VI: La rivalidad

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Ninguno de los que estábamos allí queríamos alejarnos de esa zona de confort y de alegría que nos tenían a todos casi soñando con el año que íbamos a tener. Los de Hufflepuff reían todo el dichoso rato, los Ravenclaws estaban planeando irse a la biblioteca para empezar ya a aprender, los Slytherin hablaban entre ellos sigilosamente, como si planearan algo, y después nosotros, que nos levantaron a todos los nuevos y nos empezaron a lanzar por los aires mientras coreaban nuestros nombres a todo volumen.

― ¡La Reeeeeche! ¡La Reeeeeche! ―coreaban lanzandome bajo la mirada atenta de los profesores.

Pude fijarme, en uno de los saltos que me daban, en que Natalia sonreía divertida y descaradamente desde la mesa Slytherin. Coincidí en un cruce de miradas, que me dejo paralizada, pero volví a la normalidad al volver a caer en los brazos de mis compañeros.

Tardamos un par de minutos en empezar a comer, y no se por que no podía sacarme el recuerdo del cruce de miradas con Natalia.
Siempre había tenido problemas para encontrar comida vegetariana en mi día a día, pero allí había absolutamente de todo tipo y sabores. Había de hasta ensaladas con cualquier cosa que no fuese ni carne ni pescado hasta pasteles vegetarianos recubiertos de chocolate vegano. Estaba todo riquísimo.

― Este año ―decía Joan arrancando un trozo de carne del muslo de pollo que había cogido― vamos a tener mazo de asignaturas que los del año pasado no han tenido.

― ¿Cómo cuales?

― Creo recordar que son cuidado de criaturas mágicas, adivinación, transfiguración…

― ¿Criaturas mágicas? ―pregunte sorprendida.

― Claro, ¿Nunca has visto a un centauro?

―pregunto Noelia, como si fuese lo mas común.

―Em…no…

― ¿Un hipogrifo?

― Tampoco

― ¿Ni siquiera un dragón? ―pregunto Joan asombrado― ¡Si hay clases de montar dragones!

― Vengo de una familia normal y corriente, no se que cojones es eso.

Joan, Carlos y Noelia se miraron asombrados. Ellos venían de familias de brujas y magos, por lo que para ellos eso era tan normal como sería ver la televisión en mi caso.

― ¿No tienes padres magos? ―pregunto Carlos.

― Soy hija de muggles, lo he dicho ya un par de veces…

― Pues mas motivo para no juntarte con los Slytherin, les tienen asco a la gente que no tienen padres magos… según ellos serías una sangre sucia.

Me pareció bastante gracioso ese termino que utilizaban para describir a gente como yo, que yo sepa mi sangre no tenía ninguna mierda metida dentro, pero en su mentalidad seguramente si tendrían. Me preguntaba si también Natalia pensaría lo mismo de mi y de todos los que éramos como yo.

― ¡Los de primer año! ―decía una chica de pelo largo rubio, de unos 19 años― ¡Soy vuestra prefecta, Clara! ¡Veníos conmigo para ir a vuestras habitaciones!

Noelia, Carlos, Joan y yo fuimos los primeros alumnos de todo Hogwarts en salir de aquella gran sala del comedor. Salimos y fuimos por varios pasillos, y estaba llena de emoción y de curiosidad por descubrir todos y cada uno de los rincones del lugar que me rodeaba.

Joan estaba el doble de nervioso que yo, se subía casi por las paredes para ver todo lo que había a su alrededor, y yo le seguía el juego. De vez en cuando Clara nos reñía, pero en una cosa coincidía con el, y es que éramos demasiado rebeldes.

Dos brujas en Hogwarts | AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora