★Parte Única★

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Había pasado bastante tiempo desde que habían vuelto al espacio. Visitaron el Garrison, Texas, Cuba, y muchos lugares más antes de volver a su trabajo como defensores del universo.

Pero para Lance no fue tan fácil.

Desde que su familia se había enterado de que sentía algo por cierto paladín rojo, no habían dejado de molestarlo con frases en español como "tu chico", "tu esposo" e incluso "el amor de tu vida". Por suerte, Keith era el único que no entendía español.

Tiempo después de que su familia se enterara, también lo hizo Pidge, y con ella Shiro, Hunk, Coraan y Allura. La chica de lentes no paraba de silbar cada vez que el paladín rojo pasaba por al lado del latino, lo que solo frustraba más a éste.

Ahora, Lance no podía pasar ni un minuto con Keith, ya que comenzaba a sudar y a ponerse nervioso como jamás lo hizo. Cada vez que cruzaban palabras no bastaban más de cuatro oraciones para que el castaño comenzara a balbucear y se tuviera que ir.

Y todas estas cosas no eran ignoradas por el azabache. Claramente se empezó a preocupar y fue con la persona con la que tenía más confianza, Shiro, para buscar respuestas sobre el comportamiento del menor.

Desafortunadamente, el hombre se negó a dar explicaciones, diciendo que era un tema privado de Lance. Esto no hizo nada más que hacerle creer a Keith que Lance estaba enamorado de alguien, ya que solo conocía tres temas así privados, y éstos eran matar, amar, o familia. Dado que Lance se llevaba muy bien con su familia y no había matado a nadie, fue a por la segunda opción.

Intentó acercarse al de tez canela varias veces, pero él solo lo evitaba y se iba, dejándolo aún más confundido que antes. ¿Acaso no confiaba en él? En ese momento, una horrible idea se le vino a la cabeza.

¿Acaso lo odiaba?

Pero mientras Keith no se daba cuenta de la verdadera razón por la que el chico evadía hablar con él, Hunk se estaba empezando a preocupar.

El gran cocinero intentó hablarlo con su amigo, ya no podía seguir ignorando a Keith o solo sería peor. Desafortunadamente, Lance era terco y odiaba que lo vean débil, por lo que se negaba a hablar de esos temas y huía lo más rápido que podía.

El paladín rojo notó como el cubano evitaba a su propio mejor amigo, y eso solo aumentó sus sospechas. Cada vez era más obvio que Lance estaba enojado con él, y gracias a ese enojo todos los demás paladines sufrían las consecuencias.

Decidió que si Lance no hablaba con Hunk, él lo haría.

-¿Oye, Hunk?- Llamó mientras entraba a la cocina y se apoyaba contra la mesada.

-¿Uh? Oh, hola Keith- El tono siempre feliz del moreno había cambiado, y se notaba.

Sin poder más con la culpa, Keith no podía hacer otra cosa que intentar averiguar más sobre el tema.

-¿Sabes por qué Lance está enojado conmigo? ¿O por qué evita a todos?- Preguntó finalmente.

Los ojos marrones se abrieron de par en par, petrificados por un momento. Cuando Hunk volvió en sí, sus movimientos eran rápidos y descuidados.

-No sé de que hablas, Lance está perfectamente bien, ¿por qué no lo estaría? Está bien- Sus palabras salían apresuradas y nerviosas, preocupando al asiático.

-No lo creo, ¿por qué no puedes contarme?- Se acercó un poco más hacia el paladín amarillo, causando que éste se alejara.

-¿Contarte qué?- Una pequeña risa nerviosa se escapó de su boca.

Justo cuando estaba por volver a preguntar, una voz femenina lo frenó desde la puerta.

-Si quieres respuestas tienes que pedírselas a él en persona- Al voltear, Keith se encontró con Pidge, recostada sobre el marco de la puerta.

I Won't Say I'm In Love |:Klance One-Shot:|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora