23. Inasa Yoarashi

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23. Inasa Yoarashi

La espalda desnuda de Shôto fue a dar violentamente contra los fríos azulejos de la pared del cuarto de baño. Las afanosas manos de Katsuki se asían con fuerza de sus glúteos y para más comodidad, rodeó las caderas del rubio con sus piernas.

El sonido del agua de la ducha era lo único que amortiguó sus gemidos cuando Katsuki le penetró de forma ruda, clavándole las uñas en la piel de su trasero. Y de nuevo hundiendo sus dientes en la piel de su cuello, para deleitarse con el sabor metálico y dulce de esa sangre que tanto le gustaba.

Gruñendo como descontrolado. Embistiéndole como una bestia fuera de sí. Con los cuerpos empapados por el agua que les caía encima. Temiendo que por culpa del ímpetu, la pared se terminase derrumbando a sus espaldas.

Katsuki se derramó en su interior poco después, pero continuó como cegado por un deseo irrefrenable. Tal vez porque aún no había saciado su desmedida hambre de sexo. O quizás porque Shôto aún no había alcanzado el orgasmo.

Atrapó su boca acallando sus jadeos. Enredando su lengua con la del bicolor. Mordiéndola como acostumbraba aunque el otro se quejase.

–Di mi nombre—dijo el rubio en mitad del beso. Usando una mano para sostenerlo y la otra para masajear su miembro. –Déjame escucharte...

Shôto apenas podía verle el rostro. Los cabellos empapados le caían sobre los ojos y le dificultaban la visión. El vapor que inundaba el baño tampoco ayudaba demasiado. Pero aquellos iris rojos sí podía distinguirlos a la perfección, y le sometían. Se convertía en un ser sumiso ante la mirada del otro. Ante el tacto del otro.

–Katsuki... –dijo sintiendo que todo su cuerpo temblaba. El rubio estaba consiguiendo llevarle a ese punto sin retorno que le hacía perderse de si mismo.

–Dilo otra vez—le embestía con violencia. Con los labios de nuevo sobre la piel de su cuello. Esperando para morderle otra vez en el momento justo.

–Katsuki...—sus manos aferradas sobre la espalda del otro perdieron las fuerzas y de no ser porque Bakugô le sujetaba, habría caído al suelo.

El cuerpo del rubio se pegó más al suyo cuando alcanzó el clímax y la respiración se le cortó un instante. Katsuki le mordió en el cuello otra vez cuando volvió a llenarle de nuevo. Soltando un gemido ronco de satisfacción. Entonces el medio demonio se dejó caer en la bañera, arrastrando al otro consigo. Manteniéndolo encima de él.

–Me gusta hacerlo por las mañanas—reconoció Katsuki acariciando los cabellos del bicolor y retirándolos de su rostro.

–Te gusta hacerlo cuando sea.

–Cierto—dijo y le mordió en la mejilla con suavidad.

Una vez duchados y vestidos bajaron al piso inferior, donde pillaron a Tôya entrando por la puerta.

–Llevas la misma ropa que ayer cuando te fuiste—apuntó Shôto. El rostro de su hermano se puso del color de las cerezas.

–Es que me quedé a dormir en casa de un colega—dijo nervioso.

–Hueles a mentira—dijo Katsuki. –Y a otra persona...

–Pues claro. He dicho que me quedé en casa de un colega. Es normal que huela a él. Porque me dejó un par de mantas y sus cosas huelen a él. Déjame en paz—dijo y orbitó al piso de arriba.

–Creo que se acostó con alguien—dijo el bicolor.

–Imagen mental no deseada—dijo Katsuki estremeciéndose con desagrado.

T³ (BakuTodo - Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora