**Historia originalmente publicada el 1 de septiembre del año 2016**
Naiara jamás creyó que las historias que le contaron de pequeña pudieran ser ciertas.
Pero el viaje que programaron ella y sus amigos a Irlanda cambió su manera de ver la vida to...
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Canción: Fire meets fate/ Ruelle
Entrada al sendero del poblado en multimedia.
Comunicado al final del capítulo
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☽ Capítulo 7 ☾
"Es tan difícil decir la verdad como ocultarla"/ Baltasar Gracián.
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Cada paso que da Einar, intercede en mi cuerpo demacrado y dolorido. Cierro los ojos con fuerza y apego mi rostro a su pecho, intentando no pensar más en el dolor y dejar de quejarme con cada movimiento que él hace.
Inspiro con fuerza tratando de calmarme y un olor a pino, tierra seca y alguna hierba aromática que no logro reconocer, inunda mis fosas nasales y de cierto modo, me calma.
De repente, para y llama mi atención.
—Debo dejarte ya en el suelo. Estamos muy cerca ya del asentamiento y pueden darse cuenta de que te traje cargada hasta aquí... —asiento y me va dejando poco a poco en el suelo —. ¿Puedes caminar?
—Sí... gra...
—No las des, no debería estar llevándote en brazos a ninguna parte —me corta, y sus palabras se clavan en mi como puñales.
Ni siquiera le pedí que me cargará, ¿cómo puede ser tan grosero después de todo?
»Deberías estar tumbada en el sofá de casa y no a punto de ser carroña para buitres —comenta apretando los labios pensativo, enfocando su mirada en el suelo.
—¿Ya no se puede hacer nada, no? —suspiro —. De nada sirve que nos quejemos. Lo que quieran hacer lo harán, y no seremos impedimento alguno. Es más, me sorprende que no seas de la misma opinión que tú enfermizo clan. ¿O es que acaso intentarás ganarte mi confianza para lanzar la primera piedra?
—Sé que nos conocemos desde hace poco, pero ¿esa es la primera impresión que te he dado? —habla con seriedad y me mira directamente a los ojos. Una sombra dorada recorre parcialmente su iris marrón, sin emitir ningún destello, como un cambio de color.
—Si te refieres al bar... ahí solo me dejaste claro que no eras alguien de fiar —aunque me cayera bien, no iban a cambiar las cosas; así que, qué más da lo que le diga.
Sus facciones cambian, se muestran heridas y tristes. Su respiración se agita y noto cierto temblor en su cuerpo. Pero no dura ni un segundo; se recompone y me mira seriamente, como si no le hubiera dicho nada y como sí le resultará indiferente.
