Capitulo 3

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MinHo me giró como si un costal de papas se tratara para posicionarse atrás de mi. De repente sentí como me penetro por mi parte trasera, solté un grito que me desgarro mi garganta, arañaba el suelo de concreto para poder amenizar el dolor, mis uñas se habían alzado por completo debido la fuerza que había utilizado. Eso no era ningún tipo de sufrimiento a comparación de lo que me estaba haciendo MinHo. Jackson se acercó a mi pateando mi rostro, haciendo que este cayera y comenzara a salir sangre por mi nariz, jaló mi cabello haciendo que mirara sus ojos, podía ver en ellos que también estaba deseoso por tenerme, visualicé como sacaba su miembro para colocarlo frente a mi.

—Vamos linda, abre esa pequeña boca y has lo que mejor saben hacer ustedes.— Apretó mi mandíbula para que se abriera mi boca por completo he inmediatamente introdujo su miembro dentro de mi, se movía con rapidez, comenzaba a marearme, las arcadas venían a mi, cerré mi boca con la poca fuerza que tenia y logré hacerle daño.

—Mierda, maldita perra.— Me soltó haciendo que mi cabeza golpeara con el suelo. Comenzó a patear mi estomago con toda su fuerza, no pude detenerme más y comencé a expulsar todo lo que había ingerido esta tarde agregándole sangre. Jackson logró detenerse, ambos se dirigieron palabras que no logre comprender y salieron corriendo de ahí. Caí rendida, mi vista se nubló por completo. Desde ahí, no volví a confiar mas en un hombre...

El sol comenzaba a quemar mis brazos, conseguí ponerme de pie, sentí una sensación extraña en mi feminidad y recordé todo lo que había sucedido, aun podía sentir su miembro dentro de mi. Estaba asqueada, comencé a llorar descontroladamente, me odiaba a mi misma por haber ido a ese lugar por haberme puesto ese vestido que provoco que me miraran con lujuria, todo había sido mi culpa. Me levante del suelo para llegar a mi apartamento.

La gente que se paseaba por la acera me miraba con tanto temor, con asco, pero nadie se atrevió a dirigirme la palabra, era obvio.  Me había vuelto el ser mas despreciable de este mundo. Logré llegar al edificio donde me hospedaba. Mis piernas seguían débiles por lo que tenía que agarrarme de las paredes para no colapsar. Por suerte MayLin no se encontraba dentro del apartamento. Me dirige lo mas pronto posible a la ducha. De la llave cayó agua helada, me recargue en la fría pared del baño, y me deje caer. No podía soportar más el dolor, volví a llorar. Mis gritos iban en aumento al recordar toda atrocidad que habían hecho esos hombres en mí. El sonido del agua al caer en el piso silenciaban un poco mis sollozos. El agua fría que recorría mi cuerpo era  un consuelo. Me sentía completamente sola, no podría llamar a mis padres ya que no me creerían y si les decía la verdad pensarían que fui yo la ofrecida, no tendría mas su apoyo. Si le contaba algo a MayLin seguramente le diría todo a mis padres y no era lo que quería exactamente, me prometí a mi misma guardar  mi secreto para no decepcionarlos.

—¡Por qué tenia que pasarme a mi!.—grité — ¿Por qué si dios existe no me protegió? Por qué.- Jalé mi cabello con tanta fuerza que logré arrancarme un puñado. El brillo que tenia había desaparecido por completo, definitivamente perdí mi esencia como mujer, ya no servia para nada, ningún hombre me tomaría enserio, quiero morir. 

A mi mente llego el rostro de MinHo. No podría creer que el tipo que me había gustado lo odiaba mas que nunca en ese preciso momento, pude saber que el no sería para mi y yo si para el, aunque nunca lo vuelva a ver.

Limpie todo rastro de fluidos corporales y suciedad de mi, era prácticamente imposible, esos hombres me mancharon para siempre. 

No quería volver a mirar a ningún hombre, mucho menos si tenía rasgos asiáticos. Quería regresar a casa, a donde nadie pudiera hacerme daño, donde estuviera protegida. Le marque a mi madre para poder avisar mi llegada.

—¿Eva? ¡Hija que milagro! ¿Como te esta yendo? Espero estés teniendo buenas notas.— Notaba lo orgullosa que estaba de mi, no pude contener más mis lagrimas y brotaron de mis ojos con facilidad. Deseaba decirle todo en ese momento, que dos tipos horribles me habían quitado lo mas preciado que tenia según ella, pero sobre todo que me habían hecho mucho daño.

—Madre, quiero regresar a casa...—

El recuento de los dañosWhere stories live. Discover now