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La quinta vez que lo vi, fue la última.

Su cuerpo fue encontrado en un parque local contra un árbol y casi sepultado por la nieve.

El primero en encontrarlo fue un hombre que hacía su rutina diaria de ejercicio, llamó a una ambulancia, pero era tarde. Jimin murió de hipotermia la madrugada del primero de enero y francamente no entendía como podía un año empezar sin él.

Recibí la llamada a las 10 de la mañana para presentarme en las oficinas de la policía y en cuanto llegue me interrogaron.

Al parecer habían encontrado mi identificación con el cuerpo, Jimin se había aferrado a ella, la había mantenido contra su pecho hasta el último segundo de su vida.

—Ese chico tenía pinta de no poseer un hogar, es más probable que tuviera su identificación por haber robado la cartera, pero son procedimientos de rutina, ya sabe como es esto, disculpe las molestias—

Las palabras del oficial me molestaron, no entendía como había personas que se encargaban de proteger a los inocentes, pero nunca se habían preocupado por protegerlo a él.

—Lo conocía...—

Fue todo lo que pude decir ante el nudo en mi garganta y el oficial tuvo que llevarme a la morgue para que identificara el cuerpo.

Al principio creí que no iba a ser capaz de verlo, pero en cuanto estuvo frente a mí supe que lo que realmente se volvería difícil, sería irme de ahí sin él.

Resultaba extraño verlo sin su sonrisa coqueta y rebelde, por el contrario ver sus labios morados contrastando su piel, más blanca que nunca y al mismo tiempo tornada azul gracias al frio que había acabado con su vida, era una imagen que me hundía en la miseria.

Le pedí al oficial un momento a solas cuando sentí que las lágrimas habían empezado a resbalar por mis mejillas y sin importarme que el hombre no hubiera terminado de salir, tome una de sus heladas manos y empecé a llorar.

Dentro de mí, aun existía la vana esperanza de que fuera responderme, de volver a escuchar su risa. Pero eran estupideces, su corazón ya no latía y sus ojos no iban a mirarme nunca más.

Se había ido, pero al menos sabía gracias al reporte del médico forense, que había muerto mientras dormía, en total calma y de manera pacifica.

Jimin no merecía morir, sin embargo, tuvo una muerte tranquila entre la nieve, una muerte inocente y lejos del cruel mundo al que perteneció. Ese fue mi único consuelo.

Besé la punta de mis dedos y después llevé estos a sus labios fríos. Aún sentía las lágrimas corriendo por mi rostro, pero el oficial dijo que era hora de irme.

Antes de salir me enteré, por una conversación entre dos abogados de que alguien había reclamado su cuerpo, y aunque para ellos solo fuera una carga menos, para mí era la mejor noticia de mi vida.

El hombre que lo hizo estaba tan destrozado como yo y sin saber muy bien como, terminamos hablando.

Era la única otra persona con vida que conocía a Jimin, la única otra que lo amaba tanto o más que yo. Se presento como Kim Seokjin, su hermano.

Fuimos los únicos presentes cuando lo sepultaron y también los únicos que se quedaron vacíos cuando él se fue.

Lo único que tuvimos ese inicio de año, fue una tumba donde llorar en silencio por la perdida del alma más inocente que había llegado a nuestras vidas.

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Este es un pequeño proyecto que espero les haya gustado u.u

Gracias por leer <3

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