Momentos de silencio

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Amelia

Ver sus ojos era como ver un cielo nubloso a punto de llover, podrían significar paz o intranquilidad aunque al verlo tan cerca nuevamente traían una armonía en todo mi cuerpo y mi mente se encontraba en calma tan solo al ver sus ojos. El querer trazar aquellos en una ilustración era una tarea imposible, por más trazos que hiciera sería imposible imitar al igual una falta de respeto a esos ojos.

Azul grisáceo, recordaba el nombre de ese color. Lo usaba usualmente para recrear escenas de algunos animes que Sam me obligaba a ver; vagos recuerdos llegan al mi de esa tarde de hace cinco días en donde estuvimos solos en la sala de música. Había ido en más de una ocasión a ese lugar en un intento de recrear la dulce melodía de la pieza de Beethoven pero el haber fallado en cada intento logro romper la seguridad en pretender conseguir con éxito una imitación aceptable.

Una parte de mi anhelaba descifrar los pensamientos y palabras que esos ojos estaban susurrando, el desespero y la confusión eran una de las pocas emociones que podía descifrar. Era tan patética, ¿por qué diablos estaba partiéndome en estos momentos por las palabras de un hombre que era mi profesor? Aunque entendía un poco la locura con él, ahora lo entendía. Verlo a tres metros a tan solo quizás un metro era un gran cambio, podías notar cada aspecto de su rostro y detallar; la palabra hermoso quedaba corto al rostro de este hombre. Podría decirse que el encajaba con la descripción de la autoras de libros juveniles, aunque su mirada no indicaba problemas sino algo más.

—Profesor Gray, vaya sorpresa. —susurro en un intento de acabar con el silencio.

Suelta un suspiro más sus ojos nunca se separaron de mi rostro. Era algo extraño que ese sentimiento de inseguridad aún no haya abarcado mi cuerpo, pero la mirada de fascinación en sus ojos me quitaba el aire. No sabía cómo había sido capaz de decir esas palabras sin tartamudear. Abrí los ojos sorprendida ante su atrevido acto, solo basto un toque para erizar mi piel. Esto no se sentía como algún roce de piel que haya tenido a lo largo de los años; la pureza, delicadeza e inocencia que transmitía ese toque traía lágrimas a mis ojos y ganas de gritar por tan injusto que ha sido la vida. ¿Cómo era posible que un simple extraño hiciera esto conmigo? Tal vez estaba muy dañada que había olvidado la inocencia de la vida y todas las veces que creía que mis intenciones era puras, eran una simple falsa para no preocupar a las personas y no contaminarlos con la oscuridad que se había vuelto mi vida. Él abre los ojos cuando una gota salada toca su dedo.

Una pregunta nominaba sus ojos. ¿Estás bien? susurraban sus labios en silencio. ¿Qué era esto? No lo entendía, pero le pedí aquel Dios que no interrumpiera este momento. Tantas veces lo había llamado cuando todo se estaba comenzando a ponerse gris y ahora todo es negro, nunca llego por más que gritara por su presencia en las noches con la luna y las estrellas como testigos de las noches de dolor que solo mi almohada había logrado esfumar y disfrazarlo como una pesadilla cualquiera. Él aleja su mano con confusión y se aleja un poco de mí pero su esencia seguía abrazándome.

Entonces recordé mis miedos y derrotas, cada una de ellas comenzaron a salir recordándome por qué no debía confiar en las personas por más que tuvieran buenas intención. Las personas amables también podían hacerte daño; todos estos años he vivido intentando comprender al mundo. Aún no lo he logrado comprender. Lo que había sucedido lo tomaría como otro sueño más, eso sería lo más sensato.

—Estudiante Loveless, no tenía conocimiento que los estudiantes podían trabajar. Tenía entendido que estaba prohibido. —comenta confundido. Su mano dejo una sombra invisible sobre mi mejilla.

Acomodo un mechón detrás de mi oreja y miro hacia afuera pretendiendo estar interesada en algún acto del exterior tratando de cobrar la cordura: —La directora James me permitió trabajar afuera de las instalaciones, ella tiene entendido mi situación y está de acuerdo conmigo y mi madre que debía recolectar algún ahorro por si ocurría alguna emergencia.

Como encontrar el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora