Capítulo 43

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A los dos minutos que colgamos, me llegó un mensaje al movil con el teléfono de la chica, la clave y las reglas, aún no estaba seguro de querer participar en ese juego.
Se llevaron todas las cajas, después tomé mi maleta y miré por última vez aquella habitación que había sido más que eso, había sido mi guarida, mi refugio, la que sabía de todos mis proyectos, mis sueños y mis alocadas aventuras de universitario. Bajé las escaleras, me despedí de algunos compañeros que me encontré en el camino y subí al taxi que ya me esperaba para llevarme al aeropuerto.
Al llegar al de Seattle me estaban esperando mis padres y Kimi, que sostenía un gran cartel que decía "Bienvenido a casa Licenciado Tuan", yo sonreí y corrí a su encuentro, primero abracé a mi madre que estaba más que feliz de volver a verme, la cargué y le di vueltas, después varios besos en ambas mejillas, ella sólo sonreía. Luego abracé a mi padre, que me dio un apretón en la espalda y
unas palmaditas en una mejilla y por último le di un gran abrazo a Kimi.
- ¿Y Joey? - pregunté al no verlo ahí.
- Tuvo entrenamiento hijo, ¿qué tal el vuelo? - respondió mi madre abrazándome.
- Muy tranquilo ma, me dormí casi todo el trayecto.
- Que gusto tenerte en casa.
- A mí también me da mucho gusto regresar.
Caminamos al estacionamiento y subimos al auto de mi padre, les fui platicando del proyecto que tenía en mente y que me asociaría con dos de mis compañeros para llevarlo a cabo. Mi padre me platicó como iba la fundación que dirigía y mi madre me dijo que estaba muy emocionada porque tendría una exposición en Nueva York la siguiente semana. Kimi me anunció feliz que ya había
conseguido trabajo. Al cabo de unos minutos llegamos a la casa, bajé mi maleta de la cajuela y entramos. Sonreí enormemente cuando se escuchó
el grito de sorpresa y vi a mis hermanos, amigos y otros familiares en la sala de la casa.
De inmediato corrió la duendecillo de mi hermana a colgarse de mí, la abracé con fuerza y le di vueltas en el aire. Después me abrazó Joey, el recién
casado, tenía apenas un par de meses de haber regresado de su luna de miel. También me dio un gran abrazo Diana y luego su pequeño hermano Maiquel. Seguí saludando a los presentes, entre
ellos mis tres tíos.
- Que gusto me da verte Mark, ya eres todo un hombre, que alegría que ya hayas terminado hasta la maestría - dijo el tío Eduardo después de darme
un gran abrazo.
- A mí también me da gusto verte tío, gracias por estar aquí.
- Ni lo menciones, no me podía perder tu regreso, en la noche nos vamos a festejar, ¿eh?, un amigo acaba de abrir un table-dance y las chicas están
de lujo, nos llevamos a tu hermano que el hecho de estar casado no le impide ver el menú y de paso al noviecito de tu hermana para que vaya aprendiendo.
- Si Tammy se entera te ahorca.
- No le vamos a decir, ya arreglé todo y hasta tu padre nos va a acompañar, será una noche de hombres memorable.
- ¿Te puedo robar a mi hermano, tío? - exclamó Tammy colgándose de mi brazo.
- Por supuesto nena - respondió y se fue con el resto de sus hermanos.
- Te hacía en Francia pequeñuela - dije apretándole cariñosamente la nariz.
- Es que este fin de semana será largo porque hoy es día feriado, llegué en la mañana, muy temprano y me voy el domingo a mediodía.
- Pues eso me da mucho gusto, aunque igual estaba planeando ir a visitarte.
- Súper, puedo enseñarte algunos lugares maravillosos y muy románticos para cuando tengas novia la lleves para allá.
- Sabes que eso de las novias no es lo mío.
- Pero, el amor es maravilloso Mark, pensé que ya habías superado... - guardó silencio, no quería herirme con ese tema - yo soy tan feliz con
Maiquel, nos amamos tanto, aquí entre nos, él también irá a verme, estará diez días allá.
- Que bueno que me dices, ahora le preguntó cuándo parte para yo programar mi viaje en la misma fecha.
- Ay no seas celoso ni posesivo hermano, ya sé cuidarme ¿vale?, vivo sola del otro lado del océano.
- Era broma, sé que puedo confiar en ti y no te voy a prohibir que hagas las cosas, sé que no necesita viajar tu novio para que te portes mal, sólo cuídate y siempre piensa en las posibles consecuencias.
- Eso hago, teniendo de padre a un doctor no puede ser de otra manera, recuerda:
- ¡¡¡Prevención!!! - exclamamos los dos al mismo tiempo y nos largamos a reír.
- Cuenten el chiste, ¿no? - dijo Joey
acercándose a nosotros.
- ¿Cuál es la frase predilecta de papá?- preguntó Tammy divertida.
- La medicina debe ser preventiva no curativa, así que ante todo prevención- respondió en tono ceremonioso y volvimos a reírnos - por cierto
hermano, te tengo un regalo de graduación, está en tu habitación, vamos.
- Ay yo quiero ver que es - exclamó Tammy.
- Es cosa de hombres, tú no puedes venir.
- Ash, me chocan cuando hacen su club de Tobi, voy con Maiquel.
De inmediato pensé en el regalo de David, pero a pesar de que mi hermano estaba un poco chiflado no lo creía capaz de meter en la casa a una mujer,
me reí para mis adentros, él se dio cuenta y me miró con cara de interrogación, pero yo moví la cabeza negativamente como diciéndole que no era importante.
Subimos las escaleras y caminamos rumbo a mi habitación, como siempre era la última del pasillo.
Entramos y en la cama había una caja, yo lo miré y me pidió que la abriera, así que eso hice y me encontré con que se trataba de una dotación de preservativos.
- Acabo de firmar un contrato para ser la imagen de esa marca durante cinco años, así que me estarán surtiendo de este material, pero yo ya no los necesito y conociéndote, sé que te harán falta.
- Gracias hermano, no me esperaba que de esto se tratará.
- Recuérdalo siempre: ¡prevención!
Nos reímos una vez más y después bajamos. La fiesta siguió, comimos y después me puse a hablas con Kimi.
- Cuéntame de tu trabajo.
- Estoy feliz, seré maestra de una secundaria, la más prestigiada de Nueva Jersey.
- ¿Te mudarás a Nueva Jersey? - pregunté sorprendido.
- Sí, ¿tú crees?, en un mes tengo que estar allá.
- Felicidades - exclamé y la abracé.
Como a las diez de la noche el tío Eduardo empezó a reclutar a todos los hombres. Joey no estaba muy seguro de acompañarnos, pero finalmente lo hizo. Santiago estaba nervioso porque acababa de cumplir la mayoría de edad y sería la primera vez que iría a un lugar de ese tipo.
Llegamos y nos sentamos en una mesa al lado de la pista, la primera chica que salió era una morena,
hermosa y muy bien dotada de todas las partes de su cuerpo, la segunda fue una rubia impresionante y cuando salió la tercera ya teníamos varias copas
encima. De pronto, la morena se acercó y me tomó de la mano, me llevó a un privado y me hizo un baile exótico y demasiado sensual, la única condición era no tocarla, ¿y qué se supone que
haría si me estaba excitando?
Llegamos a la casa a las cuatro de la madrugada, yo estaba demasiado cansado, entre el viaje, la fiesta y el alcohol, en cuanto puse la cabeza en la
almohada me quedé profundamente dormido.
Cuando desperté. como a mediodía, tenía una erección, la morena había hecho muy bien su trabajo y había tenido un sueño húmedo de esos
memorables que despiertas con la sangre hirviendo, tuve que acariciarme para tranquilizarme un poco, aunque no era lo mismo que hacerlo con una mujer, pero al menos calmaba las ansias.
Por la tarde llevaron mis cosas y empecé a desempacar. Cuando terminé recibí un mensaje a mi movil, de David, donde me decía que sí me acompañaba a París y entonces, recordé su famoso club o sociedad secreta y dadas las circunstancias de la noche anterior, viendo bailar a
despampanantes mujeres desnudas y sin poder tocarlas me sentía bastante inquieto, así que busqué el número que me había dado mi amigo y lo marqué, una hermosa y sensual voz me
respondió.
- ¿Estás libre esta noche? - pregunté también en tono sensual.
- Sí, ¿en dónde te veo?
- ¿Te queda cerca el hotel Saint Regis?
- Sí, te veo en media hora en el bar, traigo un vestido negro, con una abertura de lado.
- Entendido, en media hora te veo.
Metí la mano en la caja y tomé varios condones que después metí en la bolsa de mi pantalón, agarré las llaves de mi carro y bajé corriendo las escaleras. Mi familia veía televisión, les dije que volvía más tarde y salí a toda prisa. A la velocidad que yo manejaba llegué en menos de veinte minutos al lugar de la cita, pagué una noche de
hospedaje y me entregaron la tarjeta de la habitación. Entré al bar y no vi a ninguna chica con un vestido como el que me habían descrito, así que pedí un vodka mientras esperaba. Diez
minutos después, una impresionante chica se sentó a mi lado en la barra, cruzó la pierna y en seguida supe que se trataba de ella, así que le guiñé el ojo y ella me sonrió de vuelta. Pagué mi trago y me levanté al mismo tiempo que ella.
Se hincó sobre mí, con sus piernas a los costados, sujetó fuertemente mi chaqueta y me la desgarró, terminó de rompérmela mientras besaba y lamía
mi cuello, mordió sin piedad mis pezones y yo grité, siguió bajando por mi abdomen y después devoró de una manera impresionante mi miembro
hasta que casi me hizo llegar y entonces, se detuvo.
Nos dirigimos al séptimo piso. El verle el cortísimo vestido y el profundo escote que lucía me encendió
más de lo que ya estaba, así que cuando estuvimos dentro de la habitación la besé ansiosamente mientras me quitaba la chamarra y
caminábamos al centro donde alcancé a ver una mesa, la doble ahí, con su cara sobre la superficie, subí desesperado el vestido y sonreí al ver que traía tanga, me ahorraría unos preciados segundos, con la misma desesperación abrí mi pantalón y
liberé mi ya erecto miembro, me coloqué el condón y debo reconocer que me porté bastante egoísta
porque no me importó saber que tan excitada estaba ella, lo único que quería era saciar las ganas.
Le hice a un lado el tanga y entré en ella con fuerza, emitió un grito y pude percibir que no estaba muy mojada, pero seguí impulsándome mientras jadeaba y poco a poco ella fue mojándose más y más hasta que empecé a escuchar sus gemidos de placer, entonces, incrementé el ritmo
de mis movimientos al tiempo que le apretaba las nalgas que se pusieron rojas de inmediato debido a su blanca piel. No tardé mucho más en llegar al
orgasmo y mi grito fue casi bestial, después de terminar completamente me salí de ella y me quité el condón.
- ¿Así que te gusta jugar rudo? - exclamó seria.
- Lo siento, no suelo ser así - dije y ella se largo a reír.
- Me gusta la rudeza, ¿sabes?, eres justo lo que necesitaba para divertirme esta noche.
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TENTACIÓN  [Mark & TÚ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora