CAPÍTULO 4

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Karla

—¿Cuál es la relación que tiene tú y Shawn?

—No hay ninguna relación entre él y yo.

—Pero existe ese amor odio entre ustedes.

—Estás equivocada.

—¿Segura?

Aprieto el volante en lo que observó  el gran letrero frente a mí darme la bienvenida a Chicago.

—Esta bien... fuimos muy buenos amigo en nuestra infancia —muerdo mi labio —Pero ya no lo somos, Traicionó mi confianza, así que eso se acabó.

—¿Puedo saber por qué?

Me detengo en una luz rojo. El atardecer ya está ahí, por lo que en cuestión de segundos mi piel toma un tono más bronceado.

—Shawn y yo nos conocemos desde muy niños. Al ser ambos huérfanos nos criamos juntos. No voy a negar que fue difícil salir a delante no de la mejor forma, pero se intentó —sus ojos verdes tiene un toque distinto, no sé si es por los rayos del sol que le da ese matiz más dorado. Le queda bien. —Empezamos a vender drogas cuando no hubo que comer, luego fue por una vida mejor y al final nunca salimos de ahí.

Hubo un breve silencio cuando el auto se puso en marcha.

—Shawn tenía claras intensiones de crecer en esto, yo ya quería retirarme y empezar desde cero en otro sitio, algo que no implicara drogas o matar personas, así que como despedida de que ya nos separábamos me pidió que lo ayudara hacer una última entrega.

Giro el volante en una intersección.

—En el sitio esperaba una mujer el paquete, nos dimos cuenta de que era policía y para escapar Shawn le disparó. No pudimos llegar muy lejos porque una patrulla esperaba indicaciones a unos metros y al no llegar nos arrestaron.

Suspiro con tristeza recordando todo lo que siguió a continuación por su culpa.

—Cuando nos interrogaron yo no dije absolutamente nada. Ese era el código de la calle, pero Shawn no lo respetó. Le dijo a la policía que yo le había disparado a la mujer, y que la entrega era cosa mía. Nunca supe realmente como me culpó de haber asesinado a la mujer porque en la escena del crimen encontraron el arma con mis huellas dactilares.

—Qué infeliz.

—Me dieron una condena de diez años que pude reducir por buena conducta, en cuanto a él solo le dieron tres.

Ella me señala la calle de piedra que se desvía a continuación.

—¿En serio tu padre vive aquí?

—Te sorprendería conocer lo paranoico que puede ser a veces.

Frunzo el ceño.

—Siguiendo con tu historia, ¿por qué te convertiste en una asesina?

—Bueno... ahora si quiero que este seguro de que soy capaz de matar a alguien, y de que él sigue en esa lista.

—Ahora entiendo el porqué de su nariz rota.

Sonrío ligeramente en cuanto ella también lo hace.

—Se lo merece.

Nunca creí, siquiera considerar que la compañía de una persona pudiese ser agradable.

No. Borra eso de tu mente.

—¿Cómo lo conociste? —cruzamos un puente. Debo encender las luces del auto cuando ya no hay sol que nos ilumine el camino.  —Quiero decir a Shawn.

En Ti Confío; Camren [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora