Au-Vampiros.
Tsunayoshi no podía regresar el tiempo y no podía cambiar lo que era.
Kyoya odiaba a esos seres y los mataría sin dudar.
Giotto se culpaba por su pasado y le dolía el pecho al recordar que no era como los demás.
Alaude quería eliminar...
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El azabache ladeó la cabeza y jugó con un reloj de bolsillo. Su vista se mantenía fija en la celda que tenían en la pequeña estación de policía y sus pensamientos eran repetitivos y todos ellos eran de aquel extraño ser que había conocido la noche anterior.
Alaude entró a la pequeña estación y dejó algunos papeles sobre la mesa, notó que su hermano mantenía su atención en la celda y suspiró con cansancio.
--Esas cosas ni siquiera parecen vampiros –el rubio platinado se sentó en su silla--. El herbívoro de cabellera rubia llegó y comenzó a charlar de tonterías con la escoria y cuando todo parecía calmado ese vampiro loco le tronó el cuello a la bestia, raro ¿no?
--A mí me pasó algo parecido –Kyoya recordó y cerró los ojos--. El vampiro que me atacó era un noble y el vampiro que mató a ese noble fue otro noble, no sabía que mataban a su propia raza.
--Tal vez tuvimos una idea equivocada todo este tiempo y los vampiros también tienen enemistades –Alaude alzó los hombros--. Nosotros los humanos no nos llevamos bien muchas de las veces no creo que con los vampiros sea diferente.
--Eso no quita el hecho de que son bestias inmundas –el azabache dijo fríamente--. Esas cosas no pueden tener sentimientos, solo se dejan llevar por instintos y esos instintos solo son matar gente y alimentarse de ella.
--Empiezo a cuestionarme si en verdad carecen de sentimientos –el rubio platinado se cruzó de brazos--. Ese vampiro rubio de antifaz oscuro sonreía como cualquier otro humano.
--Esas cosas manipulan y te hacen creer que tienen sentimientos como nosotros para que puedas confiar en ellos –Kyoya gruñó--. Pero la realidad es diferente, ellos solo esperan a que te gires para matarte y, en el peor de los casos, convertirte en su escoria.
--No se cómo vayas a tomar esto, hermano –Alaude torció los labios y miró al gemelo menor--. No todos los vampiros son como los bastardos que mataron a nuestra hermana.
--Mentira. ¿Acaso no has visto a esas cosas? –el azabache exclamó--. Disfrutan el dolor de terceros solo para obtener placer, en mis años siendo policía jamás he visto que un vampiro sea diferente.
Alaude alzó las cejas y fijó su vista en la celda.
--Esos herbívoros no cuentan –el azabache espetó--. Es obvio que pretendían algo más, no me sorprendería que nos ataquen cuando despierten.