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Ese era un día especial para Sky. Era tan especial como lo puede ser un aniversario para una persona normal. Pero, aunque fuera día 13 de febrero Sky necesitaba trabajar.

Las puertas de la grande oficina de Buck se abrieron de par en par. Sky interrumpió en medio de la sala con, su ya usual, alegría matutina. Empezó a andar a grandes zancadas hacia el escritorio del viejo Buck.

-Buenos días querida Sky. Tan puntual como siempre usted.

-Gracias señor Buck. Sus halagos significan mucho para mi- respondió alegremente seria

-Veo que hoy llego con muchas ganas de trabajar- dijo este mirando a la jovencita con cierto interés

-Pues si la verdad ¿Te sorprende?- inquirió la chica levantando una de sus bonitas cejas- ¿O acaso ya olvidaste que día es hoy?

-Claro que no, mi querida Sky, me ofende. ¿Como iba yo a olvidarme de semejante acontecimiento si lleva tanto tiempo recordándolo diariamente?

-Oh, no sea exagerado señor Buck- contesto esta haciéndose la ofendida pero no sirvió de nada, el hombre que se encontraba al otro lado del escritorio sabia perfectamente cuando fingía- Bueno, dejémonos de cháchara ¿que tiene usted preparado para mi esta vez?

-Querida Sky, para esta fecha tan señalada como esta no debería darle nada a excepción de unas merecidas vacaciones, pero, para su mala suerte, tengo un caso especial que me urge un poco.

-Oh, tranquilo señor Buck, no se compadezca de mi, sabe que me encanta este trabajo y que sin eso yo no seria nada.

-Muchas gracias señorita Sky, sus palabras me alegran, y juro que hubiera dejado el cliente a cualquier otro trabajador, pero, como dije antes, es un caso especial para una chica tan especial y trabajadora.

-Gracias por pensar en mí de tan buena forma señor. Es todo un honor para mi trabajar para usted, y dime, ¿de que se trata?

Vientos del norteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora