Capitulo 1 primera parte

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Lo peor de las mañanas es despertar con la luz colándose entre las rendijas de tu habitación y un clima lo bastante agradable como para no desear levantarte hasta el medio día; y por lo contrario quedarte en cama viendo la televisión y ese programa mañanero que tanto rating tiene actualmente, bebiendo una taza de café con un par de panecillos. Justo estaba planeando una pequeña travesura para salirme con la mía esa mañana por lo menos, hasta que  mamá con su típico grito hablo desde la cocina.

- Lidia, el desayuno está listo. – y claro que lo estaba, era imposible que fuera lo contrario.

Comencé a cambiarme, tomé de mi pequeño buro una cadena que era muy especial para mí, me acomodé el pants y la blusa del uniforme que me quedaba muy entallada, amaba como mis pequeñas se lucían entre ella. Y por ultimo ate mis tenis color negro; no podía creer que el chicle de la última clase de deporte siguiera pegado en la suela. Antes de bajar como de costumbre tenía que revisar mi perfil en facek, mi última publicación de anoche había sido:

- LIDIA: Mañana no será un buen día, la profe de futbol se encargará de jodernos!!

- ADRIUX: Tienes razón wera (Era como Adriana, mi mejor amiga solía llamarme), a darle ni pedo...

Cheque en mis solicitudes de amistad y aun no tenía noticias de Alex la chica que me movía la tierra cañón. Un poco decepcionada bloqueé el teléfono y bajé las escaleras para dirigirme a la cocina, no sé cómo pero siempre parecían eternas a esas horas de la mañana. Mamá se movía de un lado a otro por la cocina, intentando beber su taza de café y cocinar el lunch para todas a la vez, era como si fuera un restaurant pues Patricia mi hermana mayor odiaba las carnes decía ser vegetariana y en cambio yo, amaba devorar todo tipo de carnes; por lo que siempre me dejaba boquiabierta la coordinación que mi madre tenía para terminar todo en tiempo y forma.

- ¿Qué esperas Lidia?, te quedaras viéndome ahí toda la mañana. – dijo con un gesto molesto.

- Lo siento mamá. ¿Qué cocinas? –dije intentando ver sobre sus hombros.

- Siéntate de una vez por todas.

Supuse que era una de esas mañanas tensas en casa que normalmente ocurrían justo después de una llamada de papá; es una larga historia de contar. La pequeña Susan mi hermana menor y consentida de la casa cabe recalcar, venía bajando las escaleras a grandes zancadas y con una cara de pocos amigos.

- Mamá alguien movió otra vez mi mochila.

- Búscala bien Su (Es como le decíamos a Susan).

- Ya lo hice. – grito desde las escaleras.

Antes de que mamá explotara por el tono de su cara, decidí levantarme a toda prisa del banco e ir en ayuda de Su, ella me tendió la mano y comenzó a explicar la gran hazaña de la mochila pérdida y darme sus teorías de que pudo haber pasado; era tan tierna cuando comenzaba a hablar como adulta, porque obvio nada de lo que decía podía ser verdad.

En ese preciso momento a nuestro lado descendió un objeto en picada y dio un fuerte golpe sobre el piso, haciendo que Su se asustara y brincara a mis brazos.

- Ahí está la famosa mochila pérdida Su. – dijo Patricia desde arriba frunciendo el seño y con tono molesto, típico de ella.

- ¿Qué te pasa patricia?, crees que aventarla así es la manera.

- Déjense de drama chicas. En vista de que el caso de la mochila está resuelto las necesito ahora mismo aquí a las tres. – grito mi madre desde la cocina.

LA PESADILLA MÁS HERMOSA DE MI VIDA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora