P1: La misión.

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Abrió los ojos lentamente sintiéndose completamente ligero. Inspiró profundamente y luego su corazón se aceleró apenas notó a su madre apoyada en la cama a su lado. Fue consciente del incesante sonido de un aparato en la distancia. El llanto de su madre y luego los rostros contrariados de sus hermanos y su padre.

La mano del hombre se posó en el hombro de su madre y ella se estremeció por completo levantando la cabeza en el proceso, lo miró un momento y con un montón de lágrimas recorriendo libremente sus mejillas llevó su mano hasta su frente acariciandolo lentamente.

Sintió el ligero roce de la calidez de la mano de su mamá.—Tienes que despertar, amor...—murmuró en medio de un desgarrador sollozo.

Joel parpadeó un par de veces sin comprender como es que ella no lo estaba mirando despierto y sintió su corazón acelerarse un poco, se incorporó lentamente y se puso de pie avanzando por la habitación de frente a sus hermanos que tenían la mirada perdida en el suelo.

—Estoy aquí...—anunció en un grito pero ellos ni se inmutaron.—¿Por qué no me miran? Es de mala educación no mirar a las personas cuando te están hablando.—reprochó entornando los ojos.—¿Están sordos? Pensé que quién se había accidentado era yo pero parece que a ustedes también les afectó.—se burló—Estoy completamente bien, no hay porque seguir llorando como si fuesen unas nenas. Vamos, reaccionen...—hizo una pausa—Oigan, ya...entiendo que estén molestos conmigo por haberme escapado de la casa para ir a la fiesta de Marion pero vamos, no podía llevarlos, se supone que era una fiesta sólo para gente cool, eso claramente no los incluía... ¿no me van a hablar más o cómo? ¿Podrían dejar de ignorarme...?

Pero ellos parecían realmente ignorarlo.

—Mamá... ¿Joel no va a despertar jamás?—cuestionó la voz de su hermano menor. Joel se giró lentamente para ver a su madre y entonces su corazón dejó de latir al verse recostado en la cama conectado a un montón de aparatos.

Una sensación extraña se hizo presente en la boca de su estómago. —¿Mamá?—la llamó  sin ser capaz de procesar lo que estaba viendo. Ella no se movió ni un solo centímetro.

—Va a despertar, mi amor...él tiene que despertar...—murmuró la mujer.

Avanzó lentamente acercándose a la camilla donde él mismo –o lo que parecía ser su cuerpo- se encontraba. Llevó su dedo índice hasta su mejilla derecha donde tenía una pequeña herida e hizo presión sobre ella. De inmediato un dolor pulsante se hizo presente y negó un poco apartando su mano.

Era como una de esas películas de suspenso donde su alma se había separado de su cuerpo y era capaz de ver todo a su alrededor, de escuchar e incluso de sentir pero nadie a su alrededor se daba cuenta de su presencia, nadie lo escuchaba y lo veía. Era tan loco y tan abrumador que tuvo la sensación de que estaba soñando. ¿Estaba muerto? ¿Realmente había muerto? ¿Y sí sólo estaba soñando? Si, debía estar soñando.

—Vamos, Joel...abre los ojos para que puedas despertar de esta pesadilla en la que estás metido...—se dijo a sí mismo y lo intentó un par de veces pero nada funcionaba.

Él seguía estando de pie junto a su cuerpo y por más que intentaba e intentaba seguía estando ahí. Había muerto.

—¿Es imposible que te vean, sientan o escuchen, cierto?—cuestionó la voz de una chica. Se giró de inmediato encontrándose de frente con una chica de estatura media de cabello negro y e intensos ojos verdes.

Ella lo miró un momento, se cruzó de brazos y le ofreció una pequeña sonrisa en los labios.—¿Quién eres tú? ¿También eres un fantasma? ¿Estoy muerto y me convertí en una especie de ángel de la guarda? ¿Cómo es que puedes verme?

Un Fantasma En El Espejo|J.P.|CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora