02. solo ésta vez

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La adrenalina seguía corriendo por sus venas, vigorizando su sistema al punto de impedirle pensar con claridad. Había follado con un adolescente y estaba seguro que eso iba a arruinar su vida , solo que no podía pensar en eso con detenimiento. No cuando todavía su mente evocaba cada segundo que tuvo al menor solo para él, esos gemidos, sus mejillas sonrojadas y su bonita sonrisa cuando le acariciaba con suavidad o le decía algo al oído. Jaemin lo arrastró a la locura y le hizo conocer lo que era arder en el infierno estando a mitad del cielo. Había caído y no justificaba sus actos, sabía que debió mandarlo a su casa al finalizar las clases, castigarlo o reprobarlo por su insolencia, pero en cambio prefirió darle una mordida a esa fruta prohibida que resultó ser embriagante y deliciosa.

Jeno, a pesar de todo, no se arrepentía pese a todos esos pensamientos contradictorios, había sido el primer hombre en la vida de Jaemin y de cierta forma se sentía bien con eso. Quizás porque era un maldito ególatra, solo que debía alzar sus muros otra vez, no podía dejarse joder la carrera por un muchachito que ahora le endurecía el pene con el simple recuerdo de sus gemidos y es que al profesor se le fue el fin de semana masturbándose ante el recuerdo de su alumno, se sentía avergonzado de no poder controlar sus impulsos, solo que ese muchachito no salía de su mente, aunque estaba claro que debía arrancarlo de raíz, no estaba bien, no era correcto ¿dónde había quedado su maldita ética profesional? Quizás todo se había ido a la mierda desde que besó a Jaemin y eso le jodía por completo, porque un adolescente le había arrebatado en control sobre su mente y su cuerpo.

El viernes siguiente al encuentro, Jeno entró con el mentón alzado y con una mirada de enojo en los ojos, no había terminado de dejar sus cosas en su escritorio cuando sintió la mirada penetrante del menor, haciendo las cosas aun más difíciles para él y que su enojo irracional aumentara.

— Recuerdo haber dicho que me enviaran un trabajo al correo y solo recibí dos. Uno de Na Jaemin y otro de Lee Donghyuck ¿ustedes creen que vengo aquí a perder mi tiempo? —bramó, cortando cualquier conversación discreta que estuvieran teniendo los alumnos en ese momento, todos, incluso su pequeño demonio se quedó estoico en su lugar—. No tendrán otra oportunidad, no aceptaré ninguna excusa y espero que hayan estudiado para hoy porque no tendré contemplación alguna con nadie.

Y es que el profesor ese día no dejó que ninguno de sus alumnos se quejara, solo levantó la voz una vez más y llamó al presidente del consejo estudiantil de aquel salón para que repartiera todos los exámenes, Jeno sabía la razón de su mal humor, ese chiquillo que estaba en primera fila, teniendo un adorable puchero en los labios porque no conseguía tener su atención.

Jeno se sentía enfermo al revisar algunas evaluaciones de su clase anterior en ese escritorio donde se había follado a Na Jaemin, los gemidos y el chirrear de aquella mesa de metal volvieron a su mente, pero logró alejarlos rápidamente, lo menos que quería era tener una erección en medio de una prueba por estar recordando su pequeña aventura con su alumno. Aunque cabe aclarar que el profesor no se estaba arrepintiendo en lo absoluto de haber cogido con Jaemin, solo odiaba todo lo que ese simple acto carnal implicaba a su carrera y a la reputación del menor si eso se llegaba a saber.

— Profesor ¿puede venir, por favor? —habló Jaemin, rompiendo el pesado silencio que reinaba en el salón—. No entiendo algo ¿puede resolver mi duda?

— Todo lo que está en la prueba ya lo he dado, Na ¿o es que no te preparaste para la evaluación? —respondió mordaz sin siquiera levantar su vista del examen que estaba corrigiendo.

— S-sí estudié... es s-solo que no termino de comprender...

El profesor sentía que era una táctica del menor para obtener su atención, solo que al alzar la mirada se encontró con el rostro abatido de Jaemin, lo que lo llevó a ponerse de pie e ir hasta su asiento, donde se encontró con una verdadera duda sobre la evaluación que rápidamente resolvió en pocas palabras, no queriendo caer en la tentación de posar sus manos sobre alguna parte del cuerpo del menor. Luego de aquella interrupción no hubo más, los alumnos fueron entregando sus pruebas a la hora pautada y la clase terminó, trayendo consigo una especie de paz mental para Jeno.

Teach me more / NominDonde viven las historias. Descúbrelo ahora