Notas de un enamorado

Sin aire.

Como dice el titulo... sin aire me siento cuando no puedo ver sus ojos en la mañana, ni sentir un cálido abrazo de esos que me hacen respirar su dulce olor, de esos que me sacan una sonrisa en la cara y una carcajada en el corazón, es difícil no verla por poco tiempo, pero por mucho tiempo, es como un pez fuera del agua o un buzo si aire, me desespero y no encuentro como calmarme, por que la cura de todo mi desespero la tiene solo ella, la tienen sus suaves labios rosados, ella tiene la cura a cualquier de mi mal sentimental en su saliva, es mi única droga que no hace daño, al contrario, me llena de amor. A veces trato de matar las ganas de verla con fotos, videos y hasta mensajes de voz de ella, y ciertamente ver su belleza me alivia bastante, pero nada como sentir su corazón al lado del mío, es como si ambos corazones enamorados bailaran un danza suave y tierna, mientras que me pierdo su ardiente mirada que me consume la mente. Muchas veces al día beso sus fotos con ganas de que fuera ella, muchas veces trataba de oler mi ropa tratando de encontrar su peculiar olor en ellas, pero nada, no encuentro nada, es un círculo vicioso que cada vez más empeora, mientras más trato de no pensar en ella, más pienso en ella, me ahogo en y a la misma vez me asfixio con recuerdos de como solo ella me sabe tocar, de esos trucos que solo ella me sabe hacer aunque muchas veces no se de cuenta, es como si de antes que yo naciera ya ella sabía lo que me gusta.

He tratado de esconder mi impaciencia delante de mi familia, porque no me gustaría que pensara que no los quiero pero, es imposible, lo único que me queda es esperar, lo único que me queda es pedir fuerzas a Dios para que controle mis ansías de probar su lengua, de que sus manos me toquen, de que su simple presencia me alegre todo el día, de que con tan solo un abrazo me sienta cálido, eso es algo que se que no lo voy a encontrar en ninguna otra, y por eso la AMO y le soy fiel, porque como ella ninguna.

Tengo que admitir que me pongo celoso, y no por desconfiar en ella, porque confío en ella plenamente con ojos cerrados, es solo que temo a que alguien se propase con ella y yo no esté allí para defenderla, de que en sus momentos tristes yo no esté allí para darle consuelo, de no poderla hacerla reír y ver esa radiante sonrisa majestuosa.