Capítulo 3

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Te juro que esa posibilidad realmente me llenaba de pánico.... ¿Y si así fuera? No creo que pudiera cargar con ello por mucho, a veces sentía que incluso me haría enloquecer.

Las siguientes semanas pasaron con cierta tranquilidad, te seguía ayudando después de clases y miraba con satisfacción tus progresos, además, hablábamos después de clases y la confianza entre nosotros fue creciendo... ¿acaso no era perfecto?

Me di cuenta de que no, las cosas no serían tan tranquilas como lo pensé, ni siquiera en el ámbito escolar. Siempre salía estresado de otro grupo, sí, el grupo de ese crío de cejas rizadas que siempre lograba sacarme de mis casillas...Sanji, yo sabía que él era el que había difundido el apodo con el que ahora me conocen "marimo-sensei", no era nada agradable el entrar a su salón y ver en el pizarrón una versión chibi mía con mi ya famoso apodo... ¡en verdad era odioso! Pero dada mi posición como maestro, solo podía limitarme a regañarlo, aunque con eso no lograra que el arrogante rubio bajara la guardia.

Debo decirte que el apodo no fue el motivo de mi odio hacia a él, sino que en varias ocasiones ya lo había visto demasiado cerca de ti, no podía evitar una sensación de coraje cada vez que esperaba que salieras al almuerzo para abordarte y no dejarte en paz por el resto del descanso. Pero nada podía hacer sin que me dejara en evidencia como un profesor muerto de los celos por uno de sus alumnos... sí, yo llevaba las de perder, así que me limitaba a apretar los puños y los dientes para tratar de controlar el deseo de golpearlo... no quería reconocerlo pero ¡estaba celoso!

Estaría celoso de cualquiera que se te acercara en ese modo, incluso llegué a seguirlo algunas veces para asegurarme de que no hiciera nada indebido, pero casi siempre iba al baño donde fumaba como chimenea o al patio principal a coquetear con las chicas de grados inferiores, por lo que yo lo veía como un lobo con piel de oveja, entonces ¿por qué no desearía aprovecharse de tu inocencia? Me convencí de que debía mantenerlo vigilado.

Me sorprendí a mi mismo actuando de esta manera, pues el sentimiento era completamente nuevo para mí, nadie me había importado tanto como para llegar a esos extremos, aún así traté de actuar con cautela para no hacer nada que pudiera meterme en problemas ¡por primera vez mi trabajo me interesaba! mi padre hubiera estado orgulloso de mí, aunque no por las razones debidas, después de todo él era un maestro dedicado a su trabajo y sus alumnos lo apreciaban mucho; sus presiones me llevaron a aprender su profesión y así terminé... pero ¿quién diría que gracias a eso te conocería y construiría junto a ti los recuerdos más hermosos que tengo?

Con palabras no alcanzo a decir cuánto te amo, ese sentimiento que fue creciendo poco a poco y hasta convertirse en lo que es lo que es hoy, y no me arrepiento de nada, en ti encuentro valor, esperanza y la fuerza para continuar día a día.

Es increíble lo que he llegado a hacer, como ese día, en el que ya no pude reprimir el coraje que el idiota de Sanji me provocaba.

Recuerdo bien ese viernes de diciembre, cuando la ciudad se había vuelto blanca por las nevadas; daba más pereza que nunca el levantarse y enfrentar el frío para ir a la escuela, pero las vacaciones de navidad se acercaban y eso nos impulsaba a todos, incluso a ti.

Ese día terminamos otra de nuestras sesiones de regularización en mi materia, no podía negar que esperaba ansioso esos días para pasar tiempo contigo y hablar, ver tu encantadora sonrisa me hacía el día. Pero, no podríamos caminar juntos a casa, yo tenía una reunión de profesores en la casa de mi superior, la profesora Nico y no podía llegar tarde. Así que salí del salón a toda prisa, olvidando mi abrigo en el salón de clases, pero no me di cuenta sino hasta que había llegado a la planta baja y sentí el tremendo frío de afuera. 

"¡Pero qué tonto!" pensé "se me hace tarde y yo olvido mi abrigo" por lo que tuve que volver corriendo al salón. Subí las escaleras a toda prisa, y vi al desgraciado de Sanji arrinconarte contra unos casilleros, al parecer no se había percatado de que yo estaba cerca:

- Me has hecho esperar mucho, Luffy- dijo con lascivia mientras aprisionaba tus muñecas con fuerza y acercaba su boca a tu cuello

- ¡N-no Sanji! Ya te dije que no estoy interesado en ti- decías luchando en vano por zafarte de su agarre

- No me importa que no estés interesado- y desabrochó con la mano libre tu camisa- yo te deseo desde hace tiempo.

Al ver su mano bajar por tu pecho y tu rostro de humillación estallé hecho una furia y corrí hacia él:

- ¡déjalo en paz!- grité propinándole un puñetazo en la cara, tan fuerte que hasta a mí me dolió

Inmediatamente me puse delante de ti y ese bastardo se levantó con actitud arrogante limpiándose la sangre de la boca.

- ¡te lo advierto, si te vuelvo a ver cerca de él, juro que te mato!- amenacé

- Como si no supiera que usted está interesado en él- comentó en tono sarcástico mientras encendía un cigarrillo- puedo saberlo por la forma en que lo mira todo el tiempo, marimo-sensei

Logré permanecer indiferente ante la sorpresa, pero él prosiguió:

- Y si quiero, puedo decírselo al consejo de maestros...

- ¿ah sí?- pregunté en el mismo tono- ¿y a quién le van a creer, al pervertido que estaba acosando a un alumno, o al profesor que llegó a salvarlo?- y caminé amenazadoramente hacia él hasta estar lo suficientemente cerca como para tomarlo por el cuello de la camisa- así que tú sabrás qué es lo que más te conviene

Pude ver la derrota en sus ojos al soltarlo, él simplemente bajó las escaleras y por la ventana lo vi salir del edificio.

Rápidamente me dirigí hacia a ti, aún estabas en el piso con la mirada baja y los puños cerrados.

- Luffy... ¿no te hizo daño? No te preocupes, ya pasó todo...- no terminé de hablar, puesto que te lanzaste hacia mí y rodeaste mi cuello con tus brazos, no dije nada, pues me estremecí al sentir tus lágrimas mojar mi pecho.

- ¡Zoro!- dijiste tratando de decir algo más, pero el llanto no te dejaba- ¡¡¡gr-gracias!!!

- Tranquilízate- y pasé mis manos por tu rostro para secarte las lágrimas- todo estará bien...- dije arrodillándome frente a ti y te envolví en un abrazo- no dejaré que algo así te vuelva a ocurrir

- Zoro...-dijiste con la voz quebrada- ¿en- en verdad te gusto?- y tu cara se puso completamente roja, pero ciertamente no se comparaba con la mía.

Yo guardé silencio sin dejar de mirarte, pero tú continuaste:

- Porque, tú también me gustas Zoro, es más, te quiero- y miraste hacia abajo

No sabía qué hacer, ambos sentíamos lo mismo, pero eso podía meternos en problemas y yo lo sabía. Pero decidí escuchar a mis sentimientos y me acerqué más a ti para tomar tu rostro:

- Yo tampoco puedo seguir ocultándolo- dije buscando tu boca, te sonrojaste más, y me permitiste continuar, nuestros labios se unieron en un suave pero largo beso.

Nos separamos, te miré y nos quedamos un rato más abrazados, tú y yo solos en un pasillo de la escuela ya vacía, afuera la nieve caía lentamente, pero dentro de nosotros, la sangre ardía.

Continuará.....

Mi Historia contigo ZOLUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora