*ELLA* (y un chico desconocido)

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Hora de almuerzo. Amy debe estar buscándome en el aula de mi última clase. Pero yo no estoy allí. Yo estoy en el gimnasio, aprovechando que está vacío. Sí, me estoy escondiendo de Amy, pero es por su bien... Lo que pasó está mañana... no se va a repetir si  depende de mí, Amy jamás va pasar por eso otra vez.
—Hola —dijo alguien detrás de mi.
Me volteé. Por un segundo esperé ver una cara sonriente coronada por una melena rubia. Pero no. Eran unos desconocidos ojos azules claros los que me miraban, algo dubitativos. Pude descifrar la pregunta que dibujaba su cara ¿por que estás aquí?
—Lo siento —digo— Yo ya me iba...
—No —me agarra la mano, indeciso— Solo... me parecía raro que hubiera alguien aquí a esta hora... Yo normalmente almuerzo aquí. —ahora soy yo  la que esta extrañada— Y te preguntarás: ¿por qué? y la respuesta e...
—No necesitas explicármelo, todos necesitamos estar solos de vez en cuando— No se por qué dije eso.
Ante mi respuesta su expresión pasó a ser... no sé... ¿sorprendida? Ni idea de por qué.
—¿Como tú? —preguntó de repente
—Eh… tal vez
¿Por qué le estoy dirigiendo la palabra a este extraño? Puede que se agradable, y que me sienta identificada con él, pero, Michelle ¿acaso no recuerdas quién eres?
—¿Ya almorzaste? —me pregunta Tengo piza… si quieres podemos compartirla…
—No gracias… como dije, yo ya me iba…
—Como fugitivos de las multitudes, podríamos formar una alianza —extiende su mano— Yo me llamo…
—Lo siento, me tengo que ir —lo interrumpo bruscamente y salgo del gimnasio.
Ese chico me recordó que estoy sola, y siempre lo estaré. Paso el resto del horario de almuerzo en la sala de música tocando el piano. Por alguna razón, ya no me siento tan sola.

Odio las historias de romanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora