●Volumen Terminado●
"Bremin" es el lugar perfecto en donde todos desean vivir.
Lindo, pacífico y reducido en habitantes.
Entre ellos existen dos adolescentes quienes habian sido muy buenos amigos de la infancia.
Sus nombres son Felix Bostwick y Ha...
Al despertar, vi que ya era de día, sentí que el sueño que habia tenido parecia tan real. Me enlisté para la prepa y me dirigí para saludar a mi hermano junto con mis padres que siempre me esperaban para desayunar.
Mientras bajaba las escaleras, pude escuchar que muchas voces salian de la cocina, "llegaron mis tios de visita" pensé. Apresuré el paso y al mismo tiempo pude divisar que cuatro chicos estaban sentados en la mesa, mientras que mamá les hacia de comer y papá se hacia su café matutino.
"¿Pero, qué diablos pasa aquí?" Grité fuertemente, anonadado, a lo que uno de los chicos reaccionó con un "Al fin despiertas Ross, ¡ven a desayunar! Hoy será un largo día". "¿Ross?, ¿pero quién es Ross?" Me senté junto a ellos, meditando lo ocurrido, buscando alguna explicación. El único asiento desocupado era junto a un chico de larga melena que me habia llamado por el nombre de Ross.
-¿Qué sucede hermanito? - me preguntó él con una sonrisa. -¿Hermanito? -me pregunté- Nada eso creo. - Tuviste alguna pesadilla -exclamó una chica rubia de larga cabellera. - No, en verdad todo está bien -me levanté de la mesa- ¿hermanos?, padres, lo siento pero debo....¿irme?.
Me dirigí hacía la puerta principal y al instante ya me encontraba caminando rápidamente hacia la prepa. Necesitaba salir de casa ahora mismo. Aún me pregunto, ¿quién demonios es Ross?. En eso, mientras seguía caminando, vi mi reflejo como de costumbre en la ventana de un auto. "¡Estoy rubio!" Grité impactado y las personas que se encontraban cerca de mi, quedaron mirandome como si estuviera loco.
Inmediatamente, disimulando mi acción, me dirigí corriendo a la preparatoria. Necesitaba respuestas. Y sólo Ellen debería saber. Estoy seguro de que todo esto es su culpa, pero esto no se quedará así.
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~Narra Gabrielle~
Al dia siguiente desperte con una jaqueca enorme. No puedo creer lo que me pasó anoche, definitivamente tengo que contarselo a mis padres. Me dirigí a su cuarto pero no estaban, tal vez se encontraban en la cocina. Me dirigí hacia allá, pero lo único que vi fue a una mujer mayor muy parecida a mi abuela.
- ¿Abuela? -pregunté - ¡Gabrielle! -me dice y se dirige a darme un abrazo- ¿qué quieres que te haga de comer tu abuela? - Sólo un vaso de leche, gracias -me sente, mirando a todos lados por si veía a alguno de mis padres. Abuela, ¿dónde están mamá y papá? -la miré mientras observo que su sonrisa se desvanece lentamente. - Hija, sé que los extrañas pero tu sabes perfectamente lo que sucedió -me entrega el vaso con leche. - ¿Si? ¿Y que pasó? Además ¿por qué estás tú aquí? - comí unas galletas que habian encima de la mesa mientras esperaba una respuesta lógica. - Gabrielle, tus padres, murieron, cuando eras muy pequeña, ¡recuerdalo hija! Nosotros junto con tu abuelo tuvimos que criarte... -siguió
