capitulo 1

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—¿Dónde diablos está? —preguntó Mikayla furiosa.

Brock no tenía ni idea de dónde estaba Lachlan, y eso estaba empezando a cabrearlo. Mikayla sacudió el culo demasiado, considerando que estaba atada y entonces gruñó de frustación.

Cuando le había detallado su plan, Brock había accedido, principalmente porque no podía soportar ver a su esposa enfadada. Pero ahora tenía a su sum tumbada boca abajo sobre el banco de azotes de Lachlan, sus piernas abiertas atadas, su culo y su coño esperando para ser azotados y follados y todo lo que podía hacer era esperar a que Lachlan se dejara ver. ¡Mierda¡ ¿Qué era lo que se decía acerca de los mejores planes?

—Quizá deberías ir a buscarlo —sugirió Mikayla esperanzada. Él le lanzó a su mujer una mirada de incredulidad que probablemente ella no vio. De. Ninguna. Jodida. Manera. Nunca había dejado a una sum desatendida cuando estaba atada. Y de ningún modo iba a empezar con su esposa. El hecho de que ella estuviera dispuesta para que Lachlan le azotara el culo hizo sentir un poco loco a Brock. Todo este esfuerzo para Lachlan y el chico probablemente ni siquiera se presentaría.

Brock se sentó junto a Mikayla acariciándole la espalda en movimientos largos y profundos. Ella gimió en voz baja y mencionó el nombre de Lachlan de nuevo.

Maldición.

—Tranquila, sum —dijo, tratando de ocultar su irritación. No estaba celoso. Le encantaba compartir a su esposa con sus hermanos, era perfecta para ellos, pero estaba empezando a irritarle intensamente que Mikayla estuviera tratando de conseguir la atención de Lachlan. Durante semanas había estado incitándolo, burlándose de él, metiéndose con él y, en general, siendo un dolor en el culo para conseguir que la azotara. Brock estaba bastante impresionado por la negativa de Lachlan a ser manipulado por sums malcriadas, hasta que había notado la falta de interés del hombre en todo lo demás también.

Lachlan no ha sido el mismo desde que se había enterado del aborto involuntario de Mikayla, y aunque Brock había compartido su decepción, Lachlan parecía estar llevándolo a extremos. Era obvio que algo más estaba pasando por la cabeza de Lachlan, pero Brock estaba seguro de que su hermano mayor lo superaría a su debido tiempo.

—Deja que me levante —exigió Mikayla.

—No —dijo Brock con la voz más imponente que pudo reunir.

—Brock, maldita sea, déjame, para que pueda ir a buscarlo. —El cien por cien de pura irritación se deslizó en su mente. Ella era su esposa y sum tanto como lo era de Lachlan y, a diferencia de Lachlan, Brock no dejaba que sus sums se subieran a la parra.

Se puso en pie frente a Mikayla. Ella levantó la cabeza y lo miró directamente a los ojos, y todas sus tendencias dominantes rugieron.

—Baja la vista, sum —gruñó. Ella lo miró sorprendida, pero rápidamente hizo lo que le había dicho. Le había dado mucha libertad de acción desde su embarazo y el aborto, pero eso se había acabado. O ella era su sum o no lo era, pero no la dejaría fingir. Le acarició la parte superior de la cabeza mientras descansaba en el banco de azotes. La había atado de esta manera por más tiempo de lo que normalmente le gustaba, pero tenía que conseguir que entendiera un par de cosas antes de liberarla.

—¿Estás usando tu palabra de seguridad, Mikayla? —Ella trató de levantar la cabeza, pero él la mantuvo inmóvil por el pelo.

—No, s-señor —dijo ella con voz temblorosa. Se preocupaba por su tono, pero continuó manteniéndola inmóvil.

—¿Te acuerdas de tu palabra de seguridad, sum?

—Sí, Brock —dijo ella con una voz más fuerte. Un poco más seguro de que no la estaba asustando con su brusco cambio de actitud, Brock le acarició el pelo una vez más, lo que le permitió mover un poco la cabeza mientras se estiraba en una posición más cómoda.

Los hombres de Mik 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora