All I Want For Christmas Is You

1.1K 72 8
                                    

25 de diciembre. Las dos chicas se encontraban con el resto de sus amigos en un karaoke viendo como la mayoría de ellos hacían el ridículo. Habían ido a cenar todos juntos y luego les había parecido buena idea ir a hacer el mamarracho un poco - como si fuera algo que no hicieran el resto del año- y ahora ahí estaban, observando cómo Sabela cantaba en un idioma extraño que ella decía que era inglés y bailaba motivadísima.

Ana no había dejado de darle vueltas a lo sucedido el día anterior y a qué habría pasado se hubiera atrevido a besarla... ¿Le habría correspondido? ¿Se habría apartado y habría salido corriendo de allí? Nunca lo sabría. Aunque, en realidad era lo mejor. No habría soportado que se hubiera dado el segundo escenario...

Mimi, por su parte también había pensado en ello pero había optado por autoconvencerse de que aquello había pasado porque Ana iba borracha. Porque sabía que, de lo contrario, habría pasado todo el día dándole vueltas.

Aunque, si le preguntaban a sus amigos, todos ellos - menos Miriam y Ricky, que lo sabían - habrían afirmado que no pasaba nada entre ambas chicas. Actuaban como lo habían hecho siempre, como si hubieran olvidado lo que pasó en aquella discoteca. Aunque a decir verdad ninguna de las dos lo había hecho...

-Oye, Banana. - llamó su atención la rubia que estaba sentada a su lado. - ¿Por qué no sales a cantar tú también? Estoy segura de que les dejarías a todos por los suelos.

-Eres una exagerada. Además, estoy muy bien aquí viendo a los demás hacer el ridículo, la verdad. - dijo dándole un trago a su vaso.

-Anda, porfi, sal a cantar. - Le pidió juntando sus manos.

-No me apetece...

-Venga, Ana, por favor.

-Ay Mimi... - cuando Ana dijo eso la rubia supo que no tardaría en aceptar.

-Porfa, porfa, porfa.

-Venga vale. Pesada, que eres una pesada.

-¡Bien! - celebró la rubia.

-Pero con una condición...

-Lo que quieras.

-Que cantes conmigo. - a la rubia le cambió la cara en cuanto Ana dijo aquello.

-¿Yo? - la morena asintió con la cabeza. - No. Que no, Ana, que yo no canto.

-Me has dicho que aceptarías cualquier condición.

-Pero sabes que no me gusta.

-Va, ¿por qué no?

-Porque voy a hacer el ridículo.

-Como si eso importara... ¿Tú has visto a tus amigos?

-Ya, pero no se...

-Por favor, Mimi. - seguía insistiendo la canaria. - Hazlo por mí...

-¡Eso es chantaje! - y tal vez fue por la forma en la que la canaria la estaba mirando o porque ya llevaba un par de copas encima, pero acabó aceptando. - Bueno, vale... Pero elijo yo la canción.

Lady Marmalade. Esa fue la canción que eligió la granadina y Ana no puso ninguna pega. Por suerte, consiguieron convencer a Alba y Natalia para que las acompañaran y, como había dicho Mimi, no les prestaran tanta atención a ellas. La actuación sorprendió bastante al resto de sus amigos que, acostumbrados al mamarracheo alucinaron al ver a las cuatro chicas cantando y bailando de esa manera. Pero, el momento en el que todos se quedaron con la boca abierta fue cuando la más mayor de las rubias tuvo su solo. Ya sabían lo bien que cantaban sus otras tres amigas pero no se esperaban que Mimi fuera capaz de hacer aquello. Ana, por su parte, no se sorprendió ante el pedazo de agudo que se marcó la granadina, ella sabía que su amiga cantaba así de bien y el potencial que tenía. Lo que hizo que la canaria perdiera la razón fue la forma en la que bailaba. Como ya había comprobado en ocasiones anteriores, Mimi bailando era su perdición, pero aquel día fue demasiado... Lo que Ana no sabía era que a la rubia le estaba pasando lo mismo. No se hacía una idea de lo mucho que le estaba costando no besarla cuando, al final de la canción, acabó con su cuerpo totalmente pegado al de la morena, frente con frente y con su boca a penas distancia de la contraria. Pero entonces todo el local empezó a gritar y a aplaudir, rompiendo así su burbuja y haciendo que se separaran.

-Dios mío, chicas, se me han caído las bragas. - dijo Amaia en cuanto las cuatro llegaron a la mesa donde se encontraban sus amigos.

-¡Amaia! - la reprendió Aitana.

-Buah, lo siento, lo siento. Pero es que es verdad... Yo pensaba que al final os ibais a comer la boca.

-Lo habéis hecho genial, chicas. - dijo Miriam, obviando a la navarra, lo que Ana agradeció.

-Illo Mimi, ¿por qué no nos habías dicho que cantaba así? - Le dijo Marta a la rubia.

-Es verdad. Ha sido fantasioso, cariño.

-Ya ves. Yo he flipado. - añadió Ricky. - A ver, que vosotras también lo habéis hecho super bien. - dijo dirigiéndose a las otras tres. - Pero es que no sabía yo que mi maricona cantaba tan bien...

Mimi agachó la cabeza. Se estaba empezando a poner nerviosa y Ana lo notaba, así que la cogió de la mano arrastrandola hasta el sillón sentándose a su lado.

-Bueno, leona, tú aún no has cantado, ¿a qué esperas? - trató de cambiar de tema, recibiendo así una sonrisa por parte de la rubia.

-Es verdad, sujétame el cubata que voy a hacer que os quedéis todos sin peluca.

Miriam se levantó de la mesa para dirigirse al escenario y sus amigos empezaran a gritar para animarla, olvidando así de lo que estaban hablando.

-Gracias, reina. - le susurró Mimi a Ana.

Estuvieron un rato viendo al resto de sus amigos cantar. Cada vez iban todos más borrachos y se notaba en sus actuaciones. Miriam casi rompe el suelo a taconazos, la Mari lo dió todo con Voy en un coche, Marta cantó una canción a trozos porque estaba demasiado ocupada saltando y dando patadas voladoras...  Un auténtico cuadro. Y, mientras Ricky y Sabela cantaban una canción de las Spice dándolo todo, con la gallega diciendo "¡Then Polka!" muy emocionada, Ana aprovechó para salir a fumar acompañada de Mimi.

-Has cantado muy bien, ¿sabes? - Le dijo la canaria encendiendose un cigarro.

-Ay, Ana...

-Les has dejado a todos con la boca abierta, tía. - le dió una calada al cigarro y se lo pasó a su amiga.

-Ya será menos...

-Oye que es verdad.

-¿Podemos cambiar de tema, porfa? - intentó la granadina.

-No entiendo por qué odias tanto que te digan lo genial que eres.

-No se, simplemente no me gusta. - dijo notando que se estaba empezando a sonrojar.

-¡Que bonita eres! Estás muy graciosa así toda roja. - rió la morena. - Por cierto, me encanta este look. - la señaló con la cabeza.

- Ana, reina, estás borracha, ¿verdad?

-Un poquito...

Y no volvieron a hablar. Simplemente se quedaron ahí sin decir nada mientras fumaban, pasándose el cigarro, viendo las formas que dibujaba el humo al salir de sus bocas. Entre ellas era así, no necesitaban hablar para evitar sentirse incómodas, disfrutaban hasta los momentos de silencio en compañía de la otra. Calladas, mirándose a los ojos, sin necesidad de palabras para entenderse...

Fue entonces, mientras veía el humo salir de la boca de Mimi,  que la canaria no pudo evitarlo y se acercó a ella poco a poco, uniendo sus labios en un beso que pilló a la granadina desprevenida. No se lo esperaba, llevaba tanto tiempo imaginando ese momento que cuando pasó no supo reaccionar y tardó un par de segundos en seguírselo. Pero, cuando lo hizo y, poco después, su legua se unió a la ecuación, Ana se separó bruscamente de ella y, sin decir nada ni mirarla siquiera, salió corriendo del lugar.

Y ahí se quedó Mimi, sola en mitad de la noche, viendo como la chica que había ocupado la mayor parte de sus pensamientos los últimos meses y que la acababa de besar salía huyendo de ella. Había pasado, lo que tanto le había estado preocupando había pasado. Se habían besado y la canaria había huido. Y Mimi se sentía tan mal...

Luces de NavidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora