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Delfoxs ~ ⠨⠙⠑⠇⠋⠕⠭⠎
Si el calendario fuese un pirata, el mar le habría robado un día más, como su fuese su tesoro.
Nuevamente claro, el exterior; bañado de luz y aire fresco, con una delicadeza en el azul del cielo, sinónima de día excelente con probabilidades de un poco de frescor por la tarde. Las nubes del levante que tal vez hasta la noche cubriría esta ciudad eran blancas y esponjosas, traían mucha agua seguramente, y a saber si la dejarían caer; improbable.
De esa nueva luz clara, el viento llevaba a su cara una brisa delicada, que movía todo el frondoso pelaje de sus orejas, sus bigotes y el vestido largo que llevaba puesto, mantenía los ojos cerrados meditando, sintiendo la belleza del día sólo con el tacto del sol; olfato al aire y atención a la delicadeza y a su gusto algo de agresividad en los sonidos, suspiró con reprimida dolencia y llevó sus patas al pecho. «Es un día perfecto, y mi hija no puede verlo» pensó abriendo los ojos, encarando aquél presente encanto de aquella mañana.
Si tan sólo ella hubiera podido ofrecerle sus ojos, si tan solo la posibilidad de devolverle el precioso don de la vista hubiera estado en sus patas; regresarla al reino de la luz, Delfoxs no habría dudado en ofrecer sus ojos a su hija mayor, a final de cuentas ella ya había disfrutado de ver todo lo que quería, aquella vida no le dejaba con ganas de ver más; recorrió todo el norte del planeta siendo joven, casi a la edad en la que pasaría su evolución de Braixen a Delphox; por ese entonces encontró a Delphi, aquél macho perfecto que según él le dijo en una ocasión, se llamaba de ese nombre por una antigua civilización de la que tenía ascendencia materna; un macho del que quedó inmediatamente enamorada caminando por el bosque, quien después de jurar amor frente al Árbol de Maple y con algunos años más le otorgó a aquellas criaturas que tanto amaba. Braixell aún siendo pequeña demostraba una actitud de completa independencia, sólo así ella podía decirlo, detestaba ser sostenida al momento de caminar; a esa edad ya lloraba por ser ayudada..., tal vez menos pero Delfoxs así lo puede recordar, y era reservada, sin embargo gustaba de aprender de los demás, observando y escuchando. Su sentido de independencia creció después de la desaparición de su tan querida figura paterna, Delphi simplemente salió de sus vida, sin explicaciones el Delphox desapareció, y sólo Arceus sabía si su corazón aún palpitaba. Tal vez Delfoxs no supo afrontar la situación porque de pequeña su padre igual desapareció de su vida, horrorizada se percató de la repetición con la historia, perdió bastante del control desde entonces reviviendo traumas, vivencias y fue por ello que no pudo hacer mucho para evitar su hija se fuera de casa, y así fue como permanecieron por mucho tiempo, hasta que Braixell decidió reaparecer en su vida, con una noticia muy carente de agrado.
Delfoxs sintió ganas de llorar, se inclinó sobre la ventana abierta y hundió su afilado perfil entre sus patas, sofocó algunos sollozos y se obligó a respirar con calma. Si ella hubiera sido cuidadosa, si no hubiera permitido el contacto de perdiera; si Braixell no se hubiera ido era claro ella aún podría ver, y ahora a Delfoxs le constaba y dolía saber que en aquél mundo pokémon no existía la bondad suficiente como para poder devolverle la vista a su hija, y que ella misma no pudiera hacer algo por ella durante estas últimas noches le habían mantenido despierta con un sentimiento de impotencia. Hace un tiempo su hija le entregó noticias desagradables, y ahora Delfoxs tenía sus propias noticias también.
—¡Mamá, hola!
La voz chiquilla a su espalda sonaba tan animada, siempre como en todas las mañanas soleadas como esa en la que no hubiese soñado con una pesadilla. La más pequeña de sus hijas, aquella que llevaba el nombre del personaje de una obra de ficción contemporánea que Delfoxs leía al momento exacto de que la pequeña desde su interior pareciera gritar "¡mamá, ya quiero salir!" Y durante el tiempo subsecuente a estar en recuperación sólo tenía en mente ese nombre, uno que le quedaba excelente, porque, incluso a su edad se jactaba de ser amante de toda lectura fantasiosa y relatos inventados; ella, sólo su pequeña acababa de llegar literalmente saltando y la espontaneidad de su saludo logró sobresaltar a Delfoxs, quien se enderezó presurosa y limpió con fallida discreción algunas lágrimas que escaparon, Fennick no se percató de ello y en cambio le vio sonreír al momento de pasar frente a ella una vez se hubo sentado en la mesa, la pequeña Fennekin no evitó devolver una sonrisa radiante y extasiada.
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『Un otoño de color negro《 ・ 》⠨⠥⠝ ⠕⠞⠕⠻⠕ ⠙⠑ ⠉⠕⠇⠕⠗ ⠝⠑⠛⠗⠕』
Fiksi PenggemarAcompañados del frescor de una época caducifolia; el suelo de las calles adornado con el dorado de tantas hojas que se secan bajo el calor de un sol claro y un cielo que generoso le regala a todos un color llamativo, como si ese azul expresara la pr...