Capítulo 35

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Le respondí con una gran sonrisa, no pude decirle nada más,me emocionaba la idea de pertenecer a esa familia, era como siempre había deseado tener
una Tammy anunció que en una hora iniciaría el ensayo, así que apenas teníamos tiempo para arreglarnos.
Mark me tomó de la mano y subimos las escaleras hasta el tercer piso, la última habitación era la suya. Tenía las paredes blancas, la enorme cama estaba pegada a la pared del lado izquierdo, al frente estaba el tocador y al lado había un par de puertitas que supuse eran el armario, del lado que entramos había un mueble con un moderno aparato de sonido, varios libros y cds, y otra puerta que debía ser el baño, lo más bonito era el gran ventanal así que me asomé y luego salí al balcón, el mar en todo su esplendor lucía tranquilo.
Mark me abrazó por atrás.
– ¿Te gusta?
– Mucho, la vista es preciosa.
– Y contigo aquí lo es mucho más – con su mano movió mi cabeza para poder besarme en los labios– como tenemos poco tiempo es buena idea
bañarnos juntos.
– Precisamente porque tenemos poco tiempo, no es buena idea, ya te conozco, así que mejor nos bañamos separados.
– Prometo portarme bien.
– Eso dijiste la otra vez y llegué tarde a mi trabajo, así que hoy no me arriesgaré – le di un ligero beso en los labios y me separé.
Me di una rápida ducha y salí envuelta en una toalla, Mark tenia puesto solo su bóxer y me miro pícaramente, pero yo moví negativamente la cabeza, él cambió su mirada a súplica y yo miré
hacia el techo, pero aún así me abrazó.
– Mark, basta, por favor – dije mientras me besaba el cuello – tenemos que estar listos en 35 minutos – repliqué mientras mi temperatura se elevaba.
– Es suficiente tiempo, podemos hacerlo rápido como en el avión – respondió metiendo su mano
por debajo de la toalla para masajear mi nalga.
– No, tengo que arreglarme bien, quiero verme linda – refuté quitando su mano.
–__, ya eres linda, no necesitas hacerte mucho – dijo acariciando mi mejilla – corazón, por favor, un mes de abstinencia fue mucho tiempo, estoy muy ansioso por ti.
– Yo también Mark, pero no podemos dejar que el fuego nos nuble la razón, no podemos hacer esperar a tu familia, además, recuerda que dormiremos juntos.
– Corrección ____, compartiremos la cama, pero ni creas que te voy a dejar dormir y menos si me dejas con las ganas ahora.
– Está bien, no dormiremos en la noche, pero ahora tenemos un compromiso que cumplir, por favor, piensa en Tammy… además, ¿no vamos a ensayar la canción?
– Está bien, sólo porque cantarás conmigo me meteré a duchar en este instante.
– Y de preferencia con agua helada.
– Que cruel eres conmigo, pero en la noche me desquitaré.
Moví la cabeza sonriendo mientras sacaba mi ropa de la maleta, me puse la interior y encima un sencillo vestido beige de tirantes que me llegaba a
la rodilla, unas sandalias del mismo color y después cepillé mi cabello, empezaba a maquillarme cuando Mark salió del baño y se me quedó viendo.
– ¿Qué?, ¿hoy tampoco podía usar un vestido de este color?
– No es eso, levántate por favor – dijo
extendiéndome sus manos, yo las tomé y me levanté mirándolo extrañada, me hizo darme una vuelta – wow, te ves hermosa.
– Pero, aún no me maquillo.
– No lo necesitas, ya eres hermosa.
– Adulador.
– Encantadora.
– Ya date prisa, anda.
Me dio un beso en los labios y empezó a vestirse mientras me explicaba las instrucciones para la canción. Yo estaba muy nerviosa por eso, no sé
cómo pude aceptar, empecé a hacer respiraciones con los ojos cerrados y Mark me abrazó por la cintura y me aseguró que todo saldría bien, abrí
los ojos y fue mi turno de asombrarme, Mark se veía bellísimo, con un pantalón y una camisa blancos que hacían resaltar sus hermosos ojos color topacio, notó la expresión en mi rostro y me sonrió para luego darme un pequeño beso en los labios, entrelazó mi mano y bajamos.
Atravesamos un gran salón en el que había varias personas corriendo de un lado a otro arreglando unas mesas y unas sillas, salimos a la enorme terraza que ya estaba prácticamente lista para la boda, había un pasillo en medio de una cantidad considerable de sillas y una chica le estaba dando unas indicaciones a Tammy, supuse que era la organizadora. Había otras parejas además de la familia y cuando Tammy se desocupó me los presento, eran la madrina, las damas y sus respectivos novios, así como los papás de Maiquel
y Diana. El sacerdote llegó y nos acomodamos en nuestros lugares para ver el ensayo que dio inicio, tanto Tammy como Maiquel tenían ropa de color durazno. Sus votos fueron muy conmovedores y en cuanto terminó pasamos al salón.
Sólo había dos mesas preparadas y en ese momento me invadieron los nervios y me mordí el labio inferior. En una nos sentamos la familia y en
la otra las amigas de Tammy, y nos sirvieron la cena. Joey estuvo bromeando casi todo el tiempo
y acariciando las mejillas de Diana que sólo se reía por las ocurrencias de su marido. Tammy y Maiquel derramaban miel y casi podría estar segura que no
sabían de qué estábamos hablando. Dorine y Raymund estaban sonrientes mirando felices a sus hijos y yo entré en pánico cuando sentí la mano de
Mark recorrer mi muslo por debajo de la mesa y lo miré casi fulminándolo, en cambio, él me sonrió mientras me apretaba suavemente el muslo casi a
la altura de la ingle y lo miré aún más seria, pero contrariamente a lo que quería lograr, él estaba de lo más divertido deslizando su mano por mi pierna hasta que afortunadamente la madrina dijo que era el turno de que hablara el padrino y entonces Mark tuvo que ponerse de pie, levantó la mano y en ese momento entraron cuatro personas con un piano.
– Bueno, como la verdad no soy muy bueno para los discursos y como sólo tengo el oficial, hoy haré algo diferente – anunció y fue a sentarse frente al piano y probó el micrófono – pero, para
esto necesito la ayuda de la señorita ______, mi hermosa novia, por cierto, un aplauso, por favor.
Yo sentí que me ardían las mejillas por el intenso rubor que había en ellas mientras todos los presentes aplaudían y yo me ponía de pie mucho más nerviosa que en un principio y camine hacia él que me esperaba con una gran sonrisa, me senté a su lado y puso la hoja con la letra de la canción
sobre el piano.
– Esta canción es dedicada a los novios, espero que les guste, creo que refleja lo que siente cada uno por el otro – empezó a tocar y en la nota
precisa comenzó a cantar.

*Junto a ti no conozco el miedo
No hay camino que yo no pueda andar
Junto a ti
Junto a ti es tanto lo que siento
Que mi pecho está a punto de estallar
Junto a ti
Y es tan lógico que mi corazón
No me pide ninguna explicación
Me indico mi entrada.
Junto a ti yo me siento libre
Sé que puedo crecer cada vez más
Junto a ti
Junto a ti nada es imposible
Porque todo se ve con claridad
Junto a ti
Y es tan lógico que mi corazón
No me pide ninguna explicación

Ambos:
Este amor es tan real
Como ver y respirar
Y nos hace fuertes
Más allá de toda la gente
Y del qué dirán
Este amor es tan real
Como el agua y como el mar
Y nos da respuestas
Sin dudar a cada pregunta
Con seguridad
Yo:
Junto a ti no conozco el miedo
Mark:
Porque todo se ve con
Ambos:
Cla–ri– dad.

Fuimos acercándonos mientras cantábamos y al terminar estábamos tan juntos que nuestras narices se rozaban, me olvidé de todo, sólo estaba concentrada en la letra de la canción y en su mirada fija en la mía, creo que hasta me había olvidado de respirar.
– Junto a ti quiero estar el resto de mi vida – musitó Mark en mi oído– soy capaz de cruzar el Atlántico nadando sólo para llegar a ti, estoy profunda y totalmente enamorado de ti, ________ –
añadió y me quedé sin habla.
Los aplausos fueron los que me devolvieron a la realidad y sonreí recordando donde y con quienes
estábamos. Mark me dio un dulce beso en los labios ante el grito de todos los presentes y nos levantamos y regresamos a la mesa.
Nos felicitaron por la canción, Tammy estaba sumamente emocionada y nos abrazó agradeciéndonos el momento, yo estaba en shock por las palabras de Mark, no me las esperaba.
Estuvimos hablando un rato más y Luna nos dijo que a la mañana siguiente nos esperaban a las
9:30 para desayunar. Poco a poco se fueron yendo todos hasta que nos quedamos solos Mark y yo.
Me tomó de la mano y caminamos al piano, nos sentamos en el largo banquillo. Empezó a tocar una dulce y sensual melodía mientras yo lo miraba,
al terminar me besó humedeciendo primero mis labios hasta que su lengua alcanzó la mía y se unieron en una sincronía perfecta de movimientos,
en tanto su mano subía por mi costado levantando un poco el vestido para luego posarse en uno de mis senos que acarició al tiempo que su lengua
recorría mi cuello. Cerré los ojos sintiendo como mi pulso y mi respiración se elevaban.
– Mark, alguien puede vernos – dije al sentir su mano en mi entrepierna.
– Eso tiene solución.
Se levantó y puso el seguro en ambas puertas y corrió las cortinas del lado que daba a la terraza.
Volvió a sentarse a mi lado con sus piernas a los costados del banquillo me rodeó por la cintura y comenzó a besar mi hombro.
– Mark, estamos en tu casa y tu familia también.
– Tranquila, nadie se dará cuenta te lo aseguro, pronto estarán dormidos.
– Mejor vamos a la habitación.
– Después iremos, te dije que esta noche no dormirías – susurró en mi oído mientras con la punta de su lengua recorría mi oreja.
Su mano acariciaba mi muslo hasta que llegó a la ingle y en automático abrí las piernas, él comenzó a frotar mi sexo encima de la ropa interior excitándome lo suficiente para querer sentirlo ya dentro de mí, así que me levanté y me senté sobre él con mis piernas a sus costados. Besó la base de mis senos que sobresalían del vestido en tanto nuestros sexos se rozaban.
Me pidió que me levantara y eso hice, me cargó y me colocó sobre el piano, subió mi vestido y después me quitó la ropa interior, hundió su cabeza entre mis piernas y comenzó a recorrer mi parte más íntima con su lengua, empecé a jadear mientras me sostenía de mis antebrazos con la cabeza hacia atrás.

TENTACIÓN  [Mark & TÚ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora