Capítulo 2

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Sigo mirando el techo, pero mis pensamientos se interrumpen al sentir que tu cuerpo se mueve junto al mío:

- Nnnn...Zoro...- te escucho decir y sonrío suavemente. Aun dormido pronuncias mi nombre con una sensualidad que no alcanzo a describir. Una vez más la tierna expresión de tu rostro dormido me ha vencido, te envuelvo en un abrazo y beso tu frente.

Antes de conocerte, nunca pensé que pudiera a llegar a tratar a alguien con tanta delicadeza, ni a perderme en una mirada. Será extraño decirlo pero incluso siento que me has hecho crecer, "has cambiado" dicen quienes me conocen "ahora sonríes más seguido". Yo mismo me he sorprendido sonriendo sin razón aparente, pero la mayoría de las veces, conservo mi expresión seria, creo que ya es parte de mí como lo es mi cabello verde.

Vuelvo a mirar al techo y los recuerdos continúan apareciendo...

El lunes en clases todo ocurrió sin percances. De cuando en cuando miraba hacia tu asiento, y para mi sorpresa estabas poniendo atención y me sonreías, pero eso no duraba mucho, según lo comprobé minutos después cuando tu vista de nuevo estaba dirigida a la ventana, lancé un suspiro, definitivamente eras de los que se distraían fácilmente.

Apenas terminé de dictar la tarea cuando sonó el timbre de salida y todos se apresuraron a salir del salón como si hubiera una plaga, no los culpé, me recordaban mis días como estudiante. 

Pronto me di cuenta de que tú eras el único que quedaba en el aula y de dirigiste hacia mí escritorio:

- ¿empezamos ya?- pregunté

Tú asentiste mientras ponías tus libros sobre mi escritorio y te sentabas

- ¡oe! ¡Ese es el asiento del maestro!-grité

- es que éste es más cómodo Zoro, además el salón se ve diferente desde aquí shishishi

- ¿de qué te ríes?- dije frunciendo el ceño- además en la escuela debes llamarme "sensei"

- Es que te ves gracioso cuando te enojas, y ya no estamos en clases.

En verdad me extrañó el comentario, pues normalmente me dicen que cuando me enojo soy temible, y lo de "sensei" decidí pasarlo por alto.

- Bueno...-resoplé – puedes quedarte en mi asiento, ahora vamos a empezar

Comencé por explicarte los ejercicios que había de tarea, pero al parecer no estabas entendiendo nada.

- Zoro, no entiendo-interrumpiste

- Ehh? Pero si es lo que vimos en la clase de hoy-repuse

- Sí, pero me distraje un momento y luego me perdí...

Pasé una mano por mi cara para recuperar la paciencia y volví a explicarte todo lo que habíamos visto en clase, pero esta vez tenía toda tu atención, seguramente porque te estaba observando de cerca. 

Después te ayude a resolver la tarea, al parecer mis explicaciones surtieron efecto, pues solo me pediste ayuda en 4 ocasiones, era incluso menos de lo que esperaba. Una vez que te hice las correcciones di por terminada la lección, guardé mis cosas y me dispuse a irme, pero sentí que me jalabas de la manga de mi saco.

- Zoro...muchas gracias

- no hay de qué- contesté, pero no me soltabas.

-tal vez no sea mucho para ti, pero eres el primer maestro que no pierde la paciencia conmigo...además-bajaste un poco la vista- me gustó que me explicaras personalmente, así hasta siento que tu clase puede llegar a agradarme

Sin saber exactamente por qué pasé mi mano por tu cabeza e hice que me miraras a la cara

-solo necesitas poner de tu parte y no distraerte Luffy, de todos modos nos seguiremos viendo los días que tengas clase conmigo para seguir repasando y...

Un grito tuyo me hizo callar:

- ¡Sí! ¡Definitivamente mejoraré con tu ayuda Zoro!

- Bueno, bueno-dije tratando de tranquilizarte- será mejor que nos vayamos- y salimos del salón

Caminamos juntos más del lo que esperaba, así que pregunté:

- ¿Qué no tu casa queda para allá?- y señalé a mi derecha

- Sí, pero de cualquier modo no hay nadie esperándome en casa- tu rostro se ensombreció- además me gusta pasar tiempo contigo- dijiste regalándome tu mejor sonrisa- ¿sabes? El sábado disfruté mucho estando en tu casa, hacía mucho que no tenía una conversación tan agradable...tú no eres tan serio como aparentas...

Miré hacia otro lado, no sabía que responder exactamente y no le podía decir algo como "no, solo soy así cuando estoy contigo" no, así que me guardé el comentario.

- Pues, cuando quieras puedes pasarte por mi casa...-me sentí como un tonto, también ese era un comentario raro.

Tus ojos se iluminaron y te acercaste más a mí.

- Realmente eres una persona amable.

No contesté nada, en ese momento deseaba estar en otro lugar, pues sentía que si seguía cerca de ti iba a terminar haciendo algo imprudente, como lo era el hecho de te estuviera tomando por los hombros mirándote como si no hubiera nadie más en la calle, ni siquiera en la ciudad entera... ¿y luego? Me aparté de ti repentinamente:

- Nos vemos mañana Luffy- dije con intención de continuar mi camino, pero no di muchos pasos antes de mirar hacia atrás y verte inmóvil con un adorable rojo en tus mejillas

- A-ah sí, ¡nos vemos mañana! –dijiste sacudiendo la mano con nerviosismo.

Seguí mi camino y doblé en la esquina para dirigirme a mi casa. Cerré la puerta detrás de mí y me tumbé en el sillón "¿qué pasaba conmigo?" Me preguntaba una y otra vez. "no será que..."

"no, ¡no puede ser! Es ilógico, ¡¡es mi alumno!!" mené la cabeza como para deshacerme de mis pensamientos. Decidí comenzar a preparar mi clase de mañana. ¡Sí! Debía mantenerme ocupado para no pensar en eso.

No pasó mucho antes de que me diera cuenta de que no lo lograba, una y otra vez aparecías en mi mente, tu risa, tu mirada, tus gestos...

¿en verdad me había enamorado de mi propio alumno?

Mi Historia contigo ZOLUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora