Introducción

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Todos se preguntarán sobre que escribiré, si es una historia romántica o dramática, con vampiros que brillan con la luz del sol o con hombres lobos sexys, porque me cago que es rico Taylor Launter o era, porque puta que está más guatón que los pacos que dirigen el tránsito, pero en fin no es una clásica historia mamona con las que llorarás a moco tendido, sino más bien mi historia, la historia de UN HUEÓN COLA.

                                                                      

                                                                            INFANCIA


Dentro de mis cortos 20 años he vivido un millón de cosas como todos, pero la diferencia es saber enfrentarlas, aunque esta no es la excepción. Empezaré desde el principio, hace 14 años vivía en el sur de Chile, era el hermano de en medio (soy como Malcolm, pero a diferencia de él yo si me acordaré que escribí esto) mi familia está compuesta de 7 personas en total, sí, éramos 5 hermanos y todos hombres y sí, mi mamá sí tenía tele, pero claramente prefería ver otra cosa. Él punto es que yo entre a primero básico siendo el mejor del curso y no es porque yo lo diga, lo dice mi cartón con el primer lugar del curso con un promedio de 6,9 que más adelante publicaré (no, no lo haré, porque han pasado más de 84 años y solo existe en mis recuerdos).

A mi parecer la infancia de los niños de antes era distinta a lo que es ahora, me acuerdo que todo era fantasía y jugábamos horas y horas con nuestros amigos imaginarios o al menos eso hacia yo, me encantaba creer que era un Power Rangers, el rosa obvio, y gritaba y saltaba como si estuviera matando un ejército alienígena, e incluso hay un video que mi papá grabó y en donde se muestra exactamente lo descrito (cosa que jamás compartiré con nadie) y fue en ese momento que supe estaría destinado a ser ahueonao. En cambio ahora la infancia se basa básicamente en nunca salir de la pieza porque los cabros chicos tiene iPod, celulares, Tablet, PlayStation y todo aquello que según mi mamá te quema el cerebro, y a decir verdad tiene razón, la juventud cada día es más ahueoná, cuál de todos los pendejos adolecentes es más pajero, la cara tapá en espinillas de tanto ver porno (supieran que el sexo es lo más rico que hay, pero después entraremos en detalles) y no es que yo no lo haya hecho sino que conmigo es distinto, ¿Por qué? Porque yo lo digo, fin del tema.

De niño en la escuela siempre era el líder de los grupos, onda todos me seguían y hacían lo que yo les pedía, ahora que lo pienso era más bien como las Divinas de Patito Feo o como el Power Ranger rojo que todos seguían sin dudar, era malo, pero malo malo; más malo que el natre decían las viejas del sure, tan así que un día una compañera dejo de ir al colegio por el Bullying que sufría (reconozco que fui parte de ello y me arrepiento siempre que me acuerdo y como nunca lo hago...). En uno de mis primeros cursos del colegio yo me encontraba en el apogeo de mi reinado cuando un día de marzo llega un niño nuevo, era más bajo de lo promedio, hueón era más chico que tula e' gato, así mal. Y la cosa es que yo fui a darle la bienvenida al curso y averiguar si sería parte de mi ejercito de esclavos o era un revolucionario que pretendía acabar con ello (solo le pregunté el nombre), y no sé ni cómo ni cuándo, pero se lanzó a mí y me chanto el medio beso (era más bien como un piquito, pero a caballo regalado no se le miran los dientes). Y esa fue mi primera experiencia homosexual, lo que nadie sospechaba es que ese sería solo el comienzo...


Un Hueón ColaWhere stories live. Discover now