Me costó un poco enseñarle la carta llena de misterio a mi madre, no por nada, sino por la emoción de entonces. Teníamos un breve problema que el primer día pasó desapercibido. ¿Como podría comprar todos esos materiales si mis padres y mi hermana eran muggles?
Creo que alguien leyó nuestros pensamientos, y gracias a los dioses una carta de nuevo llegó a mi habitación. En la carta, que como de costumbre, leyó mi madre primero decía que un mago vendría a acompañarme para llevarme a un tal "Callejón Diagon" y allí dejarme unas cuantas monedas de oro extrañas para comprar lo que necesitaría.
Ese tal Dumbledore sabía que iba a necesitar ayuda para pagarme todo eso, así que me dio ese favor, ya que al final de la carta la misma letra decía su nombre.
Y como bien decía la carta allí estaba una mujer, esperándome en la puerta de mi casa. Llamó al timbre a los 5 minutos de estar allí parada, ya que no entendería muy bien como iba aquello.
― ¿Quien es?
―Soy Hermione Granger, vengo a acompañar a Alba Reche para comprar sus materiales para Hogwarts...
Poco tiempo tardé en empujar a mi hermana, chocándola con la pared, y abrir la puerta llena de energía y emoción. No sabía por que, pero su nombre me sonaba de algo.
Creo que notó mis energías, y sonrió alegremente al verme así. Me apoyó su mano en mi hombro, y me fui a abrazarla. Parecía tener 11 años, pero la cruda realidad era que tenía 16.
― ¿A que hora volverá? ―preguntó mi madre, siempre me quería tener agarrada.
―No se preocupe, intentaré que compremos todo lo que necesite y a guiarle un poco antes de que conozca "el mundo mágico"
―Pues... muchas gracias por su tiempo, de verdad.
Me despedí con la mano, empezando a andar con aquella tal Hermione Granger, una chica de pelo ondulado con tonos rubios.
― ¿Estas nerviosa?
―Un poco
― ¿Solo un poco? Recuerdo cuando tenía 11 años y entré en Hogwarts. Es un lugar mágico, donde conocerás a gente nueva, de mismos gustos y valores.
Se paró en mitad de la calle, mientras se colocaba bien las mangas de su chaqueta. No estaba acostumbrada a aquello, y se le notaba demasiado.
― ¡No me acordaba! Tenemos que ―miraba a todos los lados― aparecernos en el callejón, si vamos andando tardaremos meses...
― ¿Y que es aparecerse?
Me alargó la mano, como si tuviese que saludarla. Miré dudosa la mano, pero sonreí.
― ¿Darse la mano?
―Si me das la mano apareceremos allí en menos que canta un gallo, te lo dice la misma Hermione.
Parecía demasiado amable y sincera como para no fiarme de ella. Aunque no me costó mucho, tarde un par de segundos en alargar mi mano, y juntarla con la suya. ¿Cómo era posible que en menos de un milisegundo podría sentir tantas cosas?
Sentía, como con el mínimo roce de mis dedos, notaba como mis intestinos de mezclaban con otros órganos, y no quería imaginarme nada más.
Aterrizamos, o al menos tuve esa sensación, en un callejón lleno de gente, que entraban en tiendas algo extrañas mientras que otros ensayaban con magia algunos hechizos.
― ¡Increíble! ―me dijo Hermione dando vueltas alrededor mía, observándome mientras estaba con nauseas― ¡Casi nadie aguanta sin vomitar la primera vez!
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Dos brujas en Hogwarts | Albalia
Fanfiction¿Desde cuando una gryffindor se puede enamorar de una Slytherin? ¿El sombrero se confundio conmigo o es simplemente un amor prohibido?