones de soldados desayunan, ocasionando un insoportable ruido de voces y voces añadiendo el chocar los cubiertos. Gente de la marina se ha apoderado de las mesas del fondo del comedor, sus lustrosos uniformes blancos resaltan entre todos los demás, mientras los encargados de la aeronáutica se sientan al frente con sus características uniformes azul marino. Y nosotros, con nuestro habitual uniforme verde, en el centro del comedor.

— ¡Hey! ¡Tú mierda de estrategias! ¡Carajo! ¡Te estoy hablando, Zack! — le llamó el capitán desde el otro lado del comedor.

— ¿Aún no te enseñan modales? — contestó poniéndose en pie el mencionado.

El capitán fue abriéndose paso entre el montón de soldados hasta llegar a nuestra mesa. No hacía falta más días para entender la rivalidad entre los dos hombres. Por un lado el sanguinario capitán Levi Ackerman, un hombre de baja estatura, ojos color oliva, cabello tan negro como la noche y protagonista de los sueños de la mayoría de las doncellas de la nación. Y por el otro, el admirado capitán Zack, hombre de gran estatura, ojos como zafiros, cabello rojizo y con el que las doncellas sueñan casarse. Bastantes distintos, pero con grandes semejanzas en cierto modo.

El comedor guardo silencio, las miradas curiosas se centraron al rededor de ambos capitanes que se mirada a fijamente.

— Ya me extrañaba — habló uno bebiendo de su agua tranquilamente.

— ¿Qué cosa? — cuestione.

El joven castaño sonrió, Eren Jeager, uno de los reconocidos cabos en la ciudad, y no por su hazañas en el campo de batalla, hasta donde sabía, no tenía ni una sola destacable o memorable, su fama se debía a su detestable cara bonita y ser todo un galán con las chicas de la aldea en sus días libres. Un parásito.

— Siempre pelean por demostrar quién es superior — explicó con aburrimiento — ¿Y bien? ¿Cuál es tu nombre, belleza?

Rodé los ojos, volviendo mi atención a los hombres que continuaban con su ilógica discusión. Todo aquí era patético. Ellos igualmente, ni por sus rangos podían parar una infantil disputa, no eran capaces de contenerse estando frente a todos los cuerpos militares. Salvajes, en especial Ackerman, por iniciar aquella pelea tan ridícula.

— Al menos a mí no me jodieron la vida con tan ridículo nombre — escuché decir a Levi.

Y los de la mesa de a lado y mía se echaron a reír, incluso Eren rió por el comentario. Algo que yo no entendía.

— ¿Cuál es la gracia? — pregunté ingenua.

— El nombre del capitán es Zacarías Flores Del Campo — me respondió uno de la mesa de a lado.

Todos soltaron una sonora carcajada, algunos golpearon la mesa al no caberse por la risa que eso les provocaba. Aquí es cuando pienso en los padres del capitán Zack, se entiende en los apellidos, no había opción como para evitarlo, pero el nombre, eso sí era querer joder a su hijo por el resto de su vida; alguna mala broma que se hicieron entre ellos al momento de escoger el nombre y ahora es algo con lo que siempre tendrá que enfrentar. Una mala desición por parte de sus progenitores haberle puesto Zacarías.

Cuando vuelvo a mirar ambos están tirando de puñetazos en la cara del otro. La pequeña disputa ha incrementado en nivel, ahora no solo es a palabras hirientes, han pasado a golpes en la cara y abdomen del rival.

— ¡En la cara no! — gritó una mujer del equipo naval — ¡Arruinaras de su cara tallada por los mismísimos dioses!

Ambos voltearon a ver a la preocupada chica de corto cabello al fondo del comedor, sonrieron con descaro continuando con su intercambio del golpes ahora a mayor intensidad. A pesar de tratarse de una base militar, los presentes no hacían nada por frenarlo, disfrutaban del espectáculo con gritos y golpes a la mesa. Era como si festejarán.

— ¡Caballeros! ¡Hagan sus apuestas! — habló una mujer de cabellos castaños y lentes subiéndose a lo alto de una mesa para captar la atención de todos los presentes — ¡Arriba de tres monedas de plata, por favor! ¡Moblit! ¡Sirve cerveza a todos!

El comedor de un momento a otro se transformó en taberna, todos empezaron a aplaudir cuando aquella mujer ordenó servir cerveza. Mientras que ambos capitanes seguían luchando.

— ¿Quién es esa mujer? — pregunté a Eren.

La castaña reía a carcajadas mientras recolecta el dinero de la apuesta, se veía bastante alegra, pero también muy poco disciplinada para pertenecer a la milicia.

— Es la teniente coronel Zoe — explicó recibiendo la cerveza del que se habían dirigido a él como Moblit.

La verdad no esperaba esa respuesta. Había escuchado que la guerra había dejado a varios de los altos mandos con ciertos problemas, que algunos parecía estar al borde la locura. Y los justificó, han pasado ya seis años desde que está guerra inició como un simple movimiento de guerrillas. Sin embargo, no lograba entender del todo a qué se debía que alguien como ella fuera de los primeros en empezar con el desorden.

— Alégrate, el batallón de Pixis ha salido victorioso — agregó Eren ofreciéndome un trago de su tarro de cerveza.

— Se bienvenida a la brigada de Smith, así festejamos aquí — informó sonriente Jean no se me equivoco.

Volví a entornar mi mirada a ambos capitanes. Ambos estaban abrazados bebiendo cerveza como si no hubiera pasado nada, ambos tenían raspones en la cara, Zack sangraba de la nariz inclusive; pero estaban felices festejando de aquella victoria.

— Gracias — respondí sonriente volviendo con mis compañeros de mesa, aceptando el brindis con ellos.


Ocaso [LeviXOc] CANCELADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora