Estaba en clase de Historia, sentada justo al lado de Alexandra y comenzamos a enviarnos tontos pedazos de hoja con recados.
- Que t parece si quedamos después de clases???
- Perfecto, Dan viene conmigo, no hay problema???
- Obvio no, me encantaría conocerlo.
- Ya sé, es un amor de hombre.
Así empezó todo; ese día tenía clases hasta las dos de la tarde, Alexandra llegó y pidió permiso a la profesora de Robótica para salir. Nos fugamos de la escuela antes de la salida y nos dirigimos a un partido de golf que se celebraba anualmente en el campo abierto de Lombrix.
- ¿Jugaremos golf? – pregunté.
- Me encantas eres como rarita. – rio. – Haremos algo mejor, que te parece si simplemente nos divertimos con los rucos.
Era fantástico burlarnos de ellos, corríamos de un lado a otro recogiendo las pelotas de golf que volaban por los aires, de vez en cuando, si se distraían tomábamos sus mochilas y corríamos de los de seguridad, juro que me tuve que tirar al césped más de una vez por el ataque de risa que me ocasionaba aquella escena que protagonizábamos.
- ¿Y qué haremos con todo esto?
- Venderlo claro.
Simplemente con pararnos a una cuadra del campo, vendíamos esas pequeñas pelotas casi tan rápido como jamás imagine, tomamos el pequeño camión de dos pisos, y posteriormente abordamos el tren hasta llegar al palacio de Kensington, uno de los lugares más famosos de Londres; era monumental.
- Pronto tú y yo haremos lo inimaginable. – dijo Alex.
- ¿Qué tramas?
- Tranquila, no pasa nada. Solo es diversión.
Nos echamos a andar por las largas calles de Gardens, Alex tocaba todos los timbres posibles y corríamos como locas. Ella tenía una mirada extraña a veces, sobre todo cuando tramaba algo, y eso que apenas comienzo a conocerla.
- Te reto a que entremos a ese departamento. – dijo señalando el sitio. – Y causamos un desastre.
- ¿Para qué?
- Por diversión, por adrenalina. ¿Te atreves?
Sin pesarlo acepte, después de todo que podía perder, subimos por el elevador hasta el quinto piso. Yo pregunte alarmada ¿Sabes quién vive aquí?, ella sonrió y dijo "te alegrara cuando lo sepas, así que no te eches para atrás".
Entramos y había una pequeña reunión, la puerta estaba entre abierta, así que nos colamos sin hacer mayor ruido. Alexandra saco un par de pinturas de aerosol y comenzamos a llenar de grafitis, todos los muebles posibles, ella dejaba cosas como "Perra", "Tonta", "No te metas con quien no debes". Cuando escuchamos pasos dirigiéndose hacia nosotras, me aventó un pequeño trapo y nos cubrimos los rostros, para salir corriendo, atacadas de risa. Sabía que estaba mal, pero era como si una pequeña bomba en mi interior se encendiera y me causara cierta excitación.
Al bajar del departamento Matías nos esperaba en su moto, la cual abordamos y nos echamos a andar. Con ambos brazos atados alrededor de su abdomen pude sentir su cuerpo pura y limpiamente, su respiración agitada y su sudor resbalando por su pecho. Llegamos hasta una pequeña casa, con el estilo californiano de todas alrededor, color blanco con franjas café. Y un pequeño patio delantero dividido por un barandal.
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LA PESADILLA MÁS HERMOSA DE MI VIDA.
Teen FictionLidia era tan solo una chica de preparatoria, la típica chica enamorada de la mujer incorrecta. La vida la sorprende con un accidente que hará que su mundo se ponga de cabeza. Conocerá más de lo que imaginas y vivirá la aventura que todos anhelamos...