Capítulo 6

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Ahora sí, después de mucha desidia, les traigo la última parte de esta historia. Este fue el primer fan fic de One Piece que escribí.

Con esto termino de cerrar un ciclo un poco nostálgico, espero lo disfruten.

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El cantar de los pájaros y el sol en mi cara me avisan de la llegada del nuevo día, el día de nuestra prueba. Lentamente me levanto para desperezarme y me dirijo al baño para ducharme, ha sido una noche larga y el día está impregnado de incertidumbre. Miro hacia atrás y te veo dormido, te despertaré cuando termine de bañarme, después de todo siempre me pides 10 minutos más.

Al salir del baño me envuelvo en una toalla y regreso al cuarto:

- Luffy – Digo sacudiéndote un poco – Ya es hora.

- Nnnnnaaaaa.... Un rato más... – Contestas medio dormido.

Me acerco más a tu rostro y te beso. Inmediatamente abres los ojos.

Nunca falla.

- Buenos días Zoro – te restriegas los ojos –¿qué hora es?

- Casi las 11, hoy dormiste más de la cuenta.

- Es que, lo de anoche fue intenso – dices sonrojado.

Sin saber por qué te abrazo como si no lo hubiera hecho en mucho tiempo.

- Todo estará bien, así que no te preocupes – Dices besándome cerca de los labios.

- Nos iremos después de almorzar – te devuelvo la sonrisa y salgo del cuarto.

Después de almorzar nos dan las 12:30 y salimos de la casa. Según dijiste tu hermano llegaría a casa como a las 4, por lo cual tuvimos algo de tiempo para pasear por la ciudad.

Aunque ambos queremos hablar del asunto, nos aguantamos las ganas, pues sabemos que solamente nos pondría más nerviosos, así que lo mejor fue dejarlo así y continuamos caminando por los lugares que frecuentábamos en nuestras salidas de fin de semana.

Cada uno de esos lugares guarda un recuerdo de nosotros, por lo cual lo atesoramos en nuestra memoria. Tantas cosas hemos pasado juntos, que estoy dispuesto a proteger nuestro amor y a hacer lo que sea para que sigas a mi lado. A veces creo que tú sabes lo que estoy pensando porque en momentos como este enlazas tu mano con la mía y me sonríes tiernamente.

La hora acordada se va acercando justo cuando caminamos por un retirado sendero del parque. Tu vista se queda en el piso, pero te hago mirarme a los ojos y te digo "vamos".

Así volvemos sobre nuestros pasos, caminando decididamente hacia el frente, pero esta vez no sueltas mi mano, te quedas así aún cuando llegamos a una concurrida calle. Ignorando los murmullos que a nuestras espaldas se escuchan, pero a mis oídos se van perdiendo entre los demás ruidos de la ciudad, disueltos entre los edificios y el tráfico.

Por fin llegamos al conjunto departamental donde vives. Aprietas mi mano con fuerza diciendo "es hora".

Subimos dos pisos y nos encontramos de frente a tu departamento. Pero esta vez traes llaves y abres la puerta.

- ¡¡Ace!! Estoy en casa – Gritaste desde la entrada.

Caminamos hasta la sala, aún no había respuesta de nadie.

Pero de repente, se escuchan unos ruidos que provenían del pasillo, al parecer eran unos pasos algo accidentados, como saltos vacilantes. Detrás de la pared de aquél pasillo sale un pelinegro pecoso que se abrocha la camisa. Te mira con algo de sorpresa sin reparar en mí.

Mi Historia contigo ZOLUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora