Sola

✗Ausencia✗

✗Son 1273 palabras, ya que junté dos capítulos. Disculpa.

Se levantó consternado y apretando su pecho, seguro que mañana las cosas se arreglarían, ambos estaban borrachos.

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Nunca pensó que todo terminaría así, miró su celular y la tarde estaba llegando. Tragó en seco cuando Uraraka tomó las llaves de la mesilla y salió del departamento.

Se quedó mirando cómo idiota.

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La explosión resonó y por consecuencia la visibilidad disminuyó.

Ochako se había vuelto una heroína famosa al lado de Tsuyu que en numerosas ocasiones habían colaborado con Mt. Lady, y ya habían adoptado más de una de sus manías.

Froppy llegó a su lado y con su lengua lanzó a Uravity por sobre la columna de humo.

—¡Joder! ¡Largo de aquí ese bastardo es mío!

Tsuyu miró molesta al ceniza por oo impulsivo de su persona, lo ignoró.
—Ribbit.

La gente comenzó a amontonarse por el escándalo del jodido villano que había robado todo el banco llevándose a civiles como rehenes.

—¡Viejo, empeoraste las cosas! —llegó corriendo Chargebolt detrás.

—Vete a la mierda Pikachu.

—¿¡Ah!? ¡Bakugou por tu culpa será difícil saber por dónde irá el villano!

—¡Cállate puto enano!

Froppy sonrió y de un salto se adentró en el humo para ayudar a su amiga.

Tenían razón, utilizó el incidente para liberar un poco de presión, el coraje que tenía al negarse a las palabras de hace unas semanas de Ochako lo estaba matando.

—¡Las heroínas lo hicieron de nuevo! —Bakugou miró enojado al helicóptero sobre él que emitía todo a televisión nacional.

El humo se fue y pudo ver a las personas flotando en el aire, mientras unas cuantas iban en la lengua de la jodida rana, y el puto Pikachu cargaba más.

La prensa se lanzó sobre los héroes dejando detrás al rey de las explociones.
No le gustaba la prensa para nada, pero ahora ni le volteaban a mirar desde que las heroínas le robaban las escenas.

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Incluso descansar era una joda. Todos los putos programas hablaban de la nueva generación de héroes más prometedora –a la cual pertenece–. Hablando sobre la belleza de héroes y heroínas, llenándose la boca con ellos en vez de ponerse a hacer algo para no llenarlos de tanto trabajo.

—¡Y díganme señoritas,Uravity y Froppy! ¿Hay alguien en especial para ambas?

La voz de la televisión lo hizo mirar desde la cocina, los medios andaban como aves de carroña sobre los héroes queriendoles sacar información personal.

—Digamos que si —la rana puso su dedo en su barbilla y los Flash de las cámaras vislumbraron a la heroína.

—¿Y usted, Uravity?