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2 meses después...

Escucho el timbre de casa y bajo a abrir. Estaba descansando, hace 1 mes que salí de vacaciones de la universidad y más tarde tenía que ir a trabajar, estoy loca porque llegue Zabdiel.

Abro la puerta.

— ¡Hola Bárbara!— Zabdiel me abraza—. ¡Ya estoy de vuelta! ¿Estás cansada? No te preocupes que ha llegado Zabdiel.

— Wao, no me había dado cuenta que estabas aquí— rodé los ojos.

— ¡Bárbara!— me toma de la mano—. Te extrañé, Barbie.

— Yo también te extrañé Zabdiel— lo abracé—, aunque nos veíamos todos los días.

— Vídeo llamada y personal no es lo mismo— me acaricia el rostro.

No miramos por unos segundos, él se estaba acercando lentamente a mis labios pero cambió de parecer.

— ¿Me ayudas a subir las maletas?— dijo rápidamente, para evadir lo que recién casi sucede.

— Con la condición de que yo no vuelva a ir a trabajo.

Olvidé las maletas y me fui a recostar.

— Hey Barbie, ayúdame con las maletas amor.

— Después.

Me recosté en la cama, me puse a pensar en muchas cosas, estaba feliz porque Zabdiel había regresado y confundida por lo que siento cuando lo veo, cuando me toca y cuando lo tengo muy de cerca. Pensé que con su estadía en Italia esos 2 meses pasaría lo que estoy sintiendo, pero no, ha empeorado.

— Hey Barbie, vamos, tenemos mucho job— me levantó de la cama.

— ¿Qué quieres ahora Zabdiel?— le caí atrás.

— ¿Te acuerdas para lo que me fui para Italia esos dos meses?

— ¿Tamara Swang?

— Sí, tengo que hacer una marca de ropa distinta, algo distinto, que nunca antes haya hecho, así mantendré la empresa y el contrato con Swang.

— ¿Y eso qué tiene que ver conmigo?

— Que me vas a ayudar... A ver, ¿qué es lo que más usas?

— Sombreros— me encogí de hombros.

— ¡Eso es! ¡Barbie!— me toma de la mejilla—. Te diría que te amo pero no es el momento aún.

— Ya— rodé los ojos.

— ¿Entonces la amas?— la diabólica de Luciana entra a la habitación.

— ¿Desde cuándo está ella aquí?— Zabdiel me pregunta al oído, y se coloca detrás de mí.

— Volvió hace un mes— le susurro.

— Ya dejen el cuchicheo que me molesta. ¿Puedo saber de que estaban hablando a mis espaldas y por qué están solos?

— No te interesa Luciana— Zabdiel le contesta molesto.

— ¿Y tú por qué llegas desde hace un mes y no vienes a saludar a tu novia?

— ¿Y tú por qué te desapareciste por un mes y no me dijiste nada?

— ¡Bárbara chismosa!

— Deja a Barbie tranquila— se coloca en frente de ella—. Y lárgate de aquí, ¡ya! 

— Vale, me voy— sonrió.

— ¡Ya estoy harta Zabdiel!— grité.

— No creas que eres la única, también estoy cansado de Luciana.

— Es que ella no puede estar ni a un centímetro de nosotros y ya estamos discutiendo.

— Tienes razón, ¿pero qué hacemos?— se acerca a mí—. Olvidarnos de ella y concentrarnos en producir Sombreros, eres la mejor Barbie.

Me quedé observándolo y no pude evitar sonreír como tonta.

— Sé que estoy bueno pero no me mires tanto así— me lanzó un beso.

— Ridículo— rodé los ojos.

— Ven Barbie, tenemos muchos sombreros por coser.

— ¡Joder!— le caí atrás.

Salimos hacia la empresa, yo andaba en pijamas, que se pudra todo, voy como quiera.

Nos pasamos gran parte del día en la oficina. Zabdiel trabajando y yo mirándolo y comiendo.

Cuando ya Zabdiel estaba cansado de hacer bocetos y demás, nos dirigimos a salir a casa.

— ¡Hey!— una persona nos esperaba junto al auto, una muy desagradable por cierto.

— ¿No eres amiga de Bárbara?

Lo miré con odio.

— Sí, soy Wanda, de la universidad— le coqueteó a Zabdiel.

¿Qué querrá esta perra?

— ¿Vienes por ella?

— No— se acercó a él—, vine por ti. Quería hablarte, necesito unos consejitos ya sabes.

— Sí, me gustaría. Quedamos un día...

— ¡Tiene que ser ahora!— lo interrumpió.

Zabdiel no sabía que decir.

— Bueno, vale— fue lo único estúpido que pudo decir—. ¿Quieres que te lleve a casa antes, Barbie?

— No, ya me pagaré un taxi.

— Vale, te quiero— me dio un beso en la mejilla.

Subió al auto con la perra de Wanda. Y en ese momento sólo pude sentir una sola cosa: celos.

Cuñado |Zabdiel de Jesús|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora