Eternal gift - Chenmin

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Minseok buscaba con desesperación las cajas de regalo para sus amigos. Llevaba semanas planeando todo. Compró y envolvió cada regalo, incluso buscó diversas formas para decorar las envolturas, desde moños, plumones y stickers. Dedicó noches enteras para que los regalos lucieran hermosos.

—¡Jongdae! ¿Dónde están los regalos de Chanyeol y Jongin? —buscó entre las cajas que estaban sobre el sofá.

—No lo sé, creo que en la repisa.

—¿Y por qué están ahí? —se cruzó de brazos y Jongdae se encogió de hombros—. Sabes bien que no alcanzo la repisa.

—No te preocupes, los bajaré por ti.

—Da lo mismo, tú tampoco alcanzas la repisa.

Jongdae alzó las cejas, abrió la boca ofendido y dio media vuelta para perderse en la cocina. Minseok hizo una mueca, había metido la pata.

—Dae, no fue mi intención —dijo en un tono bajito—. Lo lamento.

Minseok escuchó a Jongdae arrastrar algo por el piso. El castaño llevaba de mala gana una de las sillas metálicas del comedor hasta que se detuvo al lado del mayor. Sin dedicarle ni un vistazo a su novio, Jongdae subió a la silla para alcanzar las cajas de la última repisa.
Minseok observó a Jongdae desde abajo y contempló la maravillosa vista de su trasero. Recordó lo que Kyungsoo había comentado al respecto.

》¿Cuál trasero? Es una tabla《

Minseok rio bajito al recordar el comentario y desvió su mirada hacia la repisa. Jongdae tomó las cajas y se las tendió a Minseok para poder bajar de la silla. Aún mantenía una expresión seria e indiferente en su rostro la cual lo hacía lucir todavía más guapo de lo que ya era.

—Lamento haberte dicho eso —murmuró.

—Nunca dudes de mis capacidades, Minseok.

—No lo hago, es sólo que estoy nervioso por todo esto —hizo un puchero.

—Está bien, tampoco es para tanto —Jongdae sonrió—. Hace un rato estabas revisando todos los regalos, pero... ¿estás seguro de que están todos? —Minseok frunció el ceño.

—Los revisé también esta mañana —murmuró y volvió a contar las cajas—. Sí, están todos.

—¿Hay un regalo para cada persona importante en tu vida? —hizo una mueca e insistió.

—Hay ocho para cada uno de los chicos, dos para tus padres y tres para mis hermanos... sí, están todos.

—Ya veo —murmuró desanimado.

Al parecer, Minseok había olvidado comprar un regalo para Jongdae. El castaño decidió restarle importancia por lo que no dijo nada más. Ayudó a Minseok a subir los regalos al auto y terminó de vestirse.
Justo antes de subir al auto, Minseok lo llamó.

—¿Qué sucede? ¿Sigues molesto por lo de hace un rato? —Jongdae negó—. ¿Entonces?

—No es nada, Minseokkie. Debemos irnos. —Minseok tomó su mano, impidiendo que avanzara.

—Jongdae, no quiero pasar Nochebuena así. Por favor dime qué sucede.

—Olvidaste mi regalo —hizo un puchero y bajó la mirada—. Sabes que no soy un materialista, pero... te esmeraste tanto para comprar algo para los demás y a mi no me compraste nada.

Minseok sonrió enternecido, se acercó a Jongdae y se puso de puntillas para depositar un beso en la frente del castaño. Jongdae alzó la vista y conectó la mirada con la del mayor.

—Te regalé mi corazón, Jongdae. Mi corazón entero. ¿No es importante?

El rostro de Jongdae pasó a ser un tomate maduro y se inclinó hacia el mayor para darle un fuerte abrazo. Minseok hizo una mueca de alivio. Amaba la inocencia y la capacidad de comprensión de su novio, pero lo que había dicho era cierto. Jongdae era la persona más importante en la vida de Minseok y es por eso que había conseguido un regalo que de seguro Jongdae amaría. Ahora, la gran pregunta era ¿en dónde diablos había escondido el regalo de Jongdae? Ojalá se acordara al regresar a casa o si no, estaría perdido.

Warm ChristmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora