*ÉL* (y su investigación)

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Lo primero que hice al levantarme fue prepararme para ir a la academia y salir pitando, sin importar que eran apenas las seis de la mañana. Cuando llegué, Peter no estaba, y lo estuve esperando hasta que por fin lo vi entrar.
—¡Peter! ¿Que tal? Quería hablar contigo...
—¿A sí? —me parece oír un tono de burla en su voz, pero lo ignoro— ¿De qué se trata?
—¿Conoces a alguna chica llamada Michelle?
Su expresión burlesca cambia bruscamente y se vuelve serio.
—¿Por qué me preguntas sobre... esa?
—Es que...
—Olvídalo —me interrumpe— No quiero saberlo. Pero ¿quieres un consejo? Aléjate de ella.
Ni siquiera me dio tiempo a responderle, o mejor dicho, a preguntarle el por qué de tanto desdén.
Entonces siento su presencia. Alzo la vista y la veo justo al frente, acompañada de su amiga de la cafetería, y de otra chica que las mira con cara de pocos amigos.
Logro acercarme lo suficiente como para escuchar la conversación sin que ellas me vean.
—Hola, Zarah —tartamudea la amiga sin dejar de enrollarse nerviosamente un mechón rubio en sus dedos.
—Después de todo lo que te conté ¿cómo tienes estómago para, siquiera, mirarle la cara? —brama la chica de cara agria.
—E...ella no tuvo la culpa... —gagea Mechón Rubio.
—¡Sí que la tuvo! —exclama Cara Agria.
Michelle solo mira la escena, como calculando el momento justo para salir huyendo. Mechón Rubio intentó explicarse pero no le salió ningún sonido. Es Cara Agria la que habla.
—No te atrevas a dirigirme la palabra mientras se la dirijas a esa.
Da media vuelta y se va.

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