Capítulo 8: Un buen día

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Sofía corrió las cortinas beige que adornaban el  gran ventanal de su habitación y dejó que comenzaran  asomar los primeros rayos del día. Fue al baño, se dió una rápida ducha y lavó sus dientes. Antes de desayunar pasó por el despacho y observó de soslayo la pila de apuntes que tenía aun sin tocar encima del escritorio ¡Que barbaridad! - pensó. Era su tercer año en la universidad por la especialidad de enfermería, pero ese año estaba siendo el peor de todos. Agobiada cogió un cigarrillo de la ostentosa pitillera de brillantes de  Svarosky que Dani le había regalado para su cumpleaños y salió a la terraza para que el aire de la calle refrescara sus pensamientos. Era el primero de sus dos días libres y tenía que organizarlos para poder entregar el lunes siguiente tres trabajos y estudiar uno de los tantos exámenes de Anatomía Humana que Doña Matilde " la bruja Lola" como la llamaban en la universidad por su pelo rubio con mechas moradas se había encargado de ponerles...otro mas.

Escuchó ruidos dentro del piso y asomó su cabeza para mirar a Dani que acababa de levantarse y se dirigía hacia el baño. Observó su ancha y dura espalda y sus definidas piernas tras los Levis de última colección que llevaba puestos y después miró el pijama desgastado y lleno de pelotillas que su madre le regaló dos años atrás y su rostro se descompuso. El sueldo no le permitía lujos como aquellos, pagaba la hipoteca del piso que se encaprichó en comprar en contra de sus padres, el agua, la luz, la comida, la factura del teléfono que cada vez subía mas y eso sin contar  la carisma mensualidad de la universidad. Era extraño el mes que no tenía que pedir un anticipo al bueno de Raul para poder llenar el coche de gasolina e ir a trabajar un día más. Añoraba acabar la carrera y comenzar a trabajar como enfermera para cobrar un sueldo un poco mas elevado y vivir con mas soltura. Asomó su cabeza a la calle y comprobando que nadie pasaba por allí tiró la colilla del cigarro  y sintió como unas cálidas manos agarraban su cintura. 

- Buenos días guapa. Volvió su rostro y observó aquellos redondos ojos aguamarina y por primera vez sintió calor en esa fresca mañana

-Buenos días pequeño. Exclamó intentando cambiar de humor para que Dani no notase lo agobiada que estaba. 

- Sabes que no me gusta que me llames pequeño. Insistió el menor con cansancio.

- ¡Pero lo eres!  Revolvió su largo pelo rubio trigueño tapando sus ojos con el. 

- Pero soy el tío con el que mejor lo has pasado en la cama. Respondió orgulloso. Su comentario le molestó, pero si los de su misma edad solo pensaban en eso ¿que mas podía esperar de un chico de 19 años? ¿Pensaba que pasaría con ella el resto de su vida? Estaba encaprichado y mientras más se opusiese su familia a esa relación más y más se encapricharía el niño rico de ella. 

- Vamos a desayunar. Dijo la morena entrando de nuevo a la sala y rodeando el precioso sofá amarillo que aún pagaba. 

- Reconocelo.  Exigió el rubio 

- ¡Déjame Dani!¡No tengo ganas de tonterías! Dani se abalanzó sobre ella y comenzó a hacerle cosquillas por todo el cuerpo. Ella no podía para de reír. ¡Para tonto!

- ¡Reconocelo joder! 

- Vale tu ganas, eres el mejor en la cama. Respondió la morena riendo. El comenzó a repartir besos por su cuello y subió la camiseta del desgastado pijama para poder agarrar sus pechos. Sofía sujetó su mentón con firmeza para que el rubio la mirase a los ojos. 

- ¿Por que te gusto Dani? Quiso saber la mayor, conocedora de la respuesta.

- Porque estas muy buena.  Respondió sin dejar de manosearla con descaro. Ella se zafó como pudo y se encaminó hasta la cocina.

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