La eterna espectadora, la mejor hermana

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Un día más había iniciado en el Country World, por la ventana del cuarto de Alemania entraban los rayos del Sol, que le daban un tono dorado a la habitación, en ese cuarto, Alemania se encontraba frente a su tocador cepillando su cabello; después de un par de cepilladas, su cabello ya estaba perfectamente dividido en dos secciones, algo que puso feliz a Alemania cuando se vio al espejo, sin embargo, no pasaron dos segundos antes de que la parte derecha de su peinado cayera un poco, cubriendo ligeramente su ojo, esto en lugar de incomodar a Alemania, lo hizo soltar una risita. Después de soltar el cepillo, fijó su mirada en una cadena dorada colgando de una esquina del espejo, en esa cadena había un dije cerrado, Alemania tomó esa cadena y abrió el dije, dentro de él había un retrato pintado a mano, era un hombre con un peinado muy similar al de Alemania, con una mirada extrañamente fría y usando un uniforme militar de color azul, al ver este retrato, Alemania suspiró y dio su mejor esfuerzo por sonreír.

Alemania: Buenos días, papá -Bajó la mirada- Sé que esta clase de preguntas nunca te gustaron...pero ¿Cómo estás hoy? -Rió- Bueno...claro que no puedes contestar eso...e-en fin, solo vengo a decirte que hoy será otro día maravilloso...y que incluso si tú no me amaste, yo te amo con todo mi corazón -Una lágrima corrió por su rostro, inmediatamente la secó y volvió a sonreír- B-Bueno...eso es todo lo que tenía que decir

Alemania cerró el dije y lo regresó a su lugar, después caminó hacia su librero, de donde se disponía a escoger uno de los tantos cuentos de hadas que le gustaban leer, pero algo interrumpió esos pensamientos, de pronto, su nariz percibió un delicioso aroma con el que era completamente familiar, la sonrisa de Alemania creció de oreja a oreja y rápidamente salió de su cuarto, bajando las escaleras velozmente para llegar al piso de abajo, y cuando cruzó la sala para llegar al comedor, sus sospechas se confirmaron al ver ese plato lleno de galletas con chispas de chocolate en la mesa, Alemania se apresuró para tomar una, pero antes de que pudiera hacer eso, una mano lo bloqueó; Alemania entonces miró hacia arriba para ver de quién se trataba...y su sorpresa inicial volvió a ser felicidad, quien lo había detenido era una mujer rubia con el mismo fleco simétrico que él, con la diferencia de que su cabello era largo y peinado en una coleta del lado, quien usaba un par de clips rojos como accesorios

Alemania: ¡Suiza!

Suiza: -Sonrió- Buenos días, Alemania -Soltó su mano- Por favor espera un poco antes de tomar una galleta, las acabo de sacar del horno y están muy calientes, así que podrías quemarte

Alemania: -Asintió- ¡Entiendo, gracias por advertirme, Suiza!

Suiza: ¡Por supuesto! -Acarició su cabeza-

Suiza era para muchos Países, una salvadora, claro que podía ser extremadamente avara y solía lucrarse de todo lo que podía (De hecho, todas sus cosas valían unas 3 veces más que cualquier posesión de alguien más)...de todo menos de la salud de las personas, Suiza llevaba más de 100 años siendo una enfermera ejemplar, y cada vez que alguien se lastimaba o enfermaba, ella sabía perfectamente cómo tratarlo o con qué especialista enviarlo, la medicina ya no le suponía un reto...lo que sí lo hacía, era criar a a alguien. Habían pasado no más de 70 años desde que Suiza obtuvo la custodia de Alemania, en ese entonces no sabía absolutamente nada de niños, así que pasó un mal rato...pero ahora ya entendía el truco y se había convertido en la perfecta hermana mayor para Alemania, y eso es algo que iba a demostrar hoy.

Suiza: Te tengo buenas noticias, hermano menor

Alemania: -Inclinó su cabeza con un poco de confusión- ¿Qué pasa?

Suiza: ¡Hoy tengo un día libre! Este día será solo para nosotros dos

Alemania: ¿Dos? -Miró alrededor- ¿Dónde está Austria?

Country Stories (LEGACY)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora