—Puedes tratar de fingir todo lo que quieras pero eso no quita el hecho de que estoy aquí...—demandó Joel apenas la vio salir de la cama y pasar frente al espejo ignorando su –no- presencia—Habla conmigo...—chilló ofendido.
Pero Maya no respondió. Se limitó a caminar hasta el cuarto de baño, desnudarse y ponerse de pie debajo de la lluvia artificial en un intento por tratar de ordenar sus ideas. Era bastante loco todo lo que le estaba pasando desde el día anterior y estaba comenzando a pensar de verdad que se estaba volviendo loca.
Inspiró profundamente dejando que el agua tibia le ayudase a ahuyentar el tumulto de pensamientos que amenazaban con atacarla. Tal vez el odio que le tenía a Joel –o por lo menos la pequeña parte que ella decía que lo odiaba- le estaba jugando en contra.
¿Por qué demonios ella se lo imaginaba en el espejo de su habitación? ¿Por qué? ¿Qué no había sido suficiente con todo lo que había pasado ya como para seguir viéndolo ahora que él estaba muerto? Negó.
—Deja de pensar en eso, Maya—se regañó a sí misma.
Media hora después salió envuelta en una toalla y soltó un grito cuando pasó frente al espejo.
Joel la miro fijamente y de haber podido se habría sonrojado. Pero los fantasmas no se sonrojan ¿Verdad? No es que nunca hubiese visto a una mujer desnuda –las revistas contaban por supuesto que si-, además, no es que Maya lo estuviese, sólo una toalla cubría su cuerpo pero de todo modos. Joel nunca había estado en contacto directo con una mujer desnuda. — ¿De verdad no vas a hablarme más?—cuestionó él en voz baja. Maya lo miró un momento pero fingió no escucharlo. —¿Sabes una cosa, Maya? Vas a hacer que me condenen a ser un fantasma por el resto de mi existencia y entonces te prometo que vendré a tirarte de los pies todos los días...—la amenazó.
—Déjame en paz...—murmuró la chica entre dientes.
—¡Ahí está! Me escuchas...pero me estás ignorando—comentó el muchacho frunciendo las cejas.—Por favor, Maya...este es el segundo día que tengo para convencerte...
—Déjame en paz.—repitió la chica avanzando hasta su closet para sacar un cambio de ropa limpia. Joel suspiró y se quedó completamente quieto observando el pequeño tatuaje que la chica tenía en la mitad de la espalda. Dos pequeñas líneas a la altura de sus omoplatos.
—¿Ahí es donde estaban las alas del ángel?—cuestionó Joel pero como era de esperarse no obtuvo respuesta—¡Maya Ivanov!—masculló de mal humor cuando supo que ella realmente iba a seguirlo ignorando.
Maya siempre había escuchado la frase de empoderamiento que todo el mundo solía repetir constantemente. "El conocimiento es poder" ¡Grave error! El conocimiento no siempre era poder, eso ella lo comprendió en el mismo momento en el que el fantasma de Joel Pimentel apareció en su espejo para poder seguirla torturando. No comprendía en que momento había comenzado a volverse loca como para ver el reflejo de una persona que si bien estaba en coma, seguía con vida.
Además, eso sólo pasaba en las películas y ella no estaba dentro de una de ellas.
Cerró sus ojos con fuerza y avanzó hasta el espejo una vez que salió del cuarto de baño completamente vestida. Por lo menos había tenido la delicadeza de cubrir el espejo del baño con una toalla para evitar que cualquier fantasma que rondase su casa –o el único que lo hacía, de hecho- la viese. Si alguna vez iba a mostrar su cuerpo desnudo a un hombre claramente no iba a ser a un fantasma y mucho menos si se trataba del fantasma Joel Pimentel.
Los ojos marrones de Joel la contemplaron un momento y le ofreció una cálida sonrisa –o por lo menos esperaba que fuese cálida-, él jamás había escuchado que los fantasmas tuviesen sonrisas cálidas pero al menos esperaba ser una vista agradable para Maya. La vio tomar una de las brochas con las que las chicas solían aplicarse el maquillaje en el rostro y se quedó en silencio mientras ella se contemplaba a sí misma en el espejo –a través de él, por supuesto-.
ESTÁS LEYENDO
Un Fantasma En El Espejo|J.P.|Completa
Short StorySiempre con una sonrisa arrogante, mirada determinada y pasos confiados. Un bully en potencia. Hasta que murió quedándose atrapado en una especie de limbo mientras su cuerpo lucha por sobrevivir conectado a un millón de aparatos médicos. Ahora tien...