Durante el trayecto, me dispuse a contar los árboles que veía a través de la ventana. Tener a Wonho mirándome de reojo me ponía nerviosa y luchaba conmigo misma para no mirarlo.
- Esperemos que no llueva-rompió el silencio.
- Si eso pasa, me daré cuenta que eres pésimo eligiendo días para invitarme a salir-dije, arrepintiéndome después. Siempre tenía que estar a la defensiva.
- Si no quieres ir, podemos regresar a casa-comentó, deteniendo la camioneta ante la señal del semáforo. Miré su perfil, intentando descifrar su expresión, pero no pude saberlo aunque sabía que podía estar molesto.
- No, está bien-dije, acomodándome en mi asiento.
- Estás segura? No quiero que te arrepientas después- contestó, con voz neutra.
- Sí, estoy segura. Además, tengo ganas de pasar tiempo contigo- las palabras salieron de mi boca, sin haberlas procesado con anticipación. Sus ojos se encontraron con los míos, provocando calambres en mi estómago. Su mirada descendió a mis labios y pasó saliva. Estaba por inclinar su cuerpo hacia a mí, cuando la bocina del auto que estaba detrás, comenzó a sonar de forma ruidosa y repetitiva. Se incorporó rápidamente y miró por el retrovisor, con el ceño fruncido.
- ¿ Qué diablos le pasa ? - preguntó , furioso.
- Tienes que conducir- respondí señalando la luz verde.
(...)
Afortunadamente, no llovió mientras estábamos en la feria, hubo unos pequeños relámpagos, pero nada más. Había pasado más de una hora desde que llegamos al parque de diversiones y va habíamos disfrutado de la adrenalina de los juegos que te dejaban prácticamente en el aire. Esperaba por lo menos que Wonho demostrara algo de miedo cuando el juego subía a una altura peligrosa, pero no, ni un grito aterrador salió de su boca. Lo único que escuchaba era su risa cada vez que yo gritaba como una loca.
Luego de un recorrido, encontramos un local en donde podías ganar un peluche si la pelota caía dentro de la canasta de red. Como era de esperarse, Wonho me retó, diciendo que yo no era capaz de ganar. Para contradecirlo, participé en el juego y empecé a aventar las tres pelotas que nos proporcionaron. Los primeras dos cayeron en el lugar indicado. Me concentré en el último tiro e ignorando las palabras de Wonho diciendo "No lo lograrás", lancé la pelota. La fuerza que apliqué pareció haber sido la ideal, encesté y gané. Lo mire con una sonrisa triunfadora, mientras recibía un adorable unicornio Perfecto para mí. No se quiso quedar atrás y decidió jugar.
- Aléjate un poco para no tener mala suerte-hizo un ademán, expresando que me alejara. Rodeé los ojos y me moví un poco. Lanzó las dos pelotas y ambas cayeron perfectamente en la canasta. Tomó la tercera y última pelota, iba a ganar, de eso estaba segura. Cuando se volvió hacia a mí y me miró, sabía que estaba planeando algo.
- Te apuesto un beso a que la pelota caerá en la red- aseguró, sin darme la libertad de estar de acuerdo. Se me ocurrió una idea para que no lograra su objetivo y asentí.
-Está bien- entrecerró los ojos, preguntándose por que había accedido fácilmente, Sonrió de lado y sujetó la pelota.
-No te podrás retractar- se volvió hacia al frente, manteniendo concentración. Sus definidos brazos se estiraron a la canasta y lo demás se sintió en cámara lenta. Antes de que la pelota cayera a la red, atravesé la mano, evitando que encestara. La pelota cayo al suelo y el encargado avisó que había perdido.
- Hiciste trampa- dijo, frunciendo el ceño.
- No había reglas- reí y me alejé, mientras veía que Wonho se quejaba que yo lo había arruinado, pero el encargado no hizo nada al respecto. Dándose por vencido, caminó hacia a mí hasta estar a mi lado.
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Viviendo con un Idiota (Wonho Y Tu)
Teen FictionUna visita inesperada y un idiota bajo mi mismo techo. como terminara esta historia. Ok cabe informar q esta historia no es mía es de kendymasness una de mis escritoras preferidas y esta historia me encanta espero la disfruten