*ÉL* (y la chica antisonrisa)

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No pude evitarlo. Ella me pareció tan triste y solitaria que sentí el impulso de sonreirle para alegrarla, pero no funcionó, de hecho, creo que la hice enojar. ¿por qué? ¿Qué tiene de malo una sincera e inocente sonrisa?
Vale, lo admito, tal vez no era taaaan inocente. La verdad es que no sé por qué, pero me gustaría hablar con ella, conocerla... tal vez ser su amigo... o más.
Ahí estoy yo adelantándome de nuevo a los acontecimientos. Ya tendremos tiempo para charlar, después de todo estamos en la misma academia.

—¡Eh! ¡embobado! Espabila que va a empezar el primer turno —me grita mi amigo Rick, tan amigable como siempre.
El aviso me saca de mis ensoñaciones y me pongo en marcha a mi primera clase: dibujo abstracto.
—Entonces... ¿Qué era lo que mirabas tan atentamente?
—¿Yo? Nada. —digo intentando poner cara de no haber roto un plato
—Permíteme cambiar la pregunta: ¿A quién mirabas tan atentamente?
—Si no me equivoco tu clase queda por allá, y vas a llegar tarde. —le señalo.
Rick me mira, debatiéndose entre irse o continuar interrogándome, al final noto la resignación en su cara.
—Nos vemos al la hora del almuerzo en la cafetería de tu hermano —se despide , pero estoy conciente de que va a volver a sacar el tema.
No me malinterpreten, pero por ahora  la operación conocer-a-la-chica-antisonrisa es secreta.

Entro a clase y me siento en la última mesa al lado de la ventana mientas el profesor empieza a presentarse. A mi lado par de chicas cuchichean y me lanzan algunas miradas furtivas. Las ignoro e intento prestar atención al profesor, pero, por alguna razón, al final de la clase, lo único que hay en mi libreta son esbozos de cierta persona de expresión melancólica...

Odio las historias de romanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora